El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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jueves, 21 de marzo de 2024
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sábado, 9 de marzo de 2024
viernes, 8 de marzo de 2024
Libertad
La libertad, según el
diccionario, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la
propia voluntad. La libertad es el estado o condición de quien no es esclavo.
En términos generales,
se refiere a la capacidad de actuar, elegir y tomar decisiones sin
restricciones externas excesivas o coacciones indebidas.
El estado de libertad
define la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni
sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras,
aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre,
pero también lo hace responsable de sus actos en la medida en que comprenda las
consecuencias de ellos.
Según esto, existe un
buen número de personas en la Tierra que, sin ser oficialmente esclavos, no
pueden considerarse libres, porque no pueden decidir por sí mismos, o no pueden
expresar libremente sus pensamientos o sus anhelos más profundos. Seguro que en
la mente de todos están los lugares del mundo donde se discrimina por razón de
sexo, o por razón de opción política, o por tendencia sexual, o por el color de
la piel, o por el volumen del extracto de la cuenta corriente, o por creencias
religiosas, o por un sinfín de cosas ridículas más, que por muy ridículas que
puedan parecer a los que no las sufren, hacen la vida imposible por su estado
de esclavitud, no reconocida, a millones y millones de personas.
Pero no es el objeto
de esta entrada enumerar dictaduras, sean del color que sean, o enumerar países
xenófobos, o nombrar países homofóbicos, capitalistas o corruptos. No. El
auténtico objeto de la entrada era hacer una loa a la libertad como uno de los
bienes más preciados del ser humano.
Pero llegado a este
punto se llena mi mente con una pregunta: ¿Es realmente libre el ser humano?
Imaginemos el estado perfecto. ¿Serían realmente libres todos los habitantes de
ese paraíso?, ¿No existiría ningún impedimento para que cada uno hablara y
obrara según su conciencia?, (pensemos que al ser un lugar tan idílico todos
sus habitantes actuarían siempre eligiendo la opción al bien). Pues, a pesar de
eso, no serían libres, porque todos tendrían como gobernador principal de sus
actos al dictador más poderoso que puede existir: “La mente”. La mente, por la
que se pasearía la envidia, la crítica, los celos, la ira, la tristeza o el
dolor, solo por nombrar algunos de los carceleros más depravados que puedan
existir.
Para que el ser humano
sea realmente libre tiene que dominar a su mente, ya que hasta entonces
permanecerá subyugado a los caprichos de esta.
Puede parecer un poco
drástico, pero no lo es, en absoluto, ya que es la mente la que impide a la
persona conseguir lo que la propia mente parece que anhela: “La felicidad”. Es
una paradoja, el ser humano con su mente piensa que quiere ser feliz y que
podría hacer para conseguirlo y, sin embargo, la propia mente se encarga de
boicotear su propio pensamiento. ¡Dramático!, aunque muy pocas personas son
conscientes de tal dictadura.
Ante esta coyuntura
boto a la basura mi loa a la libertad, ya que solo se puede proclamar la
dictadura de la mente, mucho más poderosa que cualquier tirano asesino que
pueda existir en el mundo.
La libertad, que es la capacidad del ser
humano para obrar según su propia voluntad a lo largo de su vida, no puede ser
proclamada por tantas y tantas personas que viven atadas a pensamientos de
dolor, que viven subyugados por sus vicios, que permanecen atados
emocionalmente a sus familiares, que vagan temerosos por la vida por lo que
otros puedan pensar, que desean vehementemente el último modelo de auto, etc.,
etc.
Nadie en las
condiciones anteriores puede proclamarse libre. Es cierto que no están atados
con cadenas por otro ser humano, pero sus cadenas, es seguro, que aun sean más
difíciles de cortar, porque mientras los que se encuentran encadenados de
cuerpo, en su interior existe el anhelo de libertad, al menos de libertad de su
cuerpo, los que se encuentran encadenados a las cadenas de su mente, ni tan
siquiera ansían la libertad porque no son conscientes de su esclavitud.
martes, 27 de febrero de 2024
miércoles, 3 de enero de 2024
lunes, 8 de mayo de 2023
El primer pensamiento
Argimiro se sentía
confuso. Estaba escuchando un pitido penetrante, que le parecía ensordecedor,
cuando hacía solo un instante que corría, desesperado, gritando como un poseso,
detrás de un autobús, que había emprendido la marcha, dejándolo en tierra, perdido,
en una carretera en mitad de la nada.
