El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Lecturas en línea
Libros publicados
Wikipedia
viernes, 16 de febrero de 2024
jueves, 24 de noviembre de 2022
Una meditación sencilla
Una
meditación sencilla:
Siéntate,
con los pies bien apoyados en el piso.
Si
no tienes problemas de espalda no te apoyes es el respaldo de la silla.
Las manos en Dhyani-Mudra: Descansan en el regazo adoptando la forma de cuencos. La mano derecha encima de la izquierda mientras se unen la punta de los pulgares.
Cierra
los ojos y coloca la punta de la lengua tocando el paladar.
Respira
por la nariz, tanto para inhalar como para exhalar. Y haz una respiración
abdominal. (El abdomen se infla cuando inhalas y se desinfla cuando exhalas).
Respira lenta y suavemente, sin forzar.
Durante
5 minutos por la mañana y otros cinco por la tarde, mantén la atención en la
respiración.
Y
vete repitiendo en tu interior: Yo Soy el alma, Yo Soy paz, Yo Soy la
resurrección y la vida.
martes, 8 de noviembre de 2022
Vivimos a pesar de nosotros mismos
Desde antes de nacer, el corazón del ser humano empieza a latir en el útero materno, y no lo deja de hacer hasta que el alma decide abandonar el mundo de la materia; de la misma manera que la respiración, que comienza en el mismo instante en que nos asomamos a la vida, y no termina hasta el momento del regreso a la Energía Divina.
El
corazón latiendo, siempre latiendo, y la respiración siempre con su vaivén, nos
atan a la vida, de manera autónoma, de manera automática, sin que seamos
conscientes de que son esa respiración y ese latir, los que nos mantienen con
vida.
Vivimos
a pesar de nosotros mismos, a pesar de lo mal que tratamos a nuestro cuerpo y,
de rebote, a nuestro corazón, a pesar de olvidarnos de como se respira,
utilizando músculos que nada tienen que ver con la respiración.
Y
a pesar de la importancia vital de nuestra respiración y del latir de nuestro
corazón, pocas son las personas que dedican un momento en su día para comprobar
cómo es esa respiración, o como late su corazón.
Al
igual que los seres humanos, los animales también respiran y también tienen un
corazón que bombea de manera permanente, y como muchos seres humanos, ninguno
de ellos es consciente de la maravilla que está ocurriendo en su cuerpo. Sin
embargo, los animales, en su nivel dentro de la evolución, no saben que ellos,
también, son más que ese cuerpo que sólo se puede dirigir por los instintos. No
tienen una mente que razona, una mente que les puede llevar a preguntarse qué
hacen en la vida, o qué diferencia hay entre la vida y la no vida.
Los
seres humanos, casi todos, en algún rincón de su mente, tienen la conciencia de
que son algo más que el cuerpo, muchos creen que tienen, o que son, algo que se
denomina alma, aunque como no se ve, no saben ubicarla, y no se identifican, en
absoluto, con ella.
Todo
eso, en cuestiones de vida, hace que esos seres humanos se diferencien en poco
de los animales, ya que rigen el cuerpo por los mismos instintos con los que se
rigen los animales, comen cuando tienen hambre, aunque muchos, al contrario que
los animales, siguen comiendo después de saciada la necesidad de comer, beben
incluso cuando no tienen sed y, en ocasiones, bebidas dañinas para el cuerpo y,
satisfacen como los animales, sus necesidades fisiológicas de manera instintiva.
En
casi todas las cuestiones referentes al cuerpo, la diferencia entre el animal
que se rige por los instintos, y el ser humano que tiene una mente racional, es
mínima.
¿Cómo
ser más humanos racionales y menos animales instintivos? Aunque resulte
paradójico, lo podemos conseguir siendo conscientes del cuerpo. Y se es
consciente del cuerpo sintiéndole, sintiendo sus sensaciones, sintiendo su
respiración, sintiendo sus latidos. Es en esos momentos en que estamos
sintiendo el cuerpo, cuando podemos despegarnos de él, cuando podemos, aunque
sea por un instante, conectarnos con eso otro que realmente somos, con el alma.
Es a partir de ahí, cuando no sólo nos despegamos del animal, sino que también
nos despegamos del ser humano normal, para atisbar nuestra propia divinidad,
convirtiéndonos, aquí en la Tierra en superhumanos, con todos nuestros poderes
divinos desarrollados.
No
somos el cuerpo. El cuerpo sólo es, aunque de vital importancia, el vehículo
del alma, el instrumento desde el cual tenemos que realizar nuestro trabajo de
acercamiento a nuestra Divinidad, el instrumento para nuestro aprendizaje, el
instrumento desde el que hemos de vivir todas las experiencias humanas, sin
apegarnos a ellas. ¡Siéntelo!
miércoles, 17 de agosto de 2022
martes, 14 de noviembre de 2017
sábado, 11 de marzo de 2017
Emociones y respiración
- Superior o clavicular.
- Inferior o abdominal.
- Produce un rítmico masaje visceral que ayuda a la digestión, a la circulación en el hígado y a las venas de la zona.
- Sitúa el mayor intercambio en la zona inferior de los pulmones, donde tiende a transitar un mayor volumen sanguíneo.
- Es una respiración más vertical que horizontal, ya que lleva el abdomen hacia delante y las vértebras lumbares ligeramente hacia atrás; lo cual resulta importante a la hora de evitar el agarrotamiento y la rigidez.
- Esta respiración consiste en inspirar por la boca con la lengua rizada y ligeramente salida y expirar por la nariz, sin meter la lengua.
- Ayuda a dejar de fumar. Se puede practicar siempre que se sientan deseos de fumar, ya que disminuirá el impulso adictivo y desaparecerá la urgencia.
- Es recomendable su práctica diaria para mantener una buena salud. Puede que después de cada sesión se note un sabor a cobre o metal en la lengua; son las toxinas que elimina el cuerpo.
- Se puede realizar durante un mínimo de 3 minutos y un máximo de 31.
miércoles, 8 de febrero de 2017
viernes, 23 de octubre de 2015
Aquí está la solución a tus problemas (2)
martes, 8 de septiembre de 2015
Enseñame a meditar
- Siéntate. Con los pies bien apoyados en el piso.
- Deja las manos encima de los muslos con las palmas mirando arriba. (Déjate
de mudras, solo vamos a aprender a respirar).
- Cierra los ojos o déjalos una décima parte abiertos, para que entre
un poco de luz y enfoca la mirada en la punta de la nariz.
- Coloca la punta de la lengua tocando el paladar.
- Trata de respirar por la nariz, tanto la inhalación como la
exhalación.
- Trata de hacer una respiración abdominal. El abdomen se infla cuando
inhalas y de desinfla cuando exhalas. (Así respirarás menos veces que si
haces una respiración clavicular. Y al respirar más lento se reducirá tu
metabolismo y eso hará que los pensamientos parezcan también más
lentamente).
- Como a la segunda o tercera respiración ya vas a estar enganchado a
algún pensamiento, para que eso no pase cuenta las respiraciones: Inhala
1, exhala 2, inhala 3, exhala 4, y así sucesivamente.
- Cuando te des cuenta de que estás pensando vuelve a comenzar por
uno.
- A ver hasta cuanto llegas.
- Con quince minutos cada día, de momento, tienes suficiente.