El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 4 de mayo de 2016

Fui a mi clase de yoga y me encontré con Dios

Encomiéndate a Dios de todo corazón,
que muchas veces suele llover sus misericordias
en el tiempo que están más secas las esperanzas.
Miguel de Cervantes

Son millones las personas que en la actualidad se encuentran desarrollando algún tipo de trabajo, llamémosle de crecimiento, aunque posiblemente muchas de ellas no lo califiquen así, bien sea porque su único objetivo es mantener un nivel adecuado de estrés, o encontrar la paz, o mantener una salud óptima, o adelgazar, o mejorar las relaciones con su entorno, o vaya usted a saber las razones por las que cada persona comienza a hacer yoga, a meditar, a leer, o a asistir a cursos, charlas y conferencias, que tratan de esa otra parte del ser humano que no se ve, pero que no solo dejan a la persona con una serenidad especial, sino que la permiten moverse por el mundo con una fuerza emocional desconocida.



         Pues aunque no lo sepan, están creciendo, están madurando, están fortaleciendo su carácter, están expandiendo su conciencia, o lo que es lo mismo están comenzando a realizar el trabajo para el que han venido a la vida: conectarse con su alma y comenzar a vivir desde el corazón. Muchos serán conscientes al cabo de cierto tiempo, otros puede ser que nunca. Pero es igual, aunque se realice el camino con los ojos vendados se avanza en el camino, ya se quitarán la venda cuando sea el momento.


         Pero aún hay más, con los ojos vendados, o sin venda en los ojos, creyendo que están creciendo en conciencia o solo liberando su estrés, avanzando rápido o caminando a paso lento, se van a topar con Dios. Lo sepan o no, crean en Él o no, ahí está, porque Dios les envuelve y su crecimiento no es más que comenzar a vibrar de manera más sutil, no es más que ampliar su campo energético, no es más que agrandar sus chakras, no es más que sustituir sus energías sucias, lentas y pesadas por otras energías más limpias, brillantes y luminosas, acercándose, sin ellos saberlo a la Energía Divina. 


sábado, 19 de marzo de 2016

La espiritualidad y los niños

         ¿Serian necesarios tantos libros de autoayuda, tantos cursos de crecimiento personal, tantos tipos de terapias de sanación o tantos gurús, si ya fuéramos conscientes de quiénes somos y de qué es lo que significa la vida? Seguramente no. Y no serian necesarios porque tendríamos nuestra divinidad, no solo impregnada en nuestro ser, que lo está de nacimiento, sino también asumida.

         A base de lecturas, de cursos de crecimiento de todo tipo, de clases de yoga, de meditaciones y de terapias, la inmensa mayoría de nosotros, llegamos a aceptar esa divinidad, aunque no lleguemos a entenderla y mucho menos a integrarla, porque integrar la divinidad supone vivir desde el alma, y vivir desde el alma supone vivir el Amor, y vivir el Amor supone no volver a la vida. Y esto no parece que lo hayamos alcanzado.

Sin embargo, a pesar de no integrar ese conocimiento en nuestra vida, podríamos aprovechar, al menos, la aceptación de esa divinidad para ahorrar un camino importante, en algunos casos un camino de varias vidas, a nuestros niños.

No podemos cambiar a la sociedad que es la única responsable del sufrimiento del ser humano, pero si podemos cambiar a nuestra sociedad más cercana, familiares y amigos, y sobre todo enseñar a los que se inician en el recorrido de la vida, nuestros niños, para que crezcan con una nueva manera de entender de vida.



Ahorraríamos mucho tiempo, mucho sufrimiento y muchas desilusiones a nuestros niños si desde la cuna fueran conscientes de su divinidad, de su inmenso poder de creación, de la razón de la vida, de su origen y de su destino, de su unión y de su hermandad con el resto de seres, y sobre todo del poder del Amor.

No podemos cambiar a los que dirigen nuestros países fomentando la violencia, buscando enemigos, inventándose guerras y matando inocentes, porque aunque parezca que les elegimos nosotros no es así, los coloca el gran capital que es quien realmente mueve los hilos de las marionetas que nos gobiernan, pero si podemos inculcar la grandeza de la paz en los niños, la grandeza de la vida, el ahorro de dinero en armas y ejércitos que podría revertir en educación, en alimentación, es sanidad. Para eso tenemos que desterrar las televisiones, ignorar los juguetes que generen violencia y cubrirnos nosotros los adultos con el manto de la paciencia, de la tolerancia, del respeto y del amor para el trato con los niños.

No podemos cambiar a los fariseos que dirigen nuestras iglesias, fomentando la intolerancia, fomentando el desprecio y el maltrato a las diferencias, fomentando la desunión y el terror hacia Dios, pero si podemos enseñar el amor a los niños, enseñarles a respetar absolutamente a todos, sin distinción, enseñarles que significan igualdad y hermandad, enseñarles a practicar la amabilidad y la ecuanimidad, enseñarles a buscar a Dios en su corazón, y para todo esto tenemos una herramienta fundamental: El ejemplo.