El conductor había
informado a los viajeros que realizaban una parada, de diez minutos, para que
los ocupantes pudieran estirar las piernas, que ya permanecían medio
adormecidas después de 10 horas sin moverse del asiento. Argimiro caminó junto
con sus compañeros de viaje, a un lado y a otro del vehículo y, antes de volver
a subir, se adentró en el bosque, que se encontraba al lado de la carretera,
hasta unos árboles cercanos, para descargar su vejiga que estaba a punto de reventar.
Ese autobús tenía que
haberle llevado hasta el aeropuerto para abordar un avión que le iba a devolver
a su país, después de seis meses alejado de él por cuestiones laborales y, por
ende, alejado, también, de su familia.
Tuvo que cesar en su desenfrenada
carrera porque el vehículo desapareció de su campo de visión y comprendió que
era ridículo seguir corriendo, ya que nunca le daría alcance y, estaba claro
que, el conductor no se había percatado de que había dejado a un pasajero en tierra
y, tampoco se dio cuenta del loco que corría con tanto desespero.
Esto era dramático,
porque no sabía donde estaba, no sabía cuando pasaría otro autobús y, aunque
pasara, no iba a llegar a su vuelo.
El estridente sonido
no le dejaba concentrarse para encontrar la solución a su problema. Pensó que
el sonido se parecía mucho a la alarma de un despertador y, de manera
inconsciente, estiró su brazo, hasta tropezar con algo. No entendía nada, pero
se trataba de su reloj despertador. De un golpe detuvo la alarma y, de repente,
se hizo el silencio.
Aun tardó unos
segundos en ser consciente de que estaba teniendo un sueño, tan desagradable,
que lo podía calificar de pesadilla. Cuando abrió los ojos y reconoció su
habitación, respiró aliviado.
- Todo
ha sido un sueño, -pensó-, que descanso, estoy en casa.
El mismo reloj que le
había despertado proyectaba una luz roja hasta el techo de la sala. Eran las
5:30, la hora en la que se levantaba cada mañana para iniciar un nuevo día.
Todavía desconcertado tardó unos momentos en ser consciente de que era martes y
no le quedaba más remedio que levantarse.
Su mente, siempre
alerta, para llevarle por los vericuetos más oscuros de la existencia, comenzó
a presentarle un pensamiento tras otro, con una velocidad que solo puede
conseguir una mente humana, y exhibiendo, en cada nuevo pensamiento, aún más
miseria, más miedo, más impotencia y más rechazo a la vida, que el pensamiento
anterior.
Argimiro,
todavía impresionado por la conmoción de la pesadilla que había vivido en su
sueño, dejó que esos lúgubres pensamientos fueran tomando el poder de su nuevo
día:
-
Otro día más. Igual que el de ayer o
anteayer. Igual que el que será mañana. ¡Qué asco de vida!, ¡qué aburrimiento!
<< ¿Dónde estará el
aprendizaje?
<< Con una vida tan monótona
y aburrida, ¿Para qué vivir?
La mente lo estaba
consiguiendo. Las emociones que comenzaba a sentir Argimiro estaban en
consonancia con sus pensamientos: Ansiedad, miedo, ira, tristeza.
Pero, en algún
momento, antes de salir de la cama, apareció, en la misma mente que le estaba
destruyendo, un punto de lucidez:
-
Si sigo regodeándome en los mismos
pensamientos, creo que voy a tener que correr al baño para vomitar. ¡Tengo que
cambiar el discurso!
<< Mi vida, hoy martes, no va a cambiar y va
a ser la misma con cualquier pensamiento, pero estos
pensamientos nefastos me están destrozando emocionalmente. Lo mejor que puedo
hacer es cambiarlos.
<< Creo, además,
que con la energía de miseria que estoy generando lo único que voy a conseguir
es atraer más miseria. Y no quiero más miseria, ya tengo suficiente, quiero ser
bendecido por la paz, por la serenidad, por la alegría, por la abundancia, por
el amor.
Y así, Argimiro
comenzó a repetir, al principio casi con desespero y al cabo de pocos minutos
de manera más serena: Gracias por las
infinitas bendiciones que estoy recibiendo a cada instante. Él sabía que no
era cierto o, al menos, no era consciente de esas bendiciones, ¿o sí?, porque
el tener una casa, una cama donde dormir, agua corriente, un frigorífico con
comida, salud para él y su familia, etc., etc., bien podían considerarse como
bendiciones.
