El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




Mostrando entradas con la etiqueta Paz interior. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paz interior. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de febrero de 2023

Buscando la paz (interior)

 

 


¿Cómo definir la paz interior?, podríamos decir que la paz interior es el bienestar emocional, o esa tranquilidad, tranquilidad profunda que llega cuando el ser humano logra desconectarse de la batalla que mantiene consigo mismo, la batalla que el ser humano mantiene con su mente. La paz interior llega cuando el ser humano se aparta mental, emocional y físicamente de lo que podríamos denominar “el pensamiento social”: el qué dirán, el afán de juicio y de crítica, culpar a todos de los errores propios, el deber de….., el miedo al futuro, lamentarse por el pasado, la envidia, etc., etc., etc. La paz interior llega con el conocimiento de que todo está bien, la paz interior llega con la comprensión de que Dios lo tiene todo bajo control, aunque parezca que el mundo está a punto de explotar

Alcanzar la paz interior supera toda comprensión, de la misma manera que supera toda comprensión la felicidad y el Amor. Es imposible para el ser humano que vive bajo “el pensamiento social”, alcanzar la paz interior, la felicidad y el Amor, y ni tan siquiera comprender que pueda existir. Es necesario separarse de ese pensamiento social, dejar ir las preocupaciones, el miedo, el estrés, etc., para llegar a la paz interior y adquirir, entonces, conciencia de lo hermosa que es la vida, y de las incontables maravillas que nos ofrece.

¿Cuál es el camino para conseguir la paz interior?: Los caminos que te van a llevar a conseguir la paz interior: son, sobre todo, vivir en el momento presente, pero lo son, también, el silencio interior, la meditación y la oración. Recorrer cualquiera de estos caminos, ayudan a trasladar la atención al momento presente y ayudan al control de la mente. Te vuelven a traer a casa y te ayudan a soltar las preocupaciones y estar consciente de la presencia divina; son una manera excelente de desarrollar la conciencia y madurar el carácter, que son las puertas de la paz interior. No conocemos otro medio más eficaz para conseguir la paz interior. Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para todos los males que acechan al ser humano.

Al iniciar cualquiera de estos caminos vas a ser consciente de tus batallas internas, de tus debilidades, de cómo te culpabilizas por lo que crees que son tus errores, de cómo culpabilizas a los demás, del resentimiento por tus debilidades, de tu falta de voluntad para alcanzar la felicidad, de tus juicios y de tus críticas,

Sentir por primera vez el gozo que produce en el cuerpo, la mente y el alma, la paz interior, es una invitación a su continua búsqueda por encima de cualquier otra sensación terrenal que puede interponerse en esa búsqueda.

Pero, la mente y el cuerpo son débiles, y aunque puedas sentir ese principio de paz interior, puedes volver a las preocupaciones, al miedo, a las actitudes habituales de ataque y defensa; es normal, es el principio y todos los principios son duros, sólo hay que persistir en el camino elegido, y poco a poco irás consiguiendo que la paz sea duradera.

Mantener una vida bajo los parámetros del pensamiento social, genera un desgaste de energía enorme, ya que los conflictos internos agotan los recursos energéticos, hasta hacer, en muchos casos, enfermar al cuerpo físico. Es imprescindible declarar una tregua en esa batalla que se mantiene con uno mismo. El camino para conseguir la paz interior engendra energía. El incremento de energía es notorio, ya que no se derrochan recursos en preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades o indecisiones.

Conseguir la paz interior es conseguir la paz del alma, es conseguir la herramienta que puede sanar a uno mismo y al mundo, y cuando esa energía se utiliza para realizar el bien, esa energía aumenta y aumenta, hasta conseguir un elevado nivel de espiritualidad en la persona. La paz interior te hace libre para ser feliz y ayudar a los demás en su búsqueda de esa felicidad. El camino entonces a la realización, y a la finalización de este ciclo de nacimientos y muertes, está próximo para ti. 

domingo, 9 de octubre de 2022

KUBERA-MUDRA

 KUBERA MUDRA



Kubera es el dios de la riqueza

Cómo se hace:

Con las dos manos unir la yema del pulgar, del dedo medio y del índice, mientras los otros dos dedos permanecen doblados en el centro de la mano.

Sirve para:

Se utiliza para conseguir algo concreto: un lugar para estacionar, un libro, una información, etc.

Duración:

No depende tanto del tiempo como de la intensidad. Tres minutos, dos veces al día, es suficiente.

Formula el deseo u objetivo con claridad, pregunta al corazón para saber si eso es bueno para ti y favorece tu riqueza interior o tu entorno. A continuación, haz el mudra, formula tres veces el deseo y presiona cada vez los dedos

Beneficios:

Ayuda a cumplir los deseos, también de abundancia y prosperidad.

Abre y limpia (mucosidad) los senos frontales.