Aprovechemos lo que nosotros, ya de adultos, estamos aprendiendo para ahorrar a nuestros niños el sufrimiento al que les abocamos con las enseñanzas tradicionales de nuestra sociedad, e incluso, paradójicamente, con nuestro propio mal ejemplo, y enseñémosles el camino de su espiritualidad desde la más tierna infancia. 

martes, 4 de agosto de 2015

Yoga espiritual


            Del Yoga ya está prácticamente todo dicho, y no dicho por cualquiera, sino por grandes maestros, de los que empezamos a tener constancia escrita aproximadamente doscientos años antes de Cristo. Me refiero a Patanjali y sus Yogasutras, que es un  verdadero sistema filosófico, que describe el Yoga, su concepto, su sabiduría y su enseñanza.
            Es posible que hoy, en las primeras décadas del siglo XXI, se encuentren un poco lejos de nosotros, no solo Patanjali, sino sobre todo sus enseñanzas, y también es posible que esa lejanía nos haya llevado a ver de manera distorsionada o desenfocada lo que significa el Yoga.
            Con el Yoga está pasando lo mismo que con cualquier otra faceta de la vida, bien sea política, social o religiosa. Me explico: Religiones hay casi tantas como personas, aunque cabría preguntarse, si Dios es Uno y la Verdad es Única, ¿Por qué tantas religiones?, y la respuesta llega de inmediato, porque no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. En política pasa igual, lo mismo da que sean regímenes dictatoriales que democráticos. Si el objetivo de cualquier político es que sus conciudadanos vivan cada vez mejor, ¿Para qué tantos experimentos, tantos partidos políticos o tantos caudillos?, pues porque, como la religión, no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. Con el Yoga ocurre lo mismo: el Yoga hoy es otro negocio y de él también tiene que vivir mucha gente.
            Pero de igual manera que a los representantes de las religiones se les ha olvidado, si es que alguna vez lo tuvieron claro, que están para enseñar la palabra de Dios, y que la palabra de Dios solo es Amor; y a los políticos se les ha olvidado, que están para servir a sus conciudadanos, y no al revés, a los que enseñan Yoga se les ha olvidado también algo que proclaman, que el Yoga es unión, la unión del hombre con Dios.   