La realidad es que, poco
a poco, el pensamiento consciente, de agradecimiento, comenzó a ocupar su
cerebro, dejando en el olvido los nefastos pensamientos con los que se había
despertado y, sus emociones, en consonancia con el pensamiento, se fueron
transmutando de tristeza a paz, de ira a humildad y de ansiedad y miedo a
tranquilidad.
Ya estaba preparado
para un nuevo día.
Dejó por un momento de
agradecer y casi, de inmediato, surgió un nuevo pensamiento:
-
Argimiro, ¿no has pensado que, bien
pudiera ser que tu aprendizaje se encuentre, precisamente, en la repetición de
tus días?
<< Hagas
lo que hagas, que sea con alegría, sin juzgar la razón de porqué lo haces, sin
criticar a ninguna otra persona, sirviendo a tu familia con amor, con
paciencia. Y, todo eso, que no sean solo tus acciones, sino, también, que lo
sea tu palabra, que lo sea tu pensamiento. Sé coherente, piensa, habla y actúa
de la misma manera, y colócate en los zapatos no solo de tu familia, sino en
los de todo aquel que se cruce en tu camino.
<< No tiene ningún mérito realizar la acción más extraordinaria en el mundo, si en tu interior estás renegando de algo o de alguien. No tiene ningún valor. Tu evolución será nula y tus días se repetirán una y un millón de veces, en esta y en las siguientes vidas, hasta que seas coherente con el amor.
jueves, 16 de marzo de 2023
Ideas que se van
Jueves 16 de marzo 2023
Hace
unos días estábamos mi hijo y yo solos en casa. Mientras yo cocinaba, unas
alubias blancas con almejas que, por cierto, salieron exquisitas, él estaba
leyendo en su cuarto. Siempre va con un reproductor de música en el que va
escuchando música que antes ha grabado en un USB. Es fácil saber por donde para
porque solo hay que seguir la estela de la música.
La
música, que siempre suele estar algún decibelio más alto de lo normal, ese día
sonaba un poco más suave, y por encima de la música comencé a escuchar una
conversación.
Detuve
el extractor de la campana para escuchar con más atención, por si se estaba
dirigiendo a mí, desde su cuarto. Me extrañaba porque sabe que no me gusta que
nos comuniquemos a gritos de una parte a otra de la casa.
No,
no me hablaba a mí. Me dirigí a su cuarto a ver con quien mantenía la
conversación y, claro, no había nadie más en la habitación.
-
¿Con quién hablas?
–le pregunté. Hace algunos años, ya lo hacía y me contaba que hablaba con los
angelitos que habían venido a visitarle.
-
Hablo
conmigo mismo, -¡vaya!, parece que los ángeles dejaron de visitarle.
-
Y,
¿Qué te dices?
-
Cosas
mías
-
¿No
puedes solo pensarlas?, ¿por qué lo dices en voz alta, si es a ti mismo?
-
Es
que si solo las pienso, se meten en medio otros pensamientos y no me dejan
terminar la conversación y, así, hablando conmigo los otros pensamientos están callados.
Era
una buena explicación. Y, entonces fui consciente de que a mí me ocurre algo
parecido. A veces, aparece el hilo de una idea, en forma de pregunta, o como
respuesta a algo que llevaba días dando vueltas por mi cabeza. Si quiero
desarrollar la idea, esperar la respuesta a la pregunta o procesar la
respuesta, tengo que sentarme y comenzar a escribir o comenzar a grabar, porque
si no, aparecen otros pensamientos y, al cabo de 10 minutos, me encuentro pensando
en el sexo de los ángeles y preguntándome, ¿qué fue de la idea?, ¿qué respuesta
apareció en mi mente?, ¿a qué pregunta? Se me había ido, como se van los sueños
en el momento en que abres los ojos.
Voy
a justificar lo que creo que me pasa. No es que me cueste trabajo dominar el
pensamiento. Lo hago bastante bien, tengo mucha práctica, lo que pasa es que “ese
pensamiento” que llega, yo creo que lo hace desde una vibración diferente y, al
chocar con la realidad de la energía normal de mi cuerpo se distorsiona un
poquito.