Otorga paz interior, confianza y serenidad.


domingo, 24 de abril de 2022

Propósito de vida

 

            Todo tiene un propósito, todo es como tiene que ser y una vez que se entiende  y se integra eso en la vida, esta resulta un verdadero paseo de paz y serenidad.

El propósito de la vida es aprender a amar como Dios nos ama, es decir, de manera incondicional. Decía San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.

 

En el libro "Como mariposa tocando el alma" se puede entender más sobre el propósito de la vida


miércoles, 15 de junio de 2016

De "ser humano" a "ser espiritual".

Es momento de dejar de jugar a ser espirituales, ya hemos aprendido las reglas del juego. Ha llegado el momento de incluir la espiritualidad en la vida cotidiana, es momento de trabajar desde la ética de la conciencia, es momento de amar, es momento de sanar de manera total, es momento de compartir, de relacionarse, es momento de practicar y salir de la teoría, es momento de dejar atrás los prejuicios religiosos, es momento de trabajar para dirigirnos a un futuro brillante, feliz, abundante, pleno. Y podemos llegar a ese futuro respetando las reglas del Amor.
         En este momento de cambio vamos a trascender de “ser humano” a “ser espiritual”, y para eso ya no valen ni escuelas ni maestros, ya que la única escuela válida es nuestro interior, nuestra intención, nuestro corazón. Porque no hay nada que aprender, todo está en nosotros, ya tenemos todo el conocimiento de Luz y de Amor, y muchos de nosotros, o ya hemos cambiado nuestra vibración o estamos en pleno proceso.



         En la actualidad el ser humano vive para él, de manera individual, y ha de salir de ese individualismo para atender las necesidades del alma, empezando a desarrollar propósitos simples, para una vez conseguidos continuar con mayores empresas. Pero todo tiene un principio, y ese principio ha de ser observar si existe alguna contradicción entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Si no existe coherencia entre los pensamientos, las palabras y los actos, el ser humano se engaña a sí mismo.
         Hay que escuchar al alma y aceptar la verdad, aceptar las cosas que resuenan profundamente en el corazón y en el alma, aceptar lo que impulsa al ser humano a respirar y a sonreír. Hay que separarse de todo aquello que promueve manipulación, especulación o explotación, y no participar en nada que coarte la libertad o lesione el respeto. Hay que actuar de manera honesta, clara, impecable y coherente.
         Y sobre todo ama, siente el Amor, comprométete contigo, únete a tu Ser y no busques más, deja sólo que el Amor te encuentre. Hace tiempo que el Amor te busca, y si tu mente se mantiene en silencio, te va a encontrar, y sobre todo, cuando estés sin expectativas, sentirás, sentirás el Amor, sentirás su fuerza. 

miércoles, 8 de junio de 2016

Plenitud ¡Ser tú!

¿Te has sentido muchas veces transportado a un mundo increíble mientras leías o escuchabas la historia de alguien a quien le cambió su vida? Seguro que sí, aunque no estés en ninguna búsqueda específica de nada. Seguro que sí, porque todos los seres humanos nos preguntamos alguna vez en la vida ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué sentido tiene la Vida? ¿Por qué sufro, porqué solo soy feliz en algunos momentos? ¿Por qué no me pasará a mí como a otros que han cambiado su vida, lo han dejado todo y han seguido su corazón? Y en esos instantes te has imaginado haciendo lo que verdaderamente quieres hacer, lo que sientes y te has sentido el hombre, la mujer más libre del mundo.

Pero, casi al mismo instante ha aparecido tu mente y te ha dicho “Eso solo les pasa a los demás” A algunos, a muy pocos, y yo soy una persona normal y corriente. ¿Pero, sabes una cosa? Los demás son tú y tú eres los demás. Es decir lo que tú piensas, ellos también lo piensan, Porque todos somos exactamente lo mismo. Almas, almas con una sed increíble de ser felices. Pero no felices con nuestras posesiones materiales.



Así pues, hablamos de Plenitud, de plenitud interior, de sentirte presente, muy presente en tu propia vida y ver como todo sucede y darte cuenta de que tú puedes intervenir. De hecho, debes hacerlo, es tu obligación. Y de hecho, lo haces. Constantemente eliges esto o aquello en tu quehacer diario. Así pues ¿Por qué no eliges para ti? ¿Por qué no dejas ya de pensar que sentirán los demás si haces esto, o si haces lo otro? Qué más da. No harás nada que les pueda hacer daño si lo haces con Amor, con el convencimiento de que eso es lo mejor para ti.

Porque cuando haces lo que es mejor para ti, estás haciendo lo mejor para todos los que te rodean. Porque eres completo y feliz y no puedes más que dar felicidad y amor.

Párate, deja de leer como “otros sí pueden y tu no”. No te pongas excusas mentales que sabes que no te sirven para nada y que solo son excusas movidas por el miedo.