            Y como está olvidado el objetivo del Yoga, se venden migajas: Que calma la ansiedad, que reduce el estrés, que mantiene la elasticidad del cuerpo, y un sinfín más de beneficios, que sí que son beneficios y que van muy bien para aliviar de sus innumerables problemas al ser humano actual, tan separado de Dios, tan pegado a la materia y a lo material, pero que no dejan de ser migajas  comparado con el real y auténtico objetivo que es el banquete con que homenajea Dios a los que se sientan a Su mesa.
            Recuerdo mi primer contacto con el Yoga: Llegué a él como todos, por un exceso de estrés, y me gustó, y al cabo de poco tiempo me inscribí en un curso para ser profesor de Yoga. En la publicidad del curso había algo que llamó poderosamente mi atención: Uno de los objetivos del curso era el despertar de la Kundalini.
            ¿Cómo me vendieron entonces la energía Kundalini?, pues me la vendieron como se sigue vendiendo aun hoy día: Que la energía Kundalini es una energía dormida en el cuerpo humano, y que cuando el ser humano consigue despertarla alcanza la Iluminación y ya no vuelve a encarnar nunca más.
            Para mí fue definitiva tal publicidad. Yo no quería ser profesor de Yoga para enseñar Yoga, a mí, que era un apasionado por lo que hay al otro lado de la vida y como consecuencia de la muerte, algo como la Kundalini, que me iba a permitir no tener que volver a encarnar era la panacea buscada desde mis primeras lecturas.
            Pero como soy bastante curioso comencé a observar a profesores de yoga y guías de meditación que iba conociendo. Yo creía que todos los que ya eran profesores de Yoga ya tenían despierta la Kundalini, por la sencilla razón de que si me la iban a despertar a mí, en ellos ya estaría. También pensaba, posiblemente influenciado por mis lecturas, que quien está en su última vida ya está tan próximo al otro lado que sus actuaciones en la Tierra debían ser las de un ser que fuera todo Amor, y observaba que esos profesores de Yoga no actuaban como seres de Amor, sino que eran seres humanos normales que podían engañar, manipular, ser críticos e intolerantes, en fin, no parecían un buen ejemplo de seres de Amor.
            Por supuesto que en el curso no se me despertó la energía Kundalini, porque ya la tenía despierta, como la tienen tantos y tantos profesores y practicantes de Yoga, pero también, tanta y tanta gente que desconocen lo que es el Yoga, pero si conocen a Dios, y que actúan comportándose como quien son, como Hijos de Dios. Porque no es necesario hacer Yoga para que se despierte la Kundalini y alcanzar la Iluminación, o ser vegetariano, o acudir a misa los domingos. La espiritualidad, como el Amor se ha de buscar en el interior de la persona, no en centros especializados, no en la cocina, no en las iglesias.
            Como no sé si todos los que se asoman a esta ventana están familiarizados con la energía Kundalini, y si todo el conocimiento que tienen son las cuatro frases deslavazadas que les pudieran haber contado, les remito a dos entradas de este mismo blog, con el título de “Kundalini I y II” del mes de Junio del año 2011.
            También es cierto que el ser humano en la actualidad vive en la periferia de todo, pero sobre todo vive en la periferia de su propia voluntad, lo que le hace incapaz de adentrarse en nada realmente serio si eso no comporta algún beneficio material, por lo que las migajas que se reparten hoy día en la inmensa mayoría de las enseñanzas de Yoga, ya les va bien, tienen suficiente, ya que algo más que migajas posiblemente les atragantaría y les causaría indigestión.
            Pero el Yoga es mucho más que posturas, más o menos intensas, más o menos complicadas, es mucho más que acrobacias, es mucho más que mudras y es mucho más que mantras. El Yoga es una manera de vivir en Dios, es una manera de vivir para Dios, es una manera de vivir por Dios, es una manera de vivir con Dios.
En el mundo de hoy existe un gran sentimiento de frustración, de desilusión y de profundo desencanto. Las Iglesias del mundo, sea cual sea particular y típica presentación de la Verdad divina y por elevados y trascendentes que hayan sido los Guías espirituales que las inspiraron en el pasado, han fracasado totalmente en su intento de evocar Amor en los corazones de sus fieles y creyentes. Fracasaron también los sistemas políticos, económicos y sociológicos en su intento de crear óptimas situaciones sociales. De la misma manera que está fracasando el Yoga como vehículo de unión con Dios.
En la época de la globalización, de las grandes uniones, no parece que les quede mucho tiempo de éxito a las mini religiones, a los mini estados, a los mini yogas. Es momento de un estado global, de ese estado que luche por todos y cada uno de sus componentes para que ninguno sufra los estragos del hambre. Es momento de una religión global, de la religión del Amor, la religión que se practica, y que no se enseña. Es momento del Yoga, que por ponerle un nombre le llamaría Yoga espiritual, el Yoga que enseña a sus integrantes el camino para sentarse con pleno derecho en el banquete de Dios, en el que por supuesto van a encontrar cura para sus problemas físicos, mentales y emocionales, pero no gracias al Yoga, sino que va a ser algo que van a conseguir ellos mismos a través de su comunión con Dios.
            Visualizo ese Yoga espiritual como algo más centrado en el corazón que en la postura, más que en la acrobacia, más que en la resistencia, más que en la intensidad, más que en signos externos, más que en sufrimientos, más que en privaciones, más que en dolor. Si Dios es Amor, si Dios es Alegría, si Dios es Paz, si Dios es Felicidad, el camino para llegar a Él tiene que estar inundado de esas cualidades. 

miércoles, 29 de abril de 2015

Hay que enseñar a los niños


La letra que los niños aprenden con sangre
se les va a olvidar cuando se cierre la herida.
Aquello que los niños aprenden jugando
permanecerá para siempre
Hari Krishan
           
La ducha de la mañana debe reblandecer todos mis tejidos y facilitar el camino de la energía porque es en ese momento cuando las intuiciones, las ideas y los mandatos del corazón, o lo que sea, llegan con más nitidez a mi cerebro. A veces he pensado en ducharme en seco, como hacen con la ropa en las lavanderías, o hacerlo sentado en postura de meditación y meditar para sentir solo el agua y no tener pensamientos, pero no, no lo he hecho todavía, pero no lo descarto.
            Y es muy pesado, porque soy muy mental para mí mismo, lo de los demás me lo creo todo a pies juntillas, pero para mí soy como Santo Tomás, tengo que ver para creer, y como no hago caso de inmediato me estoy duchando cada día con la misma historia, y la ducha es larga, muy larga, ya que aunque haga Kundalini no sigo las recomendaciones de Yogui Bhajan de ducharme con agua fría, me ducho con agua caliente, ¡Me gusta, que le voy a hacer!, bastantes bofetadas nos va dando la vida, como para encima, no disfrutar de los grandes o pequeños placeres inocuos, y una ducha con agua caliente para mí es un placer increíble. ¿Dónde estaba?, ¡Ah sí!, decía que es muy pesado ducharme cada día con la misma historia, hasta que por fin, un buen día, hago caso a la historia del momento y empiezo a actuar, unas veces con acierto y otras no tanto, debe de ser que a veces el agua no está tan caliente, los tejidos no se ablandan tanto y la información pasa distorsionada.
            Todo esto, es una introducción para haceros participes de la historia del momento, porque necesito ayuda, porque necesitamos ayuda, porque la Tierra necesita ayuda. Desde hace dos meses, me ducho rodeado de niños. Me explico. Todos los días la idea que tortura mi cabeza es: “Tienes que enseñar a los niños”. Supongo que los que sois intuitivos y leéis el blog os habréis dado cuenta de que en las últimas entradas hablo demasiado de los niños. Y si, de momento, a pasar del escaso éxito, ya que sólo tengo una encantadora alumna de cinco años, mantengo dos horarios para niños, dos días a la semana, uno para niños de cuatro a siete años y otro para niños de ocho a doce años, y lo voy a seguir haciendo hasta que reciba, en la ducha claro, ordenes en contra. Pero como no me resigno a seguir solamente con una alumna, iré llenando el facebook con publicidad de la clase de niños, espero vuestra comprensión y podéis compartirlo, sobre todo los que estáis en Lima o tenéis conocidos acá, no seáis tímidos, así ayudareis a la causa, y cambiará la historia de mi ducha.
            La idea es, y ya lo estoy haciendo can Natalia, jugar a hacer yoga y aprender a meditar también jugando, que es lo que también hacen todos los valientes que se atreven a dedicar un espacio en su Centro para los niños.
 