Por
eso siempre llevo conmigo una libreta y un bolígrafo. Y no es raro ver que en
mitad de un paseo me siente diez minutos en un banco a escribir “eso” que
comienza a dar vueltas por mi cabeza, o me ponga a hablarle al celular, como un
poseso, para grabar la idea.
Algunas
de esas ideas las voy desarrollando y se convierten en una entrada que cuelgo
en el blog o, si son cortitas, las escribo en el face. Pero hay otras muchas
que duermen el sueño de los justos. Voy a tratar de recuperar algunas.
sábado, 25 de febrero de 2023
Un día tranquilo
Capítulo XVII. Parte 6. Novela "Ocurrió en Lima"
Cuando
llegué al despacho Diana ya se encontraba en su puesto de trabajo. Lucia muy
diferente de la Diana con la que había estado conversando en el almuerzo el día
anterior. Sonriente se levantó, de inmediato, en cuanto aparecí por la puerta
del ascensor.
-
¿Podemos hablar?, -preguntó en cuanto
llegué a su altura.
-
Por supuesto, pasa al despacho.
-parecía por su aspecto que sería una conversación agradable.
-
Ayer seguí tus consejos y estuve
hablando con Pablo. Gracias a ti hemos aclarado malentendidos, creencias
erróneas y pensamientos inútiles. Nos dimos cuenta de cuanto nos amamos y de
que queremos las mismas cosas. Solo nos faltaba que coincidieran nuestras
fechas y lo hemos hecho. -concluyó Diana, satisfecha, sin que la sonrisa
desapareciera de su rostro.
-
Me alegro infinito por vosotros. -y era
verdad. Ahora mismo, con mi pírrica memoria, eran las dos personas a las que
más amaba después de mi familia.
-
Gracias. ¿Has hablado con Indhira?,
porque si mantienes la oferta de trabajar para la Fundación y ella ha aceptado,
creo que quiero hacerlo ya.
-
Indhira está encantada con tu
colaboración. Así que solo nos queda decirle al señor Ramírez que Roxana
ocupará tu lugar. Le diré que lo haga efectivo ya y así puedes iniciar su
instrucción. En cuanto esté preparada puedes empezar con Indhira que, por
cierto, hoy pasará a buscarme para el almuerzo y podíais aprovechar para
comenzar a concretar aspectos del nuevo trabajo.
Fue un
día tranquilo, sin sobresaltos. Tuve que pedir ayuda, en una ocasión, a Pablo
porque recibí una llamada de Buenos Aires relacionada con la ampliación de la
empresa y mi memoria no llegaba a tanto. Almorcé con Indhira que pasó a
recogerme y tal como habíamos hablado con Diana, aprovecharon para intercambiar
ideas de cómo sería su colaboración en la Fundación.
Habían
pasado ya 5 días desde que desperté sin memoria y no notaba ningún indicio de
que fuera a recuperarla. Ángel me dijo que era cuestión de días, pero sin
concretar. Así que solo me quedaba ir aprendiendo todo aquello que mi mundo
daba por sentado que sabía.
Pensaba,
a veces, que, si esto me hubiera pasado en mi antigua vida, en esa en la que
cualquier cambio, ya fuera grande o pequeño, me hacía sentir un pánico que me
impedía, incluso respirar, como el que tuve cuando mi suegro me ofreció el
puesto de director del departamento de informática, estaría muerto de miedo
acurrucado en un closet con la puerta bien cerrada. Sin embargo, ahora estaba
tan feliz. ¿Cómo habría sido mi vida en estos últimos 7 años para sentir un
cambio tan brutal como del que estaba siendo consciente?
domingo, 19 de febrero de 2023
El poder del subconsciente
“Somos lo que pensamos.
Todo el mundo surge de nuestros
pensamientos.
Con nuestros pensamientos hacemos
el mundo”
Buddha
Siempre
me ha encantado la imagen de iceberg que encabeza este texto, para ilustrar la diferencia
entre la mente consciente y la mente subconsciente, teniendo en cuenta que la
mente es parte esencial del ser humano.
Aunque
hablemos de la mente consciente y de la mente subconsciente, no tenemos dos
mentes. Tenemos una sola mente en la que se desarrollan dos actividades
diferentes.