¿Pero dónde queda el miedo cuando eres feliz? No existe. Haz, camina, cae, levántate y confía, confía, confía. No estás nunca solo. Jamás, porque estas contigo. Y en ti lo tienes todo. La capacidad de amar, de sentir, de vibrar con la energía del Universo. Porque eso eres, un “ínfimo” fragmento del Universo, que dejó un día de tener esa conciencia y se encarnó. Pero no perdió nada. La llevas contigo. Tú eres luz, tú eres vida. Tú eres esa pieza imprescindible, aunque esté en una esquina lejana, de ese puzle Universal que no puede construirse sin ti.  Seria incompleto.

Siéntete tú, siéntete yo. Un yo no mental, un yo en los demás y con todo. Tú eres Buda, tú eres Dios, tú eres Luz, tú eres camino, tú eres Maestro.

Y por encima de todo tú eres ¡libre! Libre para elegir y ser ese “otro” que ha cambiado su vida y al que envidias muchas veces. Eso te puede pasar a ti, de hecho te está pasando pero no quieres escuchar.

Haz tu camino sin miedo y los demás se colocaran en el lugar correcto para dejarte andar. Da igual, no pienses en “mi madre, mi padre que dirán, que pensaran, mis hijos, mi pareja, mi hermano…………..”Da igual. Si tú estás bien ellos estarán bien, seguro.

Quizá tarden un tiempo en darse cuenta y aceptarlo. Y, ¿Qué? Es su tiempo, no el tuyo. Es su elección, no la tuya. Tú eliges amarles desde ese tú que eres, y ellos, poco a poco, sentirán esa energía que les llegará sin palabras, sin discusiones, sin luchas, sin tener que convencerles de nada. Llegará así, tal cual.

¿Qué fácil parece, verdad? Pues lo es. Lo verdaderamente difícil, y muy cansado, es que sea al revés. Es decir que sea una lucha entre tu sentir y tu ”deber”. No hay deberes.

Obsérvate como el Ser Divino que eres y camina desde ahí. Nadie es más que tú. Ni Jesús, ni Buda, ni nadie. Todos somos elegidos.

Recuerda: el puzle está incompleto sin ti.

Te quiero hermano, hermana. Te quiero y te reconozco.

Relaciones

PERLAS PARA EL ALMA



Cuando el ser humano consiga ahondar en su interior, y llegue a ese lugar en el que se encuentra el Amor, la Paz, la Felicidad y la Alegría, no existirán para él ni afinidades ni desencuentros con las personas con las que vaya interactuando, ya que no necesitará nada ni nadie para ser completo, y cada relación será un complemento y una oportunidad de crecimiento. 


lunes, 5 de octubre de 2015

En el umbral del Paraiso-(La vida de Ramón)


            Esta es la historia de Ramón, un jubilado a punto de cumplir setenta años, ahora abuelo a tiempo completo, que como hobby ha dedicado media vida a la búsqueda de algo, que el mismo no sabe muy bien cómo definir, pero que casi a media voz, como si le diera vergüenza, dice “busco a Dios, pero me siento tan poquita cosa”.
Ramón es una excelente persona, el primero en ayudar en las distancias cortas, aunque alejado de los grandes compromisos, ya sean sociales, económicos, políticos o religiosos. Sus familiares con ese cariño infinito que sienten por él le dicen con frecuencia: “Ramón, o papá”, según de donde venga la perorata, “es que no puedes ayudar a todo el que se te acerca, no puedes perdonar lo que te deben, no puedes hacerte el tonto de esa manera porque te están tomando el pelo”.
“Mira”, contesta él, “si pueden devolvérmelo y no lo hacen, no es mi problema, es el suyo. Para mí no es imprescindible, y si creyendo que soy tonto y me engaña, él es feliz, pues ¡Bendito sea Dios!, allá él con su conciencia”.
Esta es su manera de ir por el mundo. No entiende de separatismos políticos o religiosos, no entiende la discriminación, no entiende, por ejemplo, cuando desde las altas jerarquías de la iglesia condenan sin paliativos a homosexuales, a divorciados o a madres solteras. “Ahora afortunadamente”, dice, “tenemos un Papa que sí parece que habla por boca de Dios, al menos más que otros”.
Ramón es un observador, no habla, solo escucha, y eso le ha hecho conocedor de la idiosincrasia humana. Como él dice: “Cuando abren la boca ya sé si hablan con verdad o me va a engañar” o, “dejarles que hablen, pobrecitos, es su única manera de tener protagonismo”.
 