            Digo valientes porque los que hacen yoga para niños lo son y mucho, porque los niños no vienen solos a las clases, les traen los papas, y eso implica que a los papas les guste el yoga, o que al menos crean que a sus hijos les va a ir bien, y eso supone que no va a haber clases superllenas, lo cual tampoco podría ser, ya que los niños necesitan mucha atención. ¡Vamos, que no es un negocio! Es claro que los papas traen a los niños porque son traviesos, porque son muy nerviosos, porque tienen estrés, porque enferman mucho, porque son muy activos, porque no se relacionan con otros niños, o porque son tímidos y apocados. Cada uno tiene su razón, ninguno va a venir declarando: “Quiero que mi hijo aprenda a meditar para que llegue a ser un adulto mentalmente sano”, no, ninguno lo va a hacer, pero nuestro trabajo, es trabajar para eso, trabajar para que ese niño sea feliz desde entonces hasta que ya de abuelito finalice su camino en la Tierra, y por supuesto, el objetivo de los papas también se va a ver cumplido porque ya va implícito en la definición de yoga o de meditación.
            Jugamos a hacer yoga y jugamos a meditar, porque es jugando como los niños aprenden, y lo que así aprenden va a mantenerse en su interior para siempre. La letra que los niños aprenden con sangre se les va a olvidar cuando se cierre la herida.
            Pero tenemos que ser muchos. Hay que llegar a cuantos más niños mejor, porque se gana muchísimo tiempo si los que aprenden a meditar y a ser felices desde su interior son los niños. Estos niños cuando lleguen a adultos no se van a comportar de la misma manera, dañina para ellos y para el resto de la sociedad, que sus progenitores. Van a saber y van a actuar desde el conocimiento de que la única moneda de cambio es el Amor, y no van a tener los traumas que tienen los adultos debido a su debilidad de carácter o su nula voluntad, ya que cuando estos niños lleguen a adultos además de los hábitos materiales, descansar, comer, asearse, etc., tendrán los hábitos espirituales y sabrán cuidar a su alma con el mismo mimo que cuidan su cuerpo. Decía en la entrada “Mejor desde niños” que enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, es enseñarles a compartir y no a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer y no sólo a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir.
            Hago desde aquí un llamado a todos los meditadores para que enseñen a meditar a los niños, hago un llamado a los instructores de yoga para que abran sus Centros también a los niños, hago un llamado a los padres para que piensen seriamente que quieren que sean sus hijos de adultos, que sean adultos sanos y felices o sean dependientes de pastillas, de terapias, de libros de autoayuda, de psicólogos o psiquiatras, hago un llamado a la sociedad en general para que vuelquen su amor, (aunque sea con minúscula ya es importante), en los niños, en todos los niños, tanto a los que les falta un plato de comida como a los que les salen las golosinas por las orejas, porque los niños de hoy serán los adultos de mañana, y si queremos un mundo nuevo se ha de comenzar por la base, por los niños, los adultos bastante tenemos con subsistir con lo que nos hemos encontrado, somos pocos los que estamos en esta onda, y ya no tenemos tiempo material para cambiar nada, pero si todos los niños crecen en el Amor, es lo que van a dar en su etapa adulta, con lo cual el mundo será algo más equitativo, sin hambre, sin guerras, sin desigualdad, un mundo tolerante, un mundo libre, en definitiva un mundo mejor, y todo gracias a los niños que estamos educando y enseñando hoy.