La
actividad de la parte de la mente que denominamos consciente, la cual trabaja
con imágenes, es discernir que información desea, cual acepta y cual desecha.
Puede elegir crear un pensamiento y dejarle que se magnifique o, sencillamente,
quitarle la energía para que desaparezca, como el humo. Es la parte del
razonamiento. Utiliza los cinco sentidos para su observación y experimentación.
No creo exagerar si digo que, para nosotros, es el “director” de la obra de la
vida, ya que todas las decisiones se toman desde ella. Y tampoco es exageración
cuando vemos en la imagen que todo lo que procesamos conscientemente corresponde
al 5% de todo el potencial que abarca la mente.
El
95% restante corresponde a la parte de mente, denominada, subconsciente. También
trabaja con imágenes, pero a diferencia de la parte consciente no puede elegir
pensamientos. Ella crea pensamientos de manera automática a partir de la
información que recibe, información que ella asimila sin ningún tipo de
discernimiento. Todo lo que recibe es bueno para ella, tanto lo que le llega
del entorno, como aquello que procede de la parte consciente.
El
Dr. Joseph Murphy Trust en su libro “El poder de tu mente subconsciente”
escribe: “Tu mente subconsciente no tiene
la capacidad de argumentar o discutir lo que se le dice. Si le das información errónea,
la aceptará como verdadera. Entonces trabajará para hacer que esa información
sea correcta. Todo lo que te ha acaecido, ha ocurrido a causa de los
pensamientos impresos en la mente subconsciente mediante la fe. Si has
comunicado conceptos equivocados o distorsionados a tu mente subconsciente, es
de la máxima urgencia e importancia que los corrijas. La forma segura de
hacerlo es dando repetidamente pensamientos armoniosos y constructivos a tu
mente subconsciente. Al repetirlos
frecuentemente, tu mente subconsciente los aceptará. De ese modo, puedes
formular nuevos hábitos de pensamiento y vida más sanos, puesto que en tu mente
subconsciente es donde radican los hábitos”.
Todos
los seres humanos vivimos en una encarnizada lucha para eliminar enfermedades
físicas, problemas emocionales y distorsiones mentales, con las que convivimos
durante una buena parte de nuestra vida. Miedos, preocupaciones, dolencias
físicas, carencias, deseos incumplidos y un largo etcétera, ocupan nuestra
mente todas las horas del día.
Pero
mientras, por un lado, deseamos, por ejemplo, tener más dinero, por otro lado,
nos pasamos el día encogidos por la angustia que nos genera la llegada del
próximo recibo al que no podremos hacer frente. Es decir, la mente consciente
piensa durante 10 minutos que sería fantástico recibir una gran cantidad de
dinero y durante el resto del día lo mal que lo está pasando por no tener
dinero.
Ante
eso, la mente subconsciente, que es la que pone, todos los mecanismos, en
marcha para que se cumplan, a rajatabla, los deseos de la mente consciente, no
tiene duda de que lo que la parte consciente le está pidiendo es carencia, ya
que la persona ha dedicado 23 horas y 50 minutos a dar órdenes sobre la falta
de dinero ya que solo ha dedicado 10 minutos a la prosperidad.
He
puesto el ejemplo del dinero, pero podemos decir lo mismo sobre el miedo a las
arañas, la preocupación por el trabajo, la sensación de soledad, el hábito de
comer chocolate, y mil ejemplos más. Cada persona conoce sus problemas y sus
deseos.
Se
atribuye a Albert Einstein una cita que dice: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.
Si
con todo lo que llevas de vida no has conseguido cambiar ciertas cosas, podría
ser un buen momento para intentar el cambio. Tampoco pierdes nada, puedes ganar
mucho. De entrada, mientras estás repitiendo tus jaculatorias, te estás ahorrando
los pensamientos habituales que están llenando tu cuerpo energético de energía
negativa.
Si le imprimes la correcta dirección a tu mente subconsciente, esta sanará tu mente y tu cuerpo.
Al
cambiar tu mente llenándola con afirmaciones incesantes, también cambias tu
cuerpo.
SALUD
Repite durante 10 minutos, 4 veces al día:
Mi
cuerpo y todos mis órganos fueron creados por la Inteligencia Infinita de mi
mente subconsciente. Él sabe cómo curarme. Su sabiduría dio forma a mis
órganos, tejidos, músculos y huesos. Esta presencia curativa infinita de mi
interior está ahora transformando cada célula de mi ser, haciéndome sano y
perfecto. Doy gracias por la curación que sé que se está produciendo en este
momento. Maravillosas son las obras de la Inteligencia Creativa en mi interior.