No ha realizado ningún tipo de cursos o talleres tan de moda hoy día, no hace intensivos ni retiros, él sólo lee y medita. Me contaba que le tenía un miedo cerval a la muerte y que a través de la lectura empezó a pensar en la lógica que tenía la reencarnación y en que todo lo que venimos a hacer a la vida es aprender, “Aunque tengo que reconocer”, dice, “no sé muy bien cuál es el aprendizaje. Los autores no se ponen mucho de acuerdo, lo que me da a entender que no lo saben. Me gusta eso que tú dices de que sólo tenemos que aprender a amar, parece lógico”.
Lo que iba asimilando de los libros lo ha ido incorporando a su propio ser a través de la meditación. Me contaba de su experiencia meditativa: “La reencarnación me empezó a parecer lógica observando la tontería de mucha vidas, y sobre todo tantas y tantas vidas vacías, carentes de amor y de cariño, y sobre todo con tantos engaños. Tenía que haber algo más pensaba. Pero a medida que avanzaba en mi meditación, era como si en cada meditación recibiera información adicional, porque al finalizar la meditación parecía que había integrado en mi ser, en el lugar donde se acumula la sabiduría, que no se cual es, lo que había leído y aceptado como cierto. Esto hizo que desapareciera el miedo a la muerte y empezara a plantearme otros objetivos de vida”.
 “¿Cuáles son esos otros objetivos?”, pregunté yo, dando por sentado que los objetivos anteriores eran los que todo el mundo tiene, buscar la felicidad, aunque no lo sepan, pero tratando de encontrarla en los lugares equivocados. “Los objetivos que ahora busco”, contestaba Ramón, “es hacer felices a los demás. Eso me hace feliz. Lo leí una vez, y no lo entendía muy bien, pero ahora, al practicarlo, lo he entendido perfectamente. Mi felicidad pasa por la felicidad de los que me rodean”.
Si tenía alguna duda de la bondad de este hombre, ahora se había disipado. Pero la razón de esta entrada, no es por su bondad, ni sus anécdotas, es por lo que me siguió contando Ramón: “Últimamente me están pasando cosas muy raras, y cada vez con más frecuencia. A veces es como si me desconectara del mundo. Estoy con mi esposa, con mis hijos o con mis nietos, y la mente, que ya sabes lo caprichosa que es, da entrada a un pensamiento del tipo: ¿Qué será de Ana, mi nieta, el día de mañana?, y en ese momento surge la desconexión y me entra una serenidad especial, y esa serenidad lleva implícito no que sepa que será el día de mañana, sino que no debo preocuparme porque lo que va a ser ya lo ha pedido, lo ha pactado y lo ha programado, así que no va a ser lo que ella no quiera ser”. “Ya sé”, siguió Ramón, “que eso, ni ella, ni nadie de la familia lo saben, ni tan siquiera yo, pero la sensación que recibo, o la energía como tu dices, me serena hasta el extremo de dar las gracias a Dios”.
“Te ha sucedido en más ocasiones”, le pregunté.
“En muchas más”, me contestó, “prácticamente cada vez que tengo alguna duda, alguna pregunta, alguna inquietud, de alguna manera es como si me desconectara de la vida y me enchufaran a no sé donde, pero me llega tal serenidad que dan ganas de seguir teniendo dudas. A veces incluso después de eso, se la respuesta a la pregunta que me hacia en mi mente, y sin que nadie me diga nada, se que lo sé”.
“Ramón”, le interrumpía yo, “eso es como estar en el umbral del Paraíso. Es como si estuvieras aquí y Allá. Y ¿Qué haces?
“Nada”, contestó él, “doy las gracias”.

lunes, 20 de abril de 2015

Involución y evolución


            En nuestra vida en la materia, casi todos los seres humanos nos movemos bajo los mismos parámetros, motivados por nuestras creencias y por nuestros deseos, sin embargo, esto no es al cien por cien en todos los aspectos de nuestra vida. En la vida material si es así, pero no lo es en la vida espiritual.
            Me explico: Creemos que para tener una casa hay que tener dinero, lo cual es cierto, por lo tanto, si tenemos el deseo de poseer una casa nuestras acciones irán encaminadas a la consecución del dinero necesario: trabajar más, ahorrar más, pedir un préstamo o incluso los hay que podrían robar para conseguirlo. Sin embargo, hay un ejemplo claro de que en nuestra vida espiritual no es así: Creemos en Dios, sabemos que Dios es Amor, todos queremos el Amor, pero no movemos ni un dedo para acercarnos a Dios, ni para tener ese Amor, con el resultado que todos conocemos, y que es lo que hay en nuestra sociedad por la falta de Amor: guerras, hambre, corrupción, asesinatos, engaños, y un largo etcétera que lo único que demuestra es que en nuestra sociedad no existe la característica que nos define como “humanos”, ya que estamos regidos, sencillamente, por la animalidad, por los instintos y por los deseos materiales.
            Reflexionando sobre esto, me hago cruces de cómo los seres humanos que estamos en posesión de la formula de la felicidad, no solo no la aplicamos, sino que hacemos todo lo contrario, hasta llegar, en algunos casos a enfermar de tristeza, aunque ya es, por sí sola, suficiente enfermedad la tristeza.
            En la actualidad, vivimos una paradoja: Tenemos una mente racional, que tiene la capacidad de pensar, evaluar, entender y actuar de acuerdo a ciertos principios para satisfacer algún objetivo o finalidad y, sin embargo, pensamos, evaluamos, entendemos y actuamos en contra de nuestros objetivo primordial, el objetivo de ser felices. 
Los seres humanos podemos usar la razón para evaluar la mejor manera de alcanzar un determinado objetivo, aunque también podemos tomar decisiones o idear comportamientos donde la racionalidad no parece el principal factor. Estas decisiones o comportamientos, adjetivadas a veces como "irracionales" en realidad esconden frecuentemente aspectos de racionalidad limitada, animalidad o aspectos de imitación social otras veces. Algunas conductas humanas parecen completamente "irracionales”. Sobre todo las referidas a los aspectos espirituales del ser humano.
Somos una máquina perfecta que actúa de manera imperfecta. Nuestra mente que es de una perfección sublime, elabora productos que son vomitivos en el noventa por ciento de los casos.
¿Siempre habrá sido igual o en algún momento, después de nuestra creación habremos sido realmente racionales al cien por cien, para conseguir nuestros objetivos más importantes: la paz, la serenidad, la alegría, la felicidad y el amor?
Si nos atenemos a la historia que conocemos, desde nuestra vida en las cavernas hasta nuestros días, si, no hay duda, siempre ha sido así. Pero parece ser, según afirman los teósofos que somos la cuarta y quinta raza, (la palabra raza aquí no tiene nada que ver con los cuatro grandes grupos étnicos en que se suele dividir la especie humana). O mejor, para no confundirnos con la palabra raza, usaremos la segunda acepción que utiliza Arthur Powell en su libro “El Sistema Solar”, “etapa evolutiva”.
 