jueves, 23 de abril de 2015

Es la hora de los niños


En la actualidad habitamos el planeta unos siete mil quinientos millones de personas. Todos creciendo, todos evolucionando, todos encaminando nuestros pasos, aunque no seamos conscientes de ello, hacia Dios.
No sé si me quedaré corto o me pasaré de largo, si calculo que una quinta parte de la población, es decir, unos mil quinientos millones de personas podrían terminar su andadura en la Tierra, si no hay ningún milagro que cambie el rumbo actual de la sociedad, lo cual no parece muy factible por muchas puertas energéticas que se abran, entre diez y veinte vidas más. Por supuesto que habrá maestros que estarán en su última vida, y que habrá otros que les faltará menos de diez, lo sé. Lo que estoy presentando son grandes números, que tampoco sé si son correctos o no, pero para la exposición que pretendo, tampoco es necesario afinar al cien por cien.
Son muchas las personas que no saben que hacen en la Tierra, son muchas las que no saben que están completando una andadura que comenzó hace millones de años, son muchas las que no saben de dónde vienen, (aunque a decir verdad, exactamente, no lo sabemos ninguno), son muchas las que no saben que están trabajando para volver a Dios, son muchas las personas que nunca han oído hablar de meditación, de energía o de Karma, aunque el no saber nada de esto no es sinónimo de que falten más o menos vidas, de que se esté más o menos cerca de Dios, ya que el trabajo principal a realizar en la Tierra es aprender a amar, y hay personas que aman por encima de cualquier cosa, sin tanto adorno como yo le pudiera estar poniendo. Pero si que parece, que todos los que en un principio están un poquito más adelante en ese aprendizaje, aunque sólo sea teórico, si son conscientes de esos términos.
Soy optimista y me gusta pensar que todos los que estamos leyendo esto, somos conscientes de los términos que exponía en el párrafo anterior, y que estamos en ese pelotón de cabeza al que le quedan esas diez o veinte etapas para concluir esta carrera. Me gusta pensar que todos nosotros tenemos claro que estamos unidos, que somos lo mismo, y que “cuando uno gana ganan todos y cuando uno pierde pierden todos”.  
 
 Nuestro trabajo, por lo tanto, es doble. Por un lado tenemos por delante nuestro propio crecimiento, nuestra propia evolución, nuestro propio aprendizaje, pero estamos obligados a realizar otra tarea, la tarea de la enseñanza, con una única asignatura, enseñar cual es el objetivo de la vida, enseñar cómo llegar a Dios, ya que de Él partimos y a Él hemos de retornar. Cada uno en el aula que le corresponde, los habrá dictando sus clases en el salón de guardería, los habrá en la primeria, otros en la secundaría, otros en el instituto, otros en la universidad, otros dictando maestrías, o escribiendo libros para abarcar un auditorio mayor.
Lo que sí parece cierto es que hasta ahora nuestro trabajo de difusión está encaminado a los adultos. Para ellos son las clases de yoga, las meditaciones, los cursos, los talleres, las conferencias y los libros, de la misma manera que para ellos son las pláticas en las terapias de sanación.
Está bien, pero hemos de abarcar más, hemos de empezar con los niños. Trabajando con los niños ganamos veinte o treinta años, y aunque parece que la vida es corta, da para mucho, y en treinta años se puede adelantar mucho. Para enseñar a meditar a un adulto, por ejemplo, hay de conseguir, en primer lugar, derribar las barreras de los hábitos, de las creencias, del estrés, de los rechazos, de los miedos, del que dirán, de su falta de tiempo, de su falta de voluntad, de su poca paciencia, de su falta de madurez, de la debilidad de su carácter y de los millones de excusas que va a plantear su mente que no quiere perder el control. Enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, no desde la perspectiva enfermiza, negativa y destructiva de las religiones, sino desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, y no enseñarles a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer no a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir.
El que aprende desde niño, va a llevar como bandera el respeto, la tolerancia, la igualdad, la libertad, la paz y el amor durante toda su vida, formara una familia, también mentalmente sana bajo los mismos principios, sus amigos serán como él, y sus hijos un calco del padre.
Enseñando a los niños estaremos ayudando a que la humanidad evolucione más rápidamente, y que en menos tiempo muchos más seres alcancen la “iluminación”.

viernes, 17 de abril de 2015

Yoga


El verdadero Yoga no trata de la forma de tu cuerpo,
sino de la forma de tu vida.
El Yoga no se realiza, se vive.
Al Yoga no le importa la persona que has sido,
le importa la persona en la que te estás convirtiendo.
Aadil Palkhivala
 