Del
Libro “El poder de tu mente subconsciente”
Del
Dr. Joseph Murphy
Y,
después, durante el resto del día, vete repitiendo, tantas veces como puedas:
Dios
está devolviendo la salud y la armonía a mi cuerpo.
Y ten paciencia. Tu cuerpo necesitó de 9 meses para formarse. Tienes que darle tiempo para repararse.
miércoles, 28 de diciembre de 2022
Una mente aburrida
Es posible que te aburra escuchar al abuelo repetir siempre
las mismas historias, o escuchar cómo se queja de sus múltiples problemas y, de
manera permanente, la vecina del rellano, o escuchar los chismes que te cuenta
el portero, o repetir una y otra vez las mismas cosas, solo por citar algunas
de las situaciones que suelen producir aburrimiento a casi todos.
Sin embargo, ¿No te aburren las vueltas que le da tu mente,
una vez, y otra, y otra, y cientos y miles de veces, a las mismas situaciones, a
los mismos problemas, a las mismas preocupaciones, a las mismas disyuntivas?
¡Reacciona!, empieza a dominar tus pensamientos, ya es hora
de que empieces a vivir sin perderte ni un instante de tu vida. Pero esto no va
a llegar por influencia divina, has de ser tú, con tu decisión y tu voluntad
quien le ponga coto a esa mente tan aburrida y repetitiva.
miércoles, 16 de noviembre de 2022
La gloria del silencio
Las sirenas eran unas ninfas
marinas que, en la mitología, atraían con sus cantos, dulces e insinuantes, a los
marinos hacia los escollos de la costa, donde, tras hacerles naufragar, los
devoraban, no dejando de ellos más que los huesos amontonados.
Advertido por la diosa Circe
de lo peligroso que era el canto de las sirenas, Ulises ordeno taponar con cera
los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo
musical pedía que lo liberasen, debían apretar aun más fuerte sus ataduras.
Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y
sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los incautos que se dejaban seducir.
Empleamos esta expresión
para advertir del peligro de dejarse seducir o llevar a la perdición por falsas
promesas o incitaciones ilusorias. Pero tendríamos que utilizar muchísimo más
esta expresión, porque todos y cada uno de nosotros convivimos con una sirena,
que sabe entonar todo tipo de melodías, que nos incita con sus falsas promesas,
que nos seduce con su dulce música y nos arrastra en pos de sueños que se
convierten en humo al acercarnos a ellos.
Nuestra sirena particular no
es una dulce e insinuante ninfa, es nuestra mente, que, por todo lo que maquina
y promete, más parece una bruja terrorífica y tenebrosa. Todos tendríamos que
tener, como Ulises, un mástil al que poder atarnos y unos remeros que nos
ataran para no seguir los dictados de la mente perversa, que cuando nos atrapa
en sus redes deja amontonados no nuestros huesos, ya les gustaría a muchos que
así fuera, sino que amontona sobre nuestra vida nuestras más lúgubres
emociones.
No es dura la vida. No nos
lleva la vida ni al sufrimiento, ni al dolor. No es la vida la culpable de
nuestros miedos, ni de nuestros fracasos, no lo es de nuestra rabia, ni de
nuestra tristeza. No es la vida la responsable de los infinitos males con los
que convive el ser humano. Es nuestra mente, y más concretamente los cantos de
sirena de nuestra mente.
La mente no tiene ningún
reparo en culpar a los demás de desgracias propias, y de hacernos culpables de
las desgracias ajenas. La mente, cual sirena, nos arrastra con su canto, una y
otra vez, a recordar lo más tenebroso de nuestro pasado y nos impulsa a dudar sin
compasión sobre qué hacer en el futuro, pero es incapaz de mantenerse en
silencio para vivir, escuchar y disfrutar el presente.