Según Arthur Powell “a través de todas las fases de nuestro Sistema hay un principio fundamental que se repite una y otra vez en muchos niveles diferentes. Este principio debe captarse claramente porque es el hilo de Ariadna para todo el laberinto y comprende las siete grandes etapas de la Involución y la Evolución.
En nuestro actual período global, las siete Razas-Raíces son las siguientes:
Primera Raza-Raíz. Esta se llama Raza Etérica porque no poseía cuerpos más densos que el etérico. Esta raza desapareció de la Tierra hace tiempo.
Segunda Raza-Raíz. Esta es la Raza hiperbórea: tenía cuerpos físicos, y ocupaba un continente, llamado Plaksha, en el Norte del globo. También desapareció de la Tierra.
Tercera Raza-Raíz. Esta, la Raza Lemuriana, ocupaba el continente de Lemuria o Shálmali, como se la denomina en historia antigua. Hablando a grandes rasgos, éste fue un gran continente del Pacífico, en el Mar del Sur. La raza es la negroide, y algunos de sus descendientes todavía existen, aunque en la actualidad muy mezclados con progenies de razas posteriores.
Cuarta Raza-Raíz. Esta, la Raza Atlántica, habitaba el Continente de la Atlántida, o Kusha, en su mayor parte desaparecido debajo del Océano Atlántico. La mayoría de los habitantes actuales de la Tierra pertenece hoy en día a esta raza.
Quinta Raza-Raíz. Esta es la Raza Aria, e incluye en la actualidad a los miembros más avanzados de los habitantes de la Tierra.
Sexta Raza-Raíz. Esta Raza aún no existe, aunque aparecerá dentro de poco. Está destinada a ocupar un nuevo continente, que ya empezó a surgir, fragmento a fragmento, en el Pacífico.
Séptima Raza-Raíz. Esta Raza seguirá a la sexta, y será la última que aparecerá en la Tierra en este ciclo o ronda. Nada se sabe todavía del continente que ocupará aunque a veces se le dé el nombre de Pushkara”.
Sobre las etapas de Involución y Evolución a que hace referencia Arthur Powell: “Durante tres etapas el Espíritu desciende en la Materia: la Vida involuciona en la Forma; la cuarta etapa es la del conflicto entre el Espíritu y la Materia, entre la Vida y la Forma; durante las tres etapas restantes el Espíritu asciende: la Vida evoluciona a través de (y desde) la Forma”.
Por lo tanto, parece que no somos así desde la Creación, hemos ido primero involucionando hacia la materia desde la Chispa Divina que somos, encontrándonos ahora en un punto álgido, punto de conflicto entre el Espíritu y la materia, lo cual explica nuestro irracional comportamiento. Para que una vez superado el conflicto, se eleve el Espíritu hacia Dios.
Pero esto no debe conformarnos. “Ah, estamos en la etapa de conflicto, es normal sufrir”, no, porque en algún momento el Espíritu ha de vencer a la materia. Es seguro que millones y millones de los que ahora pueblan la Tierra no están preparados para eso, pero otros muchos si, y lo realmente triste es que de todos los que están preparados, (los que estáis leyendo esto lo estáis), no den un salto cualitativo en su vida para vivir la vida del Espíritu.
Pienso que una buena manera de conseguirlo es vivir como si el Alma ya hubiera vencido a la materia, amando, respetando a todos, ayudando a quien lo necesita, tolerando las diferencias, comprendiendo las razones de los otros. A fin de cuentas la batalla entre el Espíritu y la materia la hemos de ganar cada uno de nosotros, nada nos va a ser dado, por muchas puertas energéticas que se abran, el trabajo es únicamente nuestro.