Yoga significa unión, y esa unión puede referirse a muchos aspectos, sin embargo, el fin último del Yoga es la unión del hombre con Dios.
            Desde el inicio del camino del Yoga, hasta llegar a esa unión final con Dios, existen múltiples etapas, el acercamiento, el aprendizaje, los inicios de la meditación, la relajación, aprender a desprenderse de la tensión con la respiración, descubrir al ser que mora en nosotros, aprender a dominar la mente, incrementar el poder personal, seguir la intuición, vivir desde el corazón, descubrir el amor universal, así hasta toparse en la última etapa frente a Dios.
            Yoga no es sólo una actividad para realizar fuera del horario laboral o escolar, Yoga no es sólo para relajarse, para eliminar el estrés, para tonificar los músculos, para mantener la salud o la juventud, con el Yoga se consigue todo eso, pero el Yoga es más, es mucho más, Yoga es una manera de vivir, de vivir presente, de vivir con atención, de vivir en silencio (mental), de vivir desde el corazón, de vivir amando, de vivir con Dios.
            He escuchado cientos de veces: “No puedo hacer yoga porque no soy flexible”, y entonces trato de explicar, dulcemente, que para hacer Yoga no es necesario ser ni flexible ni rígido, ni  musculado ni resistente, ni alto ni bajo, ni hombre ni mujer, ni niño ni anciano, ya que el Yoga es para todos, y para practicarlo sólo necesitamos dos cosas: el cuerpo y la mente. No es necesario vestirse de blanco o de negro, no es necesario un lugar, no es necesario ni una colchoneta ni una piel de oveja, no es necesario escuchar ni músicas relajantes ni mantras, solo es necesario un cuerpo y una mente.
 
            Por lo tanto, si no es necesario nada más que el cuerpo y la mente, se puede hacer Yoga en cualquier lugar y a cualquier hora, porque en el momento que la mente está completamente atenta a lo que hace el cuerpo, sin divagar, se está haciendo Yoga: leyendo, trabajando, cocinando, paseando o desplazándote en transporte público. Sólo hay que estar alerta, solo hay que ser conscientes.
            El problema es que no estamos entrenados para eso, y necesitamos un cierto entrenamiento. Ese entrenamiento es el que realizamos cuando nos juntamos un grupo, en algún lugar, y con una música relajante, nos movemos, hacemos Yoga y meditamos, es decir, nos entrenamos para la vida.
            No deberíamos circunscribir el Yoga a ese entrenamiento, más o menos asiduo. Eso debería ser lo que es, un entrenamiento, ya que el auténtico Yoga es el que realiza cada persona a lo largo de su día durante toda la vida.
            Recuerda, por tanto que Yoga no es un movimiento más o menos perfecto, más o menos intenso, más o menos repetitivo, más o menos complicado, Yoga es cualquier movimiento siempre que lo hagas con total atención, pero también es cualquier “no movimiento” del que seas totalmente consciente, ¡Yoga es una forma de vivir!, ¡Yoga es el fin de nuestra vida!, ¡Yoga es la unión con Dios!
 

sábado, 4 de abril de 2015

Que canten los niños


 El yoga es la práctica de silenciar la mente.
 Patanjali.
El yoga no trata de tocarse los pies,
trata de lo que aprendes en el camino.

Jigar Gor.

Las dos piezas más importantes de equipamiento
que necesitas para hacer yoga son tu cuerpo y tu mente.

Rodney Yee   

Un elevado porcentaje de personas se inician en la práctica del yoga buscando eliminar el estrés. Prácticamente nadie indica otra razón distinta, como podría ser expandir su conciencia, crecer espiritualmente, madurar su carácter, sentir más cerca a Dios, aprender a amar, o encontrar la armonía en su vida y en sus relaciones.
            Pero es normal que solamente hablen del estrés, de la flexibilidad y de la salud, porque eso es lo que se ve, y por lo tanto, es lo que existe para la inmensa mayoría de las personas. Los hay que incluso comentan: “Yo no puedo hacer yoga porque no soy flexoble”, y ¿Qué más da?, lo importante como dice Rodney Yee en la cita del principio es que se tengan las dos piezas básicas: El cuerpo y la mente, nadie dice cómo ha de ser ese cuerpo y esa mente.
No pueden hablar de otra cosa, porque no la conocen, nadie les ha enseñado lo que significa ser un “ser humano”, lo que significa el alma, lo que significa Dios, el significado de la vida y la muerte, o lo que supone amar. Nadie les ha explicado su papel en la vida, nadie les ha contado que hacen antes de nacer o donde se encuentran, nadie les ha contado su conexión con el resto de seres humanos. En resumen, que sólo tienen un ligerísimo conocimiento de lo que supone ser “humano”, pero ninguno en absoluto de lo que suponer ser un “ser”.
            Y mejor es que sigan, por el momento, en su ignorancia, ya que todo lo que sobrepasa lo que parece ser la razón les asusta, y mejor es que practiquen para conseguir eliminar el estrés, que lo demás ya llegará por añadidura.
            Ya es una buena señal que se asomen al yoga y a la meditación, ya que si son constantes, conseguirán paulatinamente ir eliminando el estrés, que es lo que buscan, pero a la par comenzarán a ser conscientes de “algo más”, de ese algo que lleva aparejado el yoga, que no es otra cosa que una nueva filosofía de vida, ya que el yoga no es una técnica para tranquilizar emocionalmente a las personas, que si lo hace, sino que es una filosofía de vida, es vivir desde una nueva perspectiva, la perspectiva de ser un “ser espiritual”, la perspectiva de acercarse a Dios, al amor y al resto de seres humanos que como él transitan por la vida.
            Ya es representativo el que una persona comience a bucear en otras posibilidades, como pueden ser el yoga y la meditación, la solución de sus problemas sin recurrir a fármacos. Es posible que la persona, no sea consciente del paso que está dando, sin embargo, es una señal evidente, de que su alma ha tomado las riendas de su vida, por un momento, para indicarla una nueva ruta, la ruta que de seguirla, la va a llevar a recorrer un camino corto, pero difícil por desconocido, que es el camino que va desde su mente hasta su corazón.
 