No existe manera de
taponarse la conciencia para no escuchar a la mente, este es nuestro sino,
escuchar permanentemente las simplezas de una mente que vaga a la deriva, como
las hojas movidas por el viento, amontonando emociones en recovecos
resguardados del aire. Y aquí nace nuestro trabajo, dejar salir del corazón
nuestra grandeza para dominar con un acto de la voluntad al huracán de la
mente, limpiar el amasijo de emociones acumuladas, para conseguir así la gloria
del silencio.
sábado, 5 de noviembre de 2022
Un domingo diferente para Indhira
Capítulo XIV. Parte 1. Novela "Ocurrió en Lima"
Desde que
el martes Indhira hablara con su padre, Antay era el pensamiento recurrente que
daba vueltas y vueltas en su mente, sin hacer ningún amago de desaparecer. ¿Habría
aceptado la oferta? No había querido llamar a su padre para preguntarle, ya
que, si nunca se había interesado por ningún empleado de su padre, no quería
dar demasiadas pistas de lo interesada que estaba en Antay.
Aunque
pensaba que lo mejor que podía hacer era sacar a Antay de la cabeza, porque, a
pesar del encuentro que tuvieron en las oficinas de la empresa de su padre,
seguía sin llamarla.
Contaba
los días que faltaban para la comida familiar del domingo. Los cinco días le
parecieron una eternidad, pero por fin había llegado.
Indhira
se encontró con su hermana Naihara unos metros antes de la casa de sus padres.
- ¿Vienes
sola?, -preguntó Indhira a su hermana al ver que no la acompañaba Giuliano, su
esposo.
- Si,
Giuliano está en Arequipa, por cuestiones de trabajo hasta el martes, -le informó
su hermana- y tu ¿qué?, ¿cómo vas de amores?
- Voy
igual. Pero no te lo pierdas, va a trabajar en la empresa de papá.
- ¡Qué me
dices!
- El
martes fui a ver a papá a su oficina y me encontré con Antay. Fue un encuentro
fugaz y le dije que me llamara, pero nada, ni así. Por la noche llamé a papá y
me contó que le había ofrecido ser el director de un nuevo departamento de
informática que quiere poner en marcha en la empresa. Supongo que hoy nos dirá
algo. Quiere ampliar el negocio.
- ¡Este
hombre!, -contestó Naihara a su hermana- tendría que estar jubilado y, en lugar
de eso, amplia el negocio. Se morirá sentado en su despacho. Y tú, ¿por qué no
llamas a Antay?, con la excusa de que papá te ha contado que le había ofrecido
trabajo.
- Quería
esperar a ver que nos cuenta papá hoy. ¿Entramos?
El
padre de Indhira beso a sus hijas, interesándose por cómo les había ido la
semana y extrañado por la ausencia de su yerno preguntó por él a Naihara. Pero
no decía nada de lo que a Indhira le interesaba. No le quedaba otra que armarse
de paciencia hasta que su padre decidiera hablar de lo que estaba haciendo en
la empresa. Lo contaría después de la comida, pensó Indhira, porque siempre
informaba a la familia de las cosas importantes de la empresa a la hora del
café.
Estuvo
jugando con sus sobrinos en el jardín hasta la hora del almuerzo. Y fue,
después del almuerzo, cuando su padre decidió, por fin, explicar las novedades
de la empresa.
- Escucharme
que quiero contaros algo de la empresa. -¡ya era hora, pensó Indhira!- Vuestra
madre me ha dado el consentimiento para que haga una ligera ampliación del
negocio.
>> Vamos a expandirnos en Colombia
abriendo oficinas en tres ciudades, y he pensado que, para descargar a los
comerciales de tareas administrativas y tengan más tiempo para dedicarse a los
clientes, sería bueno un apoyo administrativo e informatizado desde la oficina
de Lima. Para eso estamos implementando una sección de informática con 8
personas. Por cierto Indhira, el director del nuevo departamento es tu amigo.
- No es
mi amigo papá, solo es conocido. Le vi un día y nada más, -se justificó
Indhira.
- Pues
para ser solo conocido te interesaste mucho el otro día. Y él, cuando le dije
que te interesaste y que le hiciste mucha publicidad, se puso rojo como un
tomate. ¿Seguro que solo es conocido?
- Anda
Chiqui, no sabía que tenías un amigo especial. Cuenta, cuenta, -dijo María, su
mamá.
- Que no
es especial mamá, que no es ni amigo, -cuando dijo eso Indhira sintió que algo
en su interior se retorcía. Para ella estaba claro que era más que un conocido.
- Pues no
estaría mal que fuera algo más. Es joven, es atractivo, es educado, responsable