martes, 19 de agosto de 2014

Reflexiones en el camino




De los miles de millones de personas que habitan el planeta hay un número, que no parece muy grande, aunque afortunadamente parece que va creciendo, que trata de encontrar la paz, la felicidad, la alegría y el amor por otros medios que no sean los conocidos, los materiales, los que nos ofrece la sociedad. Son los que se han encontrado con el yoga, con la meditación, con las diferentes técnicas de sanación y crecimiento, con los libros de autoayuda, y posiblemente con un sinfín de técnicas más, pero también con su trabajo como voluntarios, o dedicando sus vacaciones al servicio a los demás.
            Son estos, también, los que ya sea con su mochila a la espalda, o alojándose en hoteles de cinco estrellas, van transitando por los lugares considerados sagrados o más energéticos del planeta, para sentir esa energía y vivir experiencias más o menos místicas.
            Hablan de leyes, la Ley de la Atracción, la Ley del Karma, la Ley del Dharma, la Ley del Mentalismo, etc. Leen Metafísica, Física Cuántica o Teosofía, y son, en un porcentaje elevado, lectores y comentaristas, más que seguidores, de las enseñanzas budistas o hinduistas.
           

             Pero muy pocos hablan de Dios y, sin embargo, aunque lo desconozcan, lo que realmente están buscando es a Él. Hablan de encontrar la Iluminación, y no parecen recordar que Iluminarse es encontrarse con Dios; hablan del amor, y no parecen recordar que Dios es Amor; hablan de encontrar la paz y la felicidad, y no parecen recordar que Dios es Paz y Felicidad.
            Personalmente me ha pasado lo mismo durante muchos años. No podía, ni quería hablar de Dios, ya que en los primeros tiempos asociaba a Dios con las religiones, y no podía entender que Dios permitiera que le manipularan de esa manera tan, a veces, terrorífica. Tenemos como ejemplo a tantos dictadores que teniendo en el haber de su conciencia miles y millones de muertes, seguían los ritos y tradiciones de las religiones, y fueran recibidos a bombo y platillo por los jerarcas de las iglesias. Después empecé a entender que Dios lo permite todo, porque nos da absoluta libertad para hacer y deshacer en esta obra de teatro que es la vida.
            Pero seguía resistiéndome a hablar de Dios, supongo que por pudor. Me sentía demasiada poquita cosa para poner en mi boca la palabra Dios, era como si ensuciara Su Nombre. Hoy hablo de Él sin ambages, es decir, de manera clara y directa, sin insinuaciones o rodeos. No es que me sienta hoy más crecido, no, me siento la misma poquita cosa, pero he comprendido que todo mi trabajo en esta vida es acercarme cada día más a Dios, porque es mi origen y mi destino, he comprendido que todo mi aprendizaje en esta vida es aprender a amar, porque es el atajo que me va a llevar directamente a Él.
            Si a alguno de los que están inmersos en la búsqueda de sí mismos, les ocurre lo mismo, sacúdanse los prejuicios y griten a voz en grito ¡Soy un Hijo de Dios!,  y mi búsqueda solo es encontrar el camino de retorno a Él. 

viernes, 15 de agosto de 2014

Paz espiritual


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (13 de Agosto de 2014)        


La paz espiritual es el correlato de una buena acción hecha con el corazón.
La tarea de Dios es grande, pero cada quien ayuda un poco haciendo el bien.

martes, 12 de agosto de 2014

Regreso a Dios (Una vida de virtud)


Recuerde esto.
Cuando las personas escogen el retirarse del fuego,
el fuego continua dando calor, pero ellos se enfrían.
Cuando las personas escogen alejarse de la luz,
la luz continua siendo brillante, pero ellos están en la oscuridad.
Esto es lo mismo que pasa cuando la gente se aleja de Dios.
                                                          San Agustín          

La humanidad, o mejor, para no ser catastrofista, una parte importante de ella, se encuentra separada de Dios, se encuentra sumergida en un sueño, se encuentra sumergida en el sueño de la vida, viviendo una ilusión, viviendo una fantasía, sin ser conscientes de su origen, sin ser conscientes del camino por el que han de transitar, sin ser conscientes de quienes son sus compañeros de viaje, sin ser conscientes de su equipaje, sin ser conscientes de su destino. Esa parte importante de la humanidad se encuentra dentro de una burbuja tratando de defender su espacio, a capa y espada, contra todo aquel o todo aquello que pueda suponer un peligro para la estabilidad de su burbuja.
            Al vivir separados de Dios los seres humanos buscan unirse a algo, y en su sueño calibran cual puede ser la unión más fructífera para ellos, cual la más cómoda, cual la menos dolorosa, cual la que les va a proporcionar una vida plena y feliz. Pero está claro que no lo consiguen, ya que si lo consiguieran su vida sería una vida sin dolor, una vida sin sufrimiento, y son muy pocas las personas que ante la pregunta de ¿Eres feliz? Contestan “si”, con una sonrisa que hace que sus ojos bailen al son de la música de esa felicidad que sienten. Del resto, unos contestan que “si, a ratos”, otros te responden con una perorata para demostrar que la felicidad no existe, otros te miran de manera extraña como no entendiendo la pregunta, o preguntándote a su vez ¿Cómo puedes preguntar semejante tontería?
¿Será entonces que no consiguen vivir esa vida que desean porque en su maquinación eligen una opción de unión equivocada? La respuesta es “si”. Los seres humanos buscan uniones desde una perspectiva errónea. El error consiste en que buscan las uniones, de cualquier tipo, para satisfacer algo que les atrae de manera inconsciente, el anhelo de paz, el anhelo de amor, el anhelo de felicidad y el anhelo de unión con Dios, que nace del alma. Buscan satisfacer ese anhelo en el exterior, lo buscan en el poder, en el dinero, en los estándares de belleza y moda. Y algo debe de fallar, porque nadie lo encuentra. Algunos parece que lo consiguen, pero no es definitivo, puede durar una temporada más o menos larga, pero al final se acaba y vuelve el sufrimiento.
El anhelo del alma no busca una satisfacción de un día,  de un mes, de un año y ni tan siquiera de una vida. El alma busca una satisfacción que tenga una duración igual a la suya, es decir que dure una eternidad.
No parece que nada caduco pueda durar una eternidad. Por lo tanto hay que buscar en otro lugar, hay que buscar otra opción que sea duradera, más que duradera, que sea eterna. Y  lo podemos encontrar en Alguien tan eterno como el alma, lo podemos encontrar en Su Propio Creador, lo podemos encontrar en Dios.
Nada puede apartar de Dios al espíritu humano. Por lo tanto, el primer trabajo para regresar a Dios es entendernos a nosotros mismos, y convertirnos en seres espirituales. Un ser espiritual es aquel que estando en el mundo, entiende que hay una razón de su estancia aquí, que esa razón es la unión con Dios y que para esa unión necesita vivir desde su alma.
Vivir desde el alma para regresar a Dios requiere cierta dosis de consciencia, de trabajo, de voluntad y de paciencia.
 
Hemos de vivir una vida de virtud. Pero ¿Qué es la virtud?, Para Platón, la virtud es “la perfección del alma”, y para Aristóteles la virtud es una "excelencia añadida a algo como perfección".
La virtud es un hábito, es un hábito mediante el cual potenciamos las cualidades del alma, (inclusividad, amor, alegría y felicidad, participación, soledad, indiferencia espiritual, impersonalidad, desapego, libertad, serenidad, calma interior, responsabilidad, sabiduría e intuición), y como todo hábito requiere un aprendizaje y una repetición; es decir, se requiere voluntad, por lo que bien podríamos decir que la virtud es una cualidad de la voluntad que, además, supone un bien para uno mismo y para los demás.
Los buenos hábitos, es decir, las virtudes, consiguen que se vaya estableciendo el dominio de la inteligencia en la vida del espíritu, es decir, es utilizar la inteligencia. Los vicios dispersan las fuerzas de la persona, mientras que las virtudes las concentran y las ponen al servicio del alma.
Una persona que es perezosa, que tiene el vicio de la pereza, puede fijarse,  propósitos estupendos, pero es incapaz de cumplirlos: su propósito resulta derrotado por la pereza, por la resistencia del cuerpo a moverse. ¡Es imprescindible la voluntad! Voluntad para meditar, voluntad para no juzgar, voluntad para vivir y ser feliz, voluntad para ser cada día mejor, voluntad para amar, voluntad para servir a los demás, voluntad……….., voluntad………., voluntad.
Una persona que tiene virtudes, es decir que tiene voluntad, es libre, es mucho más libre que la persona que no tiene ninguna virtud que es como una hoja movida por el viento. La persona con voluntad es capaz de hacer lo que quiere, cualquier cosa que decida, mientras que la otra es incapaz. La persona que no tiene virtudes, que no tiene voluntad, no decide por sí misma, sino que algo decide por ella.

sábado, 5 de julio de 2014

Amar, ayudar y perdonar


            Esta entrada es producto de la reflexión del mensaje que el Maestro nos regalaba en la mañana de hoy, en nuestro espacio de meditación y sanación.
Los seres humanos nos pasamos la vida buscando, con más o menos ahínco, una estabilidad emocional, lo más duradera posible, tratando de que nuestros altibajos emocionales sean, no solo suaves, sino también tardíos en el tiempo.
            Es posible que no todas las personas sean conscientes de que es estabilidad emocional lo que buscan, y lo disfrazan de diferentes maneras: Un mejor puesto de trabajo, unas vacaciones en un lugar paradisiaco, una casa de segunda residencia en la playa o en la montaña, tener un nietecito que de continuidad al apellido de la familia, que la niña apruebe las oposiciones, etc.
            Y todo eso, ¿Para qué? Las respuestas pueden ser variadas, pero si se sigue el hilo con porqués hasta el inicio, pueden salir palabras como felicidad, tranquilidad, seguridad, etc., etc.
 
            Está claro que se buscan sucedáneos de los estados emocionales importantes: de paz interior, de felicidad, de alegría o de amor, y si no se buscan sucedáneos, es claro que casi todo el mundo se conforma con pequeñas dosis.
            Eso es así porque nadie, o casi nadie, es capaz de explicar claramente que es posible conseguir una paz interior total, un amor total, una alegría total y una felicidad total. Se trataría de conseguir vivir en la Tierra, dentro de un cuerpo, como cuando no tenemos cuerpo. Es claro y parece fuera de toda duda, que al otro lado de la vida, la paz, el amor, la alegría y la felicidad, son el estado habitual de los que viven ese estado de conciencia. ¿Por qué no vivirlo aquí, en el cuerpo?
            Sólo necesitamos, como dice el mensaje que le precede a esta entrada, “Paz y Felicidad”: Amar sin condiciones, ayudar sin condiciones y perdonar sin condiciones. ¿Qué es difícil?, ¡claro!, nadie ha dicho que sea fácil, pero también es difícil trabajar como locos, olvidándose de vivir, para conseguir algunas de las cosas materiales con las que pensamos que vamos a conseguir la felicidad.
            Casi no es necesario especificar cómo conseguirlo: Se aprende a amar amando, se aprende a ayudar ayudando y se aprende a perdonar perdonando. Lo que si se puede hacer en el camino es mantenerse alerta para impedir que otros pensamientos desvíen la atención hacia el miedo, hacia la crítica, hacia la ira, hacia el rencor o hacia el egoísmo.
            Y medita. Sea el que sea el lugar en el que te encuentres dentro del camino, medita. Te ayudará a mantener la atención en el objetivo, que no es otro que “Amar, ayudar y perdonar”.              

Paz y felicidad


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (5 de Julio de 2014)        

 
Amar sin condiciones, ayudar sin condiciones, y perdonar sin condiciones es todo lo que necesitamos para tener paz interior y felicidad completa.

miércoles, 2 de julio de 2014

Buscar lo inexistente en lugares equivocados


            Los seres humanos somos especialistas en buscar cosas que no existen, o mejor, que no se pueden ver ni tocar, y además solemos hacerlo en los lugares equivocados. Podríamos pensar que somos majaderos, pero a lo peor no lo somos, porque es algo que hacemos todos los seres humanos, y tantas personas no podemos estar equivocadas, ¿O sí?
            Y, ¿Qué es eso inexistente que los seres humanos buscamos con tanto ahínco en los lugares equivocados?, pues yo diría que casi todo, pero básicamente el amor y la felicidad, así como todo tipo de emociones, sentimientos o energías, es decir todo aquello que no es material, por citar algunas más: alegría, paz, serenidad, conocimiento. Por lo tanto, si no es material, no se ve, y en la sociedad de hoy, “lo que no se ve, no existe”.
            Y es precisamente, todo esto que no se ve, todo esto que no es material, lo que buscamos, ¿Dónde?, en el mundo de la materia. Es decir, el lugar equivocado.
 
            Las emociones, las energías y los sentimientos, no son cosas externas, no son materiales, no se ven. Son cosas del espíritu, y el espíritu, para encontrarlo, para encontrar lo que hay en él y para conectar con él, se ha de viajar hacia el interior de uno mismo. Por lo tanto si realmente queremos encontrar cosas como el amor, la felicidad, la alegría, la paz, etc., etc., no podemos buscarlas fuera de nosotros mismos, porque es el lugar equivocado, y si alguien cree que lo ha encontrado fuera de sí, se engaña, solo es un sucedáneo con caducidad en el tiempo, mientras que si realmente se encuentra donde debe de ser, en uno mismo, se va a encontrar con algo auténtico que va a permanecer en el tiempo, que va a permanecer por los siglos de los siglos.
            Deja de vivir hacia fuera, deja de vivir hacia el exterior. No busques fama, no busques poder, no busques reconocimiento, porque es tan efímero como un suspiro. No busque posesiones, no busques nada material, a excepción de lo necesario para poder vivir, porque esas pertenencias no son equipaje que tu alma, que es la que está realizando los viajes de un lado al otro de la vida, se va a llevar. Sólo se va a llevar las pertenencias que hayas encontrado en tu espíritu.