            Leía, justamente esta mañana, en uno de tantos post que aparecen en las redes sociales “El impacto de la meditación en el aprendizaje”.
            Transcribo literalmente: “Normalmente queremos cambiar las conductas cuando lo que se debe cambiar son los pensamientos. De acuerdo a investigaciones, más de la mitad de los niños agresivos se transforman en jóvenes crueles y violentos. Mark Greenberg, (psicólogo evolutivo y clínico) establece que entre los tres y los siete años empiezan a desarrollarse habilidades sociales muy importantes como: autocontrol, capacidad de detenerse, capacidad de calmarse, capacidad de mantener la atención. Por otra parte, los niños que poseen una buena capacidad de planificación y que son conscientes de sus emociones, al ingresar a la escuela corren menos riesgos de experimentar posteriormente trastornos de agresividad y de ansiedad”.
            Está bien que los mayores comiencen a hacer yoga y meditar para solucionar sus problemas de estrés, pero aun estaría mejor si lleváramos a nuestros hijos a las escuelas de yoga, no solo para que no se vuelvan estresados como sus padres, sino para que aprendan a dominar sus pensamientos, para que con los pensamientos dominados, puedan dominar su vida, para que esta, sea una vida feliz.

jueves, 24 de abril de 2014

Meditación de Kundalini-Yoga (Bhujum Kriya)


BHUJUM KRIYA
 
Es una meditación poderosa para el entendimiento y la sabiduría. 
Estabiliza el sistema nervioso y el canal central sushuma. 
Quita el hábito de quejarse.

  Postura
· Siéntate en postura fácil.
  Mudra:
· Con la mano izquierda hacer una copa debajo del   ombligo.
· Gyan Mudra en la mano derecha, con el codo doblado, el antebrazo vertical y la palma de la mano mirando al frente. (Como si se hiciera un juramento).
  Mantra:
· Sin mantra.
  Ojos:
· Los ojos cerrados. 
  Concentración:
· Concentrados en la respiración.
   Realización:
· Con la lengua fuera, mordida con los dientes.
· Respirando por la boca.
  Tiempo:
· Continua de 11 a 31 minutos.
  Finalizar:
· Inhala por la boca.
· Retén.
· Exhala por la boca como un cañón.
· Repite 2 veces más. 

miércoles, 16 de abril de 2014

Taytacha Temblores (El Señor de los Temblores)


            Realizar terapias hace que en la consulta se escuchen historias tremendas, unas por su crudeza y otras por su hermosura. Quiero contar hoy una de esas lindas historias, una historia de superación,  una historia de fe, que tiene que ver con el Señor de los Temblores, el Patrón Jurado del Cusco en Perú. 
Permitirme antes, para los que no sois cusqueños que cuente la historia del Taytacha Temblores, nombre en quechua, que en español significa El Señor de los Temblores. Es una imagen que representa a Jesús crucificado, que se venera en la Catedral-Basílica del Cusco (Perú). Es famoso en todo el Perú y otros lugares porque aplacó la furia de un gran terremoto que asoló la ciudad. De este acontecimiento le viene el nombre. Es el Patrón Jurado del Cusco y una de las imágenes más veneradas del país.
Según algunas fuentes, la historia de este Cristo de rasgos descarnados y de sobrecogedora apariencia se remonta a cuando el emperador Carlos V envió la efigie a Cusco, hecha especialmente para los indios, copiando las duras facciones de éstos. Los españoles buscaban consolidar así la conquista hecha por la espada y la sangre e imponer su adoración.
Concluida la obra, es enviada al Virreinato del Perú, asegurada en un arca y afianzada en la cubierta de una nave destinada a cruzar el mar y llegar al puerto del Callao, desde donde sería trasladada a la ciudad del Cusco.
Pero resulta que en alta mar, la embarcación sufrió amenazantes tormentas y los sacerdotes comisionados, en su desesperación, sacaron del baúl al Santo Cristo, lo aseguraron al trinquete mayor e imploraron piedad y clemencia para que detuviera la furia del mar y así fue. Se tranquilizaron las aguas y en agradecimiento le llamaron con el nombre de Señor de las Tormentas.
Una vez en el puerto del Callao, la imagen debía ser transportada al Cusco, encomendándose la tarea a un conocido arriero español afincado en la Villa de Mollepata. Después de un viaje lleno de incidentes, arribaron al lugar de la última jornada antes de llegar a Cusco, este lugar fue el pueblo de Mollepata. La comitiva se detuvo para descansar unos días, pero al querer reiniciar el viaje sucedió algo inaudito, el arcón que contenía la imagen se volvió tan pesado que no pudieron ni moverlo. La gente dijo que era porque la imagen deseaba permanecer en ese lugar y la comitiva se vio obligada a dejarlo, no sin antes imponer como condición a los moradores que debían levantarle un templo. Por supuesto que todo fue una farsa del arriero cuya verdadera intención era quedarse con la imagen, de fina escultura y armónica anatomía y de la que se afirma es muy parecida al Señor de Burgos en España, por lo que es conocida como Señor Manuel de exaltación de Mollepata.
 
 
Así, para cumplir su compromiso, el arriero mandó hacer secretamente otra imagen, obra que fue encomendada a un imaginero indio de la zona y fue este otro Santo Cristo el que entregaron a la Catedral del Cusco. La escultura, de facciones grotescas y anatomía asimétrica, fue modelada en pergamino de llama, con el busto hueco y muy poco valor estético. Sin embargo, es admirada y querida por los pobladores de la ciudad de Cusco por sus portentosos milagros y fue así desde el momento que ingresó a la Catedral y le llamaron Cristo de la Buena Muerte.
El 31 de Marzo de 1650 un terremoto asoló la ciudad. En las múltiples replicas del terremoto los cusqueños sacaron las imágenes a la calle, pero no se detuvieron las replicas hasta que sacaron en procesión al Cristo negro, que hasta entonces estaba olvidado en su altar. Fue colocado en la puerta de la Catedral mirando a la ciudad con la creencia de aplacar las constantes repercusiones del sismo. Por éste evento fue bautizado como Señor de los Temblores.
En el año de 1720, la ciudad del Cusco fue asolada por una peste que sólo se detuvo después de sacar en procesión al Santo Cristo y es así como, por decisión del pueblo fue proclamado Patrón Jurado del Cusco, desplazando al Patrón Santiago que había sido nominado como tal por los españoles en 1646.
            Cada Lunes Santo el Taytacha Temblores es sacado en procesión seguido de millares de hombres y mujeres en una procesión respetuosa y callada, recorre la ciudad, llenando de bendiciones a su pueblo y renovándole su protección.
            El Lunes Santo de hace tres años, la protagonista de nuestra historia se acercó al Taytacha para rogarle por su sanación de la enfermedad de Parkinson, de la que había sido diagnosticada solo tres meses antes. Y la mujer activa, responsable y trabajadora, que tuvo que dejar su trabajo debido al avance de la enfermedad, se encontró inclinada ante el Taytacha, con las manos juntas delante del pecho en el mudra de oración y los ojos llenos de lagrimas rogando por su sanación y preguntando el porqué de su enfermedad. Pero no duró mucho su ruego porque de alguna manera su oración fue respondida de inmediato. Sintió dentro de ella la necesidad de dejar de hacer preguntas, sintió dentro de ella la necesidad de dejar de pedir, sintió dentro de ella la necesidad de dejar de llorar porque algo en su interior la decía que buscara por ella misma su propia sanación. Levantó los ojos llorosos llenos de gratitud al Taytacha y se fue con la determinación de dedicarse en cuerpo y alma a su propia sanación.
            Desde ese momento comenzó a leer, a informarse, a buscar terapias, a retomar sus clases de yoga, a meditar y a cambiar sus hábitos de vida. La enfermedad comenzó a estancarse y un buen día comenzó a remitir, hasta el extremo de que sigue diagnosticada de Parkinson, pero sin temblores. Su mejoría es asombrosa, y sigue trabajando en ella misma porque aun quedan algunas secuelas.
            Ante tal mejoría, comenzaba a plantearse la posibilidad de volver a incorporarse al mundo laboral, sin saber muy bien como, ya que sabe que no puede abandonar sus terapias, ni su yoga, ni sus meditaciones, que son la base de su sanación. De esto se encargó el Taytacha.
            Este Lunes Santo volvió a ver al Taytacha en su procesión, volvió a darle gracias por su sanación como había hecho el año anterior, volvió a recibir la bendición del Cristo, y se sentó al lado de una señora que resulto ser coordinadora de una ONG en Cusco. Entablaron conversación y en esa conversación la coordinadora de la ONG, al enterarse de la historia de nuestra protagonista, y saber que entre otras cosas era profesora de español, la ofreció dar clases de español a mujeres que solamente hablan quechua. Ya están organizando las clases. Sin comentarios.
            ¿Todavía hay alguien que piensa que no existen los milagros?
            Los milagros existen, pero tienen que ir acompañados por el trabajo personal, por la fe en uno mismo y en Dios, por la voluntad y por la paciencia.