El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 18 de octubre de 2011

La auténtica realidad

            Todos los seres humanos vivimos dos realidades diferentes, una interior, la otra exterior. De hecho, bien podríamos decir que, en un principio, somos dos personas en una, con dos personalidades distintas: la que vive los pensamientos y las sensaciones, que es aquello que condiciona la realidad interna de la persona; y la externa, la que interactúa con la vida en función, sobre todo, de sus creencias y programaciones.

            Pero esta segunda personalidad, la que vive la realidad exterior, aun podríamos subdividirla en otras muchas: La realidad como hijo/hija, como padre/madre, como nieto/nieta, como empleado/empleada, como abuelo/abuela, como jefe, como pareja, como amigo/amiga, etc.
            Es claro que la vida es como un gran escenario, en el que vamos representando muchos personajes, y para interpretar cada uno de ellos vamos cambiando nuestro vestuario, o mejor, nuestra máscara.
            Nuestra vida interior, está gobernada completamente por los pensamientos y las sensaciones. ¡Somos lo que pensamos!, decía Buda, y en nuestro interior esa es una realidad completamente cierta. No existe disimulo, ni doblez, ni fingimiento, ni ocultación. Sólo lo podríamos disimular para nosotros, y eso ni pasa, ni es posible. En nuestro interior somos auténticos y, además, afortunadamente, todo lo que sucede dentro de nosotros es inaccesible para el mundo. ¿Te imaginas que pasaría, si todo lo que va pasando por nuestra mente fuera de dominio público? Teniendo en cuenta nuestra inmadurez la vida sería un campo de batalla.
            En el set de rodaje de la vida agoniza la autenticidad de la persona, y aunque toda nuestra actuación exterior está condicionada por parte de esa vida interior y por nuestras creencias, casi nada sale a la luz, el disimulo y la ocultación son constantes. El cambio de máscara es permanente, en función de la realidad que estamos representando, en función de cada uno de nuestros papeles. Podemos, por ejemplo,  estar sonriendo y alabando a nuestro jefe, cuando sabemos que íntimamente le odiamos y desearíamos no tener que soportarlo ni dos minutos.
            Mientras se dé esta dualidad estamos condenados a seguir aprendiendo, una vida tras otra. Nuestro exterior ha de ser un fiel reflejo de lo que pasa dentro de nosotros, pero no se trata, como en el ejemplo del jefe, decirle claramente que es inaguantable, que es lo que realmente pensamos y sentimos. Perderíamos nuestro empleo. Se trata de cambiar el interior. Se trata de no tener un enjambre de abejas locas en nuestro interior. Se trata de buscar la paz y el amor.
            Cuando traspasamos el tiempo, al otro lado de la vida, hacemos un repaso exhaustivo, no sólo de todas nuestras acciones, sino también, de nuestros pensamientos, para pagar o recibir, en posteriores vidas, todo aquello que ha causado daño. En la dualidad, la deuda a pagar es doble, o triple: El pensamiento, el engaño y la acción.
            Sólo se trata de cambiar nuestra autenticidad, cambiando la realidad interior, para que no nos cause rubor el día que todo aquello que pase por nuestra mente sea de dominio público, porque todo lo que habrá entonces será Amor.

lunes, 17 de octubre de 2011

Es posible......

            Es muy posible que ya conozcas toda la teoría sobre cómo ser feliz. Es posible que aunque sepas que el verdadero Amor no está fuera de ti, sigas buscándolo en el exterior. Es posible que mentalmente aceptes que eres conciencia, y que eres total y absolutamente libre. Es posible que sepas que todo es pensamiento, y que cuando la mente se detiene, adviene, casi de manera inmediata, el verdadero conocimiento. Es posible que asumas que eres una especie de exiliado/a que busca, sin saberlo, desesperadamente el camino de vuelta. Es posible que sepas que sólo en el silencio está el conocimiento de ti mismo/a. Es posible que conozcas tu grandeza, porque eres un ser completo. Es posible que creas, acertadamente, que sólo tu mente es la responsable de tu vida: feliz, desdichada, insulsa, insatisfecha, etc., etc.

            Es posible que lo sepas todo y, sin embargo, ¿Qué haces, aparte de lamentarte?, incluso, es posible que sientas en tu interior una especie de insatisfacción, como una semilla que necesita mimos para dar su brote.
            Ayer hablaba del deseo, y decía, en algún momento:”El deseo es el motor de la vida que conocemos”. Es cierto, necesitamos deseo para el impulso inicial, pero una vez en carrera, el deseo ha de desaparecer para disfrutar de la carrera, sin sufrir por el resultado final. Necesitamos deseo para iniciar el camino de la felicidad, del autoconocimiento, del Amor. Necesitamos deseo para poner a trabajar la voluntad.
            Con todo lo que sabes, y con tu deseo de ser feliz, ya sólo te falta ponerte, seriamente, en camino. El viaje merece la pena, es como buscar un tesoro, un tesoro escondido. Nada menos que “tú”, porque tú eres el tesoro, la primera etapa del viaje es encontrarte a ti mismo/a, redescubrir tu esencia, conectar con tu parte divina. Y según vas avanzando, con humildad, en tu camino, este te va a colmar de bendiciones, de dicha, de serenidad y, sobre todo de Amor.
            Más adelante descubrirás que el viaje que has iniciado no tiene final. Que el final es “ahora”, porque siempre es “ahora”, porque el presente es la única verdad, el presente es lo único que existe.
            A veces, puedes viajar por una vía equivocada. Te darás cuenta porque el camino por el que transitas te sigue llevando por la senda del sufrimiento y la ansiedad, no importa, cuando seas consciente del error, sólo tienes que volver al camino correcto. El mismo error ya es enseñanza de ti mismo/a. Además, no hay prisa, el tiempo no existe, recuerda: tu tiempo es “ahora”. Cuando los vericuetos del camino te lleven  a la paz y la alegría, la senda es la correcta, sólo hay que seguirla, el alma, que surge a la luz cuando se ha dominado a la mente, se encarga de dirigir el viaje, y ya puedes caminar tranquilo/a, sin miedo de perderte.
            No esperes más, saber lo que tienes que hacer y no hacerlo, es añadir ansiedad y sufrimiento a tu vida.

domingo, 16 de octubre de 2011

Yo confieso....... mi deseo

            Durante mucho tiempo, mi mayor deseo era traspasar, de manera definitiva, el velo de la vida y encontrarme al otro lado del tiempo, para vivir la sensación de vida sin cuerpo, para comunicarme con todos sólo con el pensamiento, y sólo con él desplazarme, para recordar todas las vidas de mi existencia eterna, para sentir el placer de estar en “casa”, para comprobar la diferencia entre mi amor a los que quedaban en la vida y el amor de los que me encontraba al otro lado, para vivir sin dolor, sin comida, sin cansancio, sin miedo, sin las obligaciones autoimpuestas.

            Ese deseo ha ido disminuyendo: con el trabajo interior, el yoga, la meditación,  la construcción del carácter, y sobre todo con la reflexión. No con la reflexión específica sobre el deseo de traspasar la vida, sino sobre los deseos en general. Es claro: Nuestra vida se relaciona de lleno con los “deseos”. Concebimos la felicidad con la consecución del deseo. Incluso podemos decir que el deseo es el motor de la vida que conocemos. Pero el deseo es insaciable, siempre quiere más.
Dicen los budistas que el deseo atenaza al alma a las necesidades más mundanas y la somete a una búsqueda constante e inútil. Por lo tanto, dicen, debemos liberarnos de deseo para erradicar el sufrimiento. Postulan la existencia de un humano no sujeto a nada, encarnado en la idea del equilibrio absoluto y en la ausencia total de deseo.
Pero……. Reflexiona conmigo sobre lo que significa la ausencia total de deseo. ¿No crees que la ausencia total de deseo sea quietud absoluta, sea felicidad? Reflexiona……..
 Llegado a este punto decidí que ya era momento de erradicar el autoengaño, que me hacia creer que había diferencias entre desear un coche más potente o desear la iluminación. No las hay, los dos son deseos, los dos hipotecan mi alma en la programación de la misma vida, la no consecución de cualquiera de ellos es semilla de sufrimiento, incluso en la insaciabilidad del deseo la iluminación tendría que ser más rápida o más luminosa.
A partir de entonces, he hecho con el deseo de traspasar la vida, lo mismo que con el resto de deseos, “se los entrego a Dios”, Él sabe qué hacer con ellos. Mi ocupación, una vez entregado el deseo a Dios, es disfrutar la quietud, disfrutar la felicidad, disfrutar la vida y amar todo lo que va llegando, que es el verdadero camino que me va a llevar con total garantía al otro lado del tiempo.

martes, 11 de octubre de 2011

Come. reza, ama

            Hoy he vuelto a ver esta película por segunda vez y todo lo que ha fluido después  ha sido un estado de paz y felicidad.

Recuerdo cuando la vi por primera vez, en el cine, en Europa, mientras vivía una vida que ahora me queda  lejana. Entonces todavía creía que, lo que le ocurría a la protagonista eran cosas que apenas sucedían  en la realidad y si era el caso, sólo les pasaba a personas muy especiales y, sobretodo muy, muy valientes.
            Recuerdo muy bien aquel estado de plenitud que parecía inundarme por unos días tras leer un determinado libro o ver  una película o un reportaje de alguien especial. Una  sensación de plenitud y de fe que me hacía soñar y decirme a mi misma ¿Por qué no? ¿Por qué no puede ser posible? Pero apenas era una ilusión efímera que en pocas horas o días se desvanecía al observar  la corriente de mi vida y sintiéndome atrapada en mil y una obligaciones cotidianas. Sólo, de vez en cuando volvía a mi mente el recuerdo de aquel sueño y suspiraba.
Bien pues, hoy, poco más de un año después todas aquellas sensaciones, sueños e ideales que tenía son una realidad que va más allá de cualquier ficción imaginada o creada. Hoy soy la protagonista de la película de mi vida y ya no necesito un libro o una película para soñar, porque hoy,  actúo, siento,  amo y obro en mi vida. Y ese milagro del que estoy hablando es el mío, ahora y aquí, pero también es el tuyo ahora y aquí. En lo que sea que estés haciendo, que estés pensando, que estés viviendo,  tu eres el único y especial protagonista de tu vida.
Quizá tu también hayas visto esta u otra película parecida o leído cualquier libro que te ha hecho suspirar, soñar, creer en “algo” y hasta llorar, ya sabes de lo que estoy hablando. De hecho, todos  alguna vez, sino muchas, compartimos con nuestros  amigos, conocidos y/o nuestra familia lo que nos ha hecho sentir una película y a veces el sueño se hace colectivo. La pena es que a menudo, de una tarde compartida hablando de lo que sentimos, dedicamos un tiempo corto a soñar y demasiado a pisar nuestros propios sueños y el de quiénes tenemos enfrente. Y nos apoyamos en esa tarea como si el hecho de dejar de soñar nos hiciera más auténticos o más realistas.
Que sepas que yo, como tantos, estuve muchos años haciendo lo mismo que tú, hasta decir basta. Y no te creas que seamos muy diferentes. Para nada. Realmente   la única diferencia, hasta hoy, entre tú y yo no es la valentía ni ser más o menos especial. No. La única diferencia es que en una de tantas oportunidades que nos da la vida, un día me atreví a creer que todo era posible. Que era digna de amar y ser amada, digna de sentir por mi misma y no a través de la vida de nadie. Digna de decir sí al abismo de lo desconocido que, en mi interior, ya moraba desde hacía tanto tiempo y me hacía soñar que todo era posible. Sólo fue un entregarme a mi propia vida de manera absoluta, sin reservas, con la certeza que nunca estamos solos.  Y aún una cosa más, tal y como reza una frase de esta película: Muchas veces perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida con equilibrio." Medítalo en tu silencio.
Hoy pues el mensaje de la película ha tenido un eco diferente. Ya no he sentido la vida como un sueño imposible, ya no me he quedado suspirando sabiendo que luego todo “volverá a la normalidad”, ya no ha despertado en mí  una sed impaciente que nos lleva a buscar la felicidad en el lugar equivocado.  Hoy, el mensaje, ha sido la constatación interior que todos estamos en el mismo camino, que todos somos protagonistas de nuestra vida en este planeta, que todos somos únicos y especiales con una misión que cumplir. Y que da  igual cual sea esa misión (cuidar a nuestro padres, a nuestro hijos, buscar trabajo, estudiar, etc.) pues es la tuya. Dependerá sólo de cómo la realices que se convierta en única y especial para continuar abriéndote las puertas de tu felicidad permanentemente.   
Me quedo con uno de los fragmentos finales de ésta película:
“Una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: Si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa como tu casa o viejos rencores, y embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea hacia lo interior o lo exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine, y si aceptas como tu maestro a todo el que te encuentres en el camino, y si estás preparado sobre todo a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada”.
Entrada publicada por Elisenda Julve.  


domingo, 9 de octubre de 2011

El enamoramiento te enseña a Amar

            Sentado en mi espacio de meditación, apareció una reflexión en mi conciencia: ¿Por qué no dura eternamente el enamoramiento?, ¿Por qué algo que en su inicio es tan hermoso, se va diluyendo como el humo con el paso del tiempo, a veces muy poco tiempo, en un porcentaje muy elevado de enamorados?

            Pero ¿Qué es el enamoramiento?: El enamoramiento es, nada más y nada menos, que la aparición del Amor en una persona. El Amor es algo, permitirme la palabra, “espiritual”. La impresión que esa energía espiritual causa en el alma es el enamoramiento.
            El Amor, esa energía espiritual, lleva consigo: afecto, ternura, entusiasmo, cariño, alegría, desapego, felicidad y altruismo, entre otras cosas.
            En el Amor no existe competición, todo es colaboración: la persona procura el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio, y los demás procuran el bienestar de la persona.
            El Amor, el verdadero Amor son dos almas fundidas con Dios. Pero para que se dé esa fusión es imprescindible ascender un escalón en el nivel de conciencia. Acceder desde un nivel de conciencia ordinario a uno más elevado, lo consiguen pocas personas, y menos aún, ya que en la mayoría de las personas que lo experimentan sólo sucede una vez en la vida. ¿La última vida?, Puede ser…………., ya que nuestro objetivo final de vida es aprender a Amar.
Entonces, ya parece fácil saber, o al menos intuir cual es la razón por la que finaliza el enamoramiento.
            El enamoramiento desaparece, precisamente, porque no se sube ese escalón, porque en vez de Amar, sienten algo como “sentimiento de amor”. Sentimiento que bien podría sustituirse por “apego” y “deseo”. Desaparece porque el nivel de conciencia de los enamorados se mantiene en un nivel de conciencia ordinario en la gran mayoría de las personas.
El enamoramiento, por sí sólo, hace que se produzca ese cambio del nivel de conciencia, que se mantenga o no, depende del “ego”. La elevación del nivel de conciencia produce cambios a nivel de percepción: de repente, se comienzan a encontrar significados donde antes no se veían, el encuentro con el ser amado parece un encuentro divino, el sentido de la vista se vuelve más atractivo: da la impresión de que se perciben más y mejor los colores, las texturas, las formas, el mundo es más hermoso. El ingenio se acentúa, y los enamorados pueden sorprenderse con expresiones artísticas que, por momentos, no reconocen como propias; y sobre todo: el ego se disipa. Los enamorados pasan por el mundo como si estuviesen en una película, se olvidan de sí mismos. La vida parece fluir de un modo más suave, se observan coincidencias sorprendentes: es la sincronicidad. La vida se adapta al paso de los enamorados, lo cual refuerza el Amor y contribuye a profundizar aun más en el estado de enamoramiento.
Pero llega un momento, por desgracia antes que después, en que el ego, posiblemente reviviendo experiencias de esta o de otras vidas, no se lo cree, y comienza a aparecer algo que se denomina “miedo”, miedo a que eso no dure, miedo del qué dirán, miedo a perder la libertad, miedo a dar más de lo que recibe, miedo, miedo, miedo. Y es ese miedo el que le gana la batalla, de forma irreversible e inevitable, a la fe creada en torno a la magia de la relación amorosa, que era precisamente la que mantenía el nivel de conciencia elevado. Y el Amor, al volver al nivel de conciencia ordinario, se torna apego, se torna deseo.
La persona deja de ser creativa y se vuelve rutinaria, miedosa y desconfiada. Desde su nuevo punto de vista, en una conciencia disminuida, y debido a que ha olvidado completamente su reciente vivencia en un plano superior de la conciencia,  cree continuar viviendo el amor como amor verdadero, pero ya es simplemente un conjunto muy limitado de emociones. La magia se pierde y lo que antes eran dos almas en una fundidas con Dios, ahora son vacío interior, preguntándose una a la otra: ¿De verdad me quieres?, y ¿Me querrás siempre?
Es más fácil alcanzar la iluminación desde una vida de enamoramiento que desde muchas vidas meditando. La meditación te prepara para el Amor, el enamoramiento te enseña a Amar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Fariseismo

            Esta tarde hemos puesto la tele, y en uno de los canales daban una película titulada “Hotel Ruanda”. Supongo que la habéis visto muchos de vosotros/as, ya que parece ser que es muy buena. Más tarde he leído que estuvo nominada a dos Oscar, aunque no llegó a ganar ninguno. Pues bien, yo no he podido verla. Las lágrimas afloraban a mis ojos prácticamente en cada escena ante tanta brutalidad y desprecio por la vida humana.

La película sólo es una parte de la verdadera realidad, en la que perecieron un millón de tutsis. La paradoja es que esa masacre fue impulsada, y luego permitida por las potencias extranjeras presentes en la zona, que en vez de intervenir y parar la matanza, retiraron sus tropas bajo el pretexto de no injerencia. Por supuesto la ONU, se limitó a redactar alguna resolución que, naturalmente, no fue aplicada.
Las causas de aquella matanza, cómo no, tiene que ver con la posesión de las riquezas naturales del país. Los tutsis, en su mayoría ganaderos, habían sido favorecidos por los colonialistas alemanes, y cuando estos fueron derrotados en la primera guerra mundial, fueron sustituidos por los belgas, que siguieron con la misma política, en detrimento de los hutus. Así, mientras los tutsis recibían una cierta educación y sus jefes eran alzados a puestos políticos, los hutus, agricultores, eran relegados. Se les negaba el acceso a las escuelas, a la enseñanza, y como consecuencia no podían acceder a ningún puesto de cierta responsabilidad. Siendo mayoritarios en el país, eran sometidos por la minoría tutsi que los trataba como a siervos. Incluso los misioneros católicos se dedicaron a adoctrinar a los hutus y a inculcarles el sentimiento de ocupar su lugar mayoritario en el país, que es como bendecir el genocidio.
Los países de Occidente, tan defensores ¿del estado de bienestar?, de ¿los derechos humanos?, de ¿la igualdad?, no intervienen para detener una masacre, en la que sólo muere……… gente pobre, en un país en el que además no podían sacar ningún tipo de provecho, ya que no hay oro, ni petróleo, ni ningún tipo de riqueza. Sólo hay personas, en el que en la actualidad, el 60%  vive por debajo del umbral de pobreza. Si hubieran tenido petróleo o cualquier otro tipo de riqueza, de inmediato los países occidentales hubieran acudido a defender a la población de los desmanes de la otra parte, como está ocurriendo recientemente en Libia.  
¡Cuánto fariseísmo! Con todo el dinero que los países ricos se gastan en guerras, podrían forjar una paz mundial y duradera; con todo el dinero que sus dirigentes gastan en alimentar a sus orondas barrigas con sueldos de escándalo, se podría alimentar a toda la población mundial; con todo el dinero que gastan en casas, jets privados y fiestas, podrían dar cobijo a todas esas personas que malviven en campos de refugiados y no tienen un techo donde cobijarse. Y no hablemos de las riquezas de la iglesia, ¡para qué!
Es seguro que nosotros, (tan concienciados por las desigualdades), concentrándonos en las plazas públicas de las ciudades, no vamos a conseguir cambiar tanta desigualdad. Pero si no lo conseguimos, es porque nosotros, perdonarme, también somos un poco fariseos, ya que después de la concentración o la manifestación, nos vamos a cenar, o al teatro, seguramente cruzándonos en el camino con algún indigente o algún inmigrante, sin prestarle la más mínima atención. Puede que Incluso detengamos nuestras manifestaciones en nuestro periodo vacacional. ¿Cuál es la diferencia con nuestros dirigentes y banqueros? Es posible que solo sea nuestra cuenta bancaria. Piensa en ello.
Y si llegas a alguna conclusión, empieza a actuar. ¡Ayuda!, ¡Hay tanto que hacer! Tenemos que sustituir, para ayudar a los necesitados, nada menos que a los poderes políticos, económicos y religiosos; son caducos, son corruptos, sirven para bien poco.
Además de manifestarnos y concentrarnos, hemos de ofrecer una ayuda real y efectiva, la que no ofrecen nuestros dirigentes, a nuestros hermanos, que no tienen un mal bocado que llevarse a la boca.

Curso de crecimiento interior (4)

Vicios & Virtudes (2)

Para practicar la construcción del carácter hay que dejar de identificarse con el cuerpo físico, hay que dejar de identificarse con la mente; y sólo por eso, por dejar de identificarse con el cuerpo físico y con la mente, ya se activa el desarrollo espiritual.
El cuerpo físico sólo es un instrumento nuestro, no somos nosotros, pero es un instrumento viviente. Posee algo que puede llamarse semiconciencia, tiene hábitos, y algo que se asemeja a una voluntad, de tal manera que puede resistirse a nuestros esfuerzos por cambiar sus métodos.
El primer paso para someter el cuerpo físico a nuestro control es separarnos de él en conciencia, y darnos cuenta de que no somos él, sino que somos su dueño.
Pero esta actitud no se adquiere sólo con pensar en ella. Es el resultado de una disciplina rígida y persistente.
Separarse del cuerpo comporta un  trabajo de cuatro etapas:
-      Purificación del cuerpo.
-      Control del cuerpo.
-      Mantener el cuerpo saludable.
-      Sensibilización del cuerpo.
Los buenos hábitos, es decir, las virtudes, consiguen que se vaya estableciendo el dominio de la inteligencia en la vida del espíritu, es decir, es utilizar la inteligencia. Los vicios dispersan las fuerzas de la persona, mientras que las virtudes las concentran y las ponen al servicio del alma.
Una persona que es perezosa, que tiene el vicio de la pereza, puede fijarse,  propósitos estupendos, pero es incapaz de cumplirlos: su propósito resulta derrotado por la pereza, por la resistencia del cuerpo a moverse. ¡Es imprescindible la voluntad! Voluntad para meditar, voluntad para no juzgar, voluntad para dejar de fumar, voluntad para no comer carne, voluntad para vivir y ser feliz, voluntad para ser cada día mejor, voluntad para amar, voluntad para servir a los demás, voluntad……….., voluntad………., voluntad.
Una persona que tiene virtudes, es decir que tiene voluntad, es libre, es mucho más libre que la persona que no tiene ninguna virtud, ya que es como una hoja movida por el viento. La persona con voluntad es capaz de hacer lo que quiere, cualquier cosa que decida, mientras que la otra es incapaz. La persona que no tiene virtudes, que no tiene voluntad, no decide por sí misma, sino que algo decide por ella.
Pero, ¿qué es una vida de virtud?: La palabra virtud, del latín “virtus”, igual que su equivalente griego, “areté”, significa "cualidad excelente", "disposición habitual a obrar bien en sentido moral".
Para Platón, la virtud es “la perfección del alma”, y para Aristóteles la virtud es una "excelencia añadida a algo como perfección".
La virtud es un hábito, es un hábito mediante el cual potenciamos las cualidades del alma, (inclusividad, amor, alegría y felicidad, participación, soledad, indiferencia espiritual, impersonalidad, desapego, libertad, serenidad, calma interior, responsabilidad, sabiduría e intuición), y como todo hábito requiere un aprendizaje y una repetición; es decir, se requiere voluntad, por lo que bien podríamos decir que la virtud es una cualidad de la voluntad que, además, supone un bien para un@ mism@ y para los demás.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Atajo a la Iluminación

            Todos nacemos imperfectos. Si fuéramos perfectos ya no tendría ningún objeto una nueva vida en la Tierra, porque todo el trabajo estaría realizado y asimilado en vidas anteriores. Nacemos porque todavía tenemos carencias y aprendizajes pendientes. Cada persona tiene sus propias imperfecciones: orgullo, impaciencia, pereza, envidia, miedo, rabia, odio, etc. Pero al final de la eliminación de todas nuestras imperfecciones, y la adquisición de lo que son nuestras carencias, todavía tenemos por delante el aprendizaje más importante: aprender a Amar.

            Podemos trabajar de dos maneras: Por un lado, trabajando cada imperfección, para eliminar esta y adquirir la virtud contraria, que es la carencia. La lentitud o rapidez de este trabajo depende totalmente de la consciencia de la persona. Si esta es consciente de su defecto y de su carencia, el trabajo será rápido, ya que la sola consciencia de la imperfección elimina esta en un ochenta por ciento. Pero el problema estriba en que la persona no es consciente de que ha de eliminar, que ha de aprender, que ha de practicar y que ha de adquirir. No olvidemos que al poco tiempo de entrar en el cuerpo perdemos la memoria de toda la planificación de nuestra vida, por lo que no sabemos qué hemos de hacer, ni para que estamos aquí, y además, cargamos con nosotros, como una pesada losa, todas nuestras acciones, nuestros deseos y pensamientos de vidas anteriores. Esto deja a la persona a merced de su libre albedrio, de su propio pensamiento o de los dictados de su corazón. Dependerá de lo grande que sea la conexión con su corazón, y la desconexión de su mente, que sea más o menos consciente de sus necesidades.
            Pero hay otro camino, podemos tomar un atajo: Podemos ir directamente al aprendizaje más importante: Aprender a Amar. Con la energía del Amor desaparece, de inmediato, la energía del miedo. Pero eso solo es el principio, cuando realmente se Ama, desaparecen todas las carencias y se adquieren de inmediato todas las virtudes.
            Pensar, por un momento, en los personajes que todos admiramos, y de los que leemos su vida y su obra: Su bandera es el Amor, su tarjeta de presentación es la bondad, y su dedicación a los demás es absoluta. No existe en ellos nada parecido a la pereza, a la envidia, al odio o al rencor. Su preocupación no es donde pasarán las vacaciones, ni tener un coche más grande que el de su vecino. Su ocupación permanente es Amar y ayudar al prójimo, sea conocido o no, sea próximo o lejano, sea blanco o negro.  
            Seguramente crees que esto no es para ti porque ya amas suficiente. Puedes hacer tu mismo/a la prueba de cuán grande es tu amor. Si aun existe en tu vida un punto de intolerancia, de orgullo, de incomprensión, de falta de voluntad, de crítica, de envidia, etc., es que no amas lo suficiente. Si encuentras defectos en los demás, si la no consecución de tus deseos te entristece, aún no amas lo suficiente. Si discriminas por la raza, por el idioma, por la religión o por cualquier otra causa, es que no amas lo suficiente.
            Reflexiona en la soledad de tu meditación si amas lo suficiente y cual es el camino que quieres seguir. Pero te aseguro que el atajo del Amor no sólo es más rápido, sino que también es más cómodo. ¡Tú eliges!

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Elegir a Dios

            A veces, tenemos miedo de nombrar a Dios, salvo en los casos en que nos sentimos desesperados y, sustituimos su Nombre por palabras, por grandes palabras como: Energía o Naturaleza, que aunque siendo verdad, sólo expresan una parte de la Verdad.

            ¿Por qué ese miedo?, ¿Por qué esa falta de fe? Cuando sólo con la fe en Dios permitimos que se abra la puerta de su Divinidad en nosotros.
            Dios es la Presencia que se encuentra de manera permanente en el ser humano, y ¿Por qué no da alguna señal, podéis pensar?, ya las da, pero como Él nos ha dado la capacidad de elegir, hemos de desear, verdaderamente, establecer ese contacto. Podemos escoger entre vivir junto a Su Presencia, o vivir en el cuerpo ignorándola. Desgraciadamente casi todos eligen ignorar que somos seres divinos, ignorar que estamos hechos a imagen y semejanza de nuestro Creador, ignorar que somos eternos. Y en esa ignorancia todo son paradojas: tratamos por todos los medios de alargar la vida, cuando somos inmortales; buscamos la felicidad en los lugares más inverosímiles, cuando está en nosotros; pedimos ayuda desesperadamente a Dios en los momentos difíciles, cuando nos la está ofreciendo a manos llenas. Él siempre nos habla y nos envía señales, pero… ¿Mantenemos el suficiente silencio para escucharle?, ¿Permitimos la entrada de Sus señales a través de la puerta de nuestro corazón cerrando la puerta de la mente? Nuestra mente es una jaula de grillos, es imposible escuchar nada ¿Podemos escuchar el canto de un pájaro con los cascos en nuestros oídos escuchando música a todo volumen?
Percibir las señales de Dios es muy sencillo, sólo hay que permanecer en silencio, sólo hay que atravesar el espacio que existe entre nuestro pensamiento y nuestra sensación, sólo hay que aparcar el pensamiento y centrar la atención en el corazón. Ahí vive Dios en nosotros. Y para llegar no vale escuchar discursos llenos de amor, ni asistir a misas donde se hable de Dios. El ser humano ha de encontrar a Dios en solitario. Sin embargo, así como no vamos a salir en la búsqueda de un tesoro si no se sabe que existe, hemos de tener el pleno convencimiento de que Dios habita en nuestro interior para establecer contacto.
            La vida es una escuela en donde cada persona elige las materias a estudiar. Dios dejó que cada uno de nosotros eligiera libremente sus asignaturas. Pero al final de la “carrera” hay una tesis obligada: “Encontrar a Dios”. Para la realización de la tesis no está establecido que haya que estudiar una vida o miles de vidas, se puede encontrar a Dios en un instante, o se puede tardar una eternidad. Mientras no encontremos  a Dios en nosotros, permaneceremos en la vida repitiendo curso una y otra vez. ¡Que pesadez!, ¡Que aburrimiento!,
¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero somos tan……… que son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen  enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad.  Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Pide, ofrece, bendice y agradece

            Esta entrada de hoy, es para aquellos que creen en Algo superior a ellos/as, ya sea Dios, Jesús, Buda, Mahoma, La Virgen Maria, Saint Germain, Krishna, la Naturaleza, la Energía, etc., etc. Si crees que no hay nada antes, o más allá de la vida, no es necesario que sigas leyendo.

            Aunque………., no, espera, porque es posible que creas que seas agnóstico/a o sencillamente ateo/a y, puede ser que no lo seas. ¡Compruébalo primero!
            ¿Qué ha ocurrido cuando te has encontrado ante una situación, que a tu entender era límite?: El pago de una cantidad importante sin tener liquidez en tu cuenta; perder de vista a tu hijo en medio de una muchedumbre; la comunicación de un diagnóstico grave a un familiar muy allegado; etc. ¿Qué es lo primero que has hecho?, ¿No has pedido ayuda o suplicado a Alguien, o incluso has renegado de ese Alguien? Pues si te ha ocurrido eso, lamento decirte que aunque sea en tu subconsciente, si crees en Algo. Si es así, esto también es para ti.
            Personalmente creo que hasta los científicos más agnósticos, no lo son, y creen en Algo, allá en el interior de su subconsciente, y es normal, ya que en ese subconsciente profundo subyace la verdadera identidad del ser, y en los momentos de angustia, esa identidad llama con desespero a su Creador.
            Lo que te propongo hoy aquí, es algo muy fácil de hacer, pero muy difícil de mantener en el tiempo. Se trata de controlar a tu mente el mayor tiempo posible de tu día. Es difícil, sobre todo al principio. Pero siempre hay una primera vez para cada cosa y, cualquier nueva actividad requiere atención, mucha atención, y más si esa actividad es controlar a tu pensamiento.
            Recuerda la primera vez que te sentaste al volante de un coche, o subiste en una bicicleta, o entraste al gua para aprender a nadar, o bañaste a tu bebé por primera vez. Requería de toda tu atención. La diferencia estriba en que esas actividades tenían una duración determinada en el tiempo, y lo que yo te voy a proponer dura veinticuatro horas un día tras otro.
            Se trata de “pedir ayuda”, “ofrecer los beneficios”,  “bendecir” y “agradecer” a esa Entidad en la que crees consciente o inconscientemente, todas y cada una de tus actividades.
            Comienza en el momento en que abras los ojos por la mañana y recuperes la conciencia después del sueño:
-          Da las gracias por nacer al nuevo día que tienes por delante, haga frío o calor, tengas un duro día de trabajo rutinario o un día de asueto.
-          Pide ayuda para todas las actividades que vas a realizar en ese nuevo día.
-          Bendice las actividades del día.
-          Y ofrece los beneficios de todas esas actividades.
Y después, de manera individualizada, hazlo para cada nueva actividad, pero no para aquellas que consideres importantes, sino para “todas las actividades”: Ducharte, secarte el pelo, afeitarte, vestiste, desayunar, tomar el autobús, fichar en la oficina, llevar al niño al cole, atender a cada cliente, hacer la comida, comer, etc., etc., etc.
Eso supone que durante todo el día vas a estar conectado/a a esa Entidad en la que crees: Pidiendo ayuda, dando gracias, bendiciendo y ofreciendo.
¿Cómo?: No hay que hacer un rosario, puedes decir sencillamente en tu interior: (Si la Entidad en la que crees es, por ejemplo, Jesús), imagina el momento del desayuno:
-          Jesús, te doy gracias por esta comida.
-          Te ofrezco los beneficios que vaya a producir en mí, para que nadie pase hambre en el mundo.
-          Bendigo estos alimentos con Amor.
-          Pido tu ayuda para que estos alimentos mantengan mi cuerpo fuerte, sano y saludable.
Si quieres ampliar más, puedes hacerlo.
Y mientras desayunas, siente la energía que te invade. No lo estropees pensando en lo que pasará después del desayuno o en el trabajo.
Ojo, no te estoy diciendo que no tengas una programación, esta ha de existir, tu día tiene que tener una organización, pero cada actividad tiene su momento. Cuando desayunas no has de pensar en el coche, y cuando estás conduciendo no has de pensar en el trabajo. Que cada actividad merezca toda tu atención, como si fuera la primera vez que la realizas. De hecho, cada actividad es nueva y única, ya que cada día es nuevo y distinto al anterior, incluso tú también eres distinto/a, no tienes las mismas células de ayer.
Todo esto ¿Por qué? No nos han soltado y nos han dejado en la vida sin más. Tenemos una legión de ayudantes que están permanentemente con nosotros para ayudarnos en nuestra tarea, y recuerda que nuestra tarea no es estar ocho horas en la oficina, o hacer la comida, o pasear al perro. Nuestra verdadera tarea es:
-          La enseñanza que de eso se desprende.
-          Pagar nuestras deudas o recibir lo que nos deben nuestros deudores, (Karma).
Si todas las tareas las haces desde el cuerpo y desde la mente, tus ayudantes no pueden contactar contigo. Ellos están ahí para ayudarte en tu “verdadero trabajo”, y el trabajo realizado desde la mente sólo es ilusión.
Agradecer, pedir ayuda, ofrecer y bendecir, te desliga del cuerpo, te acerca a tu interior, incrementa tu vibración y te pone en disposición de recibir, abriendo la cancela para que tus ayudantes puedan entrar de lleno en tu energía. Y no sólo eso, sino que en ese momento no estás generando vibraciones negativas con los pensamientos habituales: “no puedo”, “no sé”, “no tengo”.
Trabajar desde el cuerpo cierra tu campo energético, y tus ayudantes, por mucho que lo intenten, no tienen acceso a ti. Es como aquel que quiere que le toque la lotería y no compra los boletos. Hay que poner los medios para que se den las oportunidades, o lo que es lo mismo: A Dios rogando y con el mazo dando.
Yo sé que es difícil porque estoy en tu mismo camino. Es posible que el primer día lo hagas por la mañana, y en algún momento que te acuerdes, de tal manera que si se computa el tiempo que has estado trabajando en eso, puede ser que no pase de dos o tres minutos. Es igual, no sufras, ayer no hiciste ni esos dos minutos de comunicación con tu Ser. Insiste mañana, y harás cuatro minutos, y cinco al día siguiente, y así sucesivamente.
Los resultados merecen la pena. No te hablo de lo escrito en un libro. Te cuento mi experiencia: La sensación de paz y serenidad es infinita. Los acontecimientos fluyen con una facilidad, que, al menos a mí, me dejan perplejo, las sincronicidades son permanentes, hasta las personas con cara de palo, se transfigurarán en tu presencia y, la sensación de “que todo está bien” es permanente sin que te lo tengas que plantear.
Es posible que algunas cosas no salgan, como tú, desde el cuerpo y desde la mente habías planificado, no sufras, sólo es que eso no lo tenias que hacer, o no lo tenias que hacer en ese momento, o de esa manera. Todo sigue estando en su sitio. Siempre ocurre lo mejor para ti cuando trabajas desde el alma. Cuando trabajas desde el cuerpo, simple y llanamente estás desperdiciando tu vida.
Pide ayuda, ofrece, bendice y agradece. No esperes más, no tengas dudas, si algunos podemos, ¡Tú también!

viernes, 16 de septiembre de 2011

Preocupaciones

            Terminaba el lunes pasado, en la entrada de ¿Qué es la mente?, diciendo que mañana hablaríamos de la preocupación. Pero vivo tan feliz y tan despreocupado de casi todo, que durante toda la semana al sentarme delante del ordenador, preparaba lo que llegaba a mí en ese momento, o lo que llegaba durante mi meditación, sin ocuparme, ni, por supuesto preocuparme de mi palabra. Pero hoy me lo han recordado, y aquí estoy, tratando de escribir sobre las preocupaciones.

            ¿Cómo definir una preocupación? Podríamos decir que una preocupación es el proceso de repetir la misma línea de pensamiento una y otra vez, con ligeras modificaciones, sin llegar a un resultado determinado; y, a veces, sin ni siquiera buscarlo.
            Incluso la misma palabra la define: Pre-ocupación, es decir, ocuparse antes de tiempo.
            La mente no quiere perder el control, y para eso necesita estar siempre trabajando. Una buena manera, para ella, es sacar un tema a la luz, y darle vueltas y más vueltas. Por supuesto que no quiere llegar a ningún resultado, ya que entonces se acabaría lo que ella considera su control. Y la persona, que normalmente carece de voluntad y de carácter, no puede enfrentarse a ella, ya que ni siquiera sabe, en la inmensa mayoría de los casos, que está siendo dominada por la mente.
El resultado de esto, es una persona preocupada, dándole vueltas al mismo tema de manera permanente, hablando a todo el mundo de “su problema”, “de cómo puede ser”, “de lo infeliz que se siente”, “de lo injusta de la vida”, etc., etc.
Recuerda: “Somos exactamente lo que pensamos”. ¿Qué será entonces una persona imbuida en una misma línea de pensamiento permanentemente? Pues será lo que su mente la va presentando: Será un reflejo de su preocupación.
Pero recuerda más: Energías de la misma calidad se atraen, con lo cual, la persona está atrayendo a su vida, justamente aquello que ocupa su mente una hora tras otra. Está diseñando su vida con su preocupación.
¿Qué hacer? Lo primero ser consciente del dominio que la mente está ejerciendo, y una vez consciente, es momento de ponerle remedio.
La  mejor manera de deshacerse de un canal de preocupación, es llevar a la mente el pensamiento opuesto. En ese momento, la persona, está utilizando “su voluntad”, está “fortaleciendo su carácter”, está “tomando las riendas de su vida”, está “comenzando a andar el camino de la felicidad”, está “tomando fuerzas desde su interior”, está “acercándose a Dios”.
Pero, a veces, no se sabe muy bien cuál es el pensamiento opuesto al pensamiento de la preocupación, e incluso aunque se sepa, puede ser difícil mantener el pensamiento contrario. Por ejemplo: El canal de preocupación de una madre, puede ser producido por que el niño no estudia lo suficiente y no va a superar el curso. ¿Cuál es el pensamiento contrario?, ¿pensar que el niño es muy listo y estudia mucho?. Si, ese es. Pero la realidad va a golpear a la madre, ya que el niño va a seguir sin estudiar, además la madre va a atraer, debido a su preocupación más desidia y menos ganas de estudiar para su hijo. Entonces ¿qué? Lo que ha de procurar la madre, además de todas las acciones que haya puesto en marcha para que el hijo estudie, es sacar la preocupación de la mente, y lo mejor, ya que el pensamiento contrario es difícil de mantener, es reflexionar en meditación sobre un pensamiento mucho más grande tal como: Yo Soy Paz, Yo Soy Amor, Yo Soy Alegría, Yo Soy el Alma. Y no solamente en meditación, se puede mantener ese pensamiento a lo largo de todo el día.
A medida que se va reflexionando, la Paz, la Alegría y el Amor van a envolver a la persona, con lo cual va a ir desapareciendo cualquier tipo de preocupación.
Porque no solamente hay que dominar a la mente para aprender a pensar, sino también  hay que aprender a dejar de pensar a voluntad. Dejar de pensar a voluntad se consigue cuando la persona lleva la atención a su interior.
Todo esto es mucho más fácil meditando. La meditación es lo contrario a la preocupación, ya que meditar es dirigir a la mente concentrada y fijamente, a cualquier objeto. Y ¿qué mejor objeto que la paz, el amor y la alegría?


martes, 13 de septiembre de 2011

El poder de elegir

            Todo en nuestra vida es elección. Elegimos los estudios, el trabajo, el tipo de vida que queremos llevar, elegimos la soledad o la compañía, elegimos con quien compartir nuestra vida, elegimos……, elegimos…….. Eso sí, siempre dentro de nuestras posibilidades, posibilidades que ya han sido elegidas por nosotros antes de venir a la vida.
Es muy posible que a la hora de elegir no estemos seguros de a donde nos va a llevar ese camino, pero a pesar de todo, tenemos que elegir. Al final, todos los caminos conducen al mismo Destino.
            Sin embargo, hemos de tener en cuenta que las elecciones no se toman con palabras, sino con acciones. De nada vale decir, escojo ser feliz. Lo que realmente vale es ponerse en camino de inmediato para llegar a esa felicidad.
            Los animales tienen un abanico de alternativas muy pequeño, actúan por instinto y a la llamada de la Naturaleza. Pero nosotros no, nosotros tenemos libre elección. Nuestra vida representa un ejercicio de ese poder de elección, y nuestro destino está determinado, por las decisiones que estamos tomando ahora mismo.
Libre elección quiere decir que podemos escoger abrazar las Leyes que están en lo más profundo de nuestra intuición, o podemos dejar que los impulsos, miedos y hábitos, dirijan nuestra vida.
Las decisiones son dirigidas: O por la mente consciente que casi siempre elige el miedo, la pereza, los hábitos; o por la sabiduría del subconsciente que tiene muchas más información de la que la mente consciente puede acceder.
            Todo lo que podemos hacer es tomar las mejores elecciones posibles dentro de nuestro grupo particular de circunstancias, elecciones hacia la vida, hacia el amor, hacia el servicio, hacia la conexión. No importa lo que la vida nos presente, siempre podemos escoger como responderemos interiormente: Podemos resistirnos, lamentarnos y maldecir el destino, o podemos hacernos cargo y abrazarlo, fluyendo y expandiéndonos para vivir el momento.
            Puede ocurrir, que habiendo olvidado que tenemos el poder de la elección, nos sintamos atrapados en una relación, en un trabajo, en la vida o por ciertas circunstancias; y las cosas se han de poner muy mal hasta que se encuentra el deseo, el coraje, y el respeto personal para tomar nuevas decisiones. A NO SER QUE SEAS CONSCIENTE DE QUE TIENES EL PODER DE DECIR NO, NUNCA PUEDES VERDADERAMENTE DECIR SI, A TUS RELACIONES, A TU TRABAJO, A TU VIDA, A CUALQUIER COSA.
            No tienes que esperar para hacer cambios positivos y poderosos. No tienes que ir al trabajo, no tienes que ir a la guerra, no tienes que estar casado o tener hijos, o actuar como otra gente espera o desea. No tienes que hacer nada. Simplemente reconocer que cada acción o inacción, y tú voluntad para aceptar esas consecuencias, te da el poder y la libertad para escoger quien eres, dónde estás y que harás. Es entonces cuando la vida pasa de ser una obligación a una oportunidad maravillosa. Es entonces cuando los milagros ocurren.
            El milagro de elegir, es el milagro de crear la vida. No has de preguntarte si estas en el camino adecuado, con la persona correcta, o haciendo el trabajo adecuado; no, elige, vive cada día por elección, y vívelo al máximo.
            Elegir significa dejar alguna cosa que quieres por otra que quieres más.
            En vez de quejarte, elige.

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Qué es la mente?

            La mente, no es nuestro cerebro, ni se encuentra en ningún lugar de nuestro cuerpo físico.

Alrededor de nuestro cuerpo físico, se encuentran una serie de cuerpos energéticos, que rodean al cuerpo. El tercero de esos cuerpos es el cuerpo mental.
El Cuerpo mental es un vehículo, por medio del cual el Yo Superior se manifiesta como intelecto concreto, en él se desarrollan las funciones de la mente, incluso la memoria y la imaginación, y en etapas sucesivas de la evolución del ser humano, en la vida fuera del cuerpo, sirve al ser como vehículo separado y distinto de conciencia, por cuyo medio puede vivir y actuar completamente independiente, tanto de su cuerpo físico como del astral. Pero vamos a dejar ahora la vida fuera del cuerpo, no es lo que nos interesa.
            La forma del Cuerpo Mental es ovoide, pero su materia no está distribuida de manera uniforme dentro del ovoide, ya que en el centro de este se encuentra el cuerpo físico, que atrae fuertemente a la siguiente capa que es el cuerpo astral, que a su vez atrae con fuerza a la materia mental, que es la siguiente capa.
            Las partículas del Cuerpo Mental están en movimiento incesante y cambian constantemente. Sin embargo, a pesar del movimiento intensamente rápido de las partículas mentales entre sí, la organización del Cuerpo Mental es todavía algo floja y suelta.
Hay en el mismo ciertas estriaciones que lo dividen en segmentos más o menos irregulares; cada uno de estos segmentos corresponde a determinada sección del cerebro físico, de manera que cada clase de pensamiento actúa a través de la debida porción.
En la persona ordinaria el Cuerpo Mental está desarrollado de una manera imperfecta; hasta el punto que, en muchas, no están todavía en actividad gran número de secciones especiales; de tal manera que los pensamientos pertenecientes a esas secciones todavía imperfectas, han de fluir por algún otro canal, (inadecuado), que esté abierto; en consecuencia, tales pensamientos se expresan torpemente y de manera incomprensible.
Los buenos pensamientos hacen vibrar la materia más fina del cuerpo, la cual, en virtud de su gravedad específica, tiende a flotar en la parte superior del ovoide; en cambio, los malos pensamientos, avaricia, egoísmo, son siempre oscilaciones de materia más grosera, la cual tiende a gravitar en la parte inferior del ovoide.
En consecuencia, la persona corriente, quien, con frecuencia, cede a este tipo de pensamientos, expande la parte inferior de su Cuerpo Mental y presenta la apariencia de un huevo con su porción más abultada abajo.
La mayoría de las personas son incapaces de separar al hombre de la mente; en consecuencia, para ellos, el Yo Superior que buscan es la mente.
El acto de tener un pensamiento concreto pone en vibración el cuerpo mental. Esta vibración se transfiere a la materia astral de la persona, desde aquí afecta a las partículas etéricas del cerebro, y por medio de estas, pone en acción la materia gris más densa del cuerpo físico.
Todos estos pasos son los que se realizan para que un pensamiento se convierta en conciencia activa en el cerebro físico.
            El cuerpo mental de la persona media está, en la actualidad, mucho menos desarrollado, relativamente, que los cuerpos astral y físico. Una persona normal, en el estado presente de la evolución, se identifica con la conciencia del cerebro. Se siente,  como “yo”, sólo en el plano físico. Por lo tanto, el plano físico es el único mundo real para él; todos los fenómenos de conciencia pertenecientes a los planos astral y mental son los que llama “irreales” e “imaginarios”. Los considera creados por su propia imaginación y no como resultado del impacto de los mundos externos sobre sus cuerpos astral y mental. Es un bebe en cuanto a evolución.
Pero en los seres más altamente evolucionados, el centro de la conciencia está en el cuerpo mental, actuando desde ese mundo mental; de manera que son impulsados más por ideas que por sensaciones.
            La vida física afecta al mundo mental. Los alimentos y bebidas más vastos tienden a producir un cuerpo mental tosco. La carne, el alcohol, el tabaco, y cualquier droga, son perjudiciales a los cuerpos físico, astral y mental.
Al cuerpo mental de la persona le afecta el ruido fuerte, agudo o repentino. El cuerpo mental de la persona es afectado por casi todo el ambiente que le rodea. Libros, porque son formas de pensamiento muy potentes, cuadros, cualquier cosa colgada de las paredes, los colores de los objetos que le rodean.
El pensamiento en nosotros, es el que actúa, el que crea y cumple los decretos de la voluntad. La persona puede crear en sí misma cualquier cualidad deseada, mediante pensamiento sostenido y concentrado, mediante la meditación.
Pero la mente de la persona que es incapaz de eliminar vacilaciones y que deja sus problemas sin resolver, no puede alcanzar concentración ni meditar.
La materia mental, igual que cualquier otra, está sujeta a las leyes de hábito, y es posible entrenarla mediante práctica constante, hasta que se habitúe a quedar estable, para de esta manera, poderla moldear a voluntad y convertirla en un sirviente obediente del verdadero ser.
El mejor medio y más rápido para dominar la divagación de la mente es, sin duda, el empleo de la voluntad.
            El poder de concentración se puede adquirir en la vida cotidiana, enfocando toda nuestra atención sobre lo que hacemos; poner en ello todo nuestro poder y ejercitarlo lo mejor que sabemos. ¡Ojo, ya estamos hablando de meditación!
No debería pasar un solo día, sin practicar ejercicios para la mente, ya que sólo mediante el ejercicio se fortalece; el abandono significa siempre debilidad y, con el tiempo, atrofia. Es como cualquier músculo, si lo ejercitas se fortalece.
Mañana hablaremos de cómo eliminar las preocupaciones, mientras tanto, enfoca tu atención en lo que realizas, es la mejor forma de dominar a la mente.
Basado en “el cuerpo mental” de Arthur Powell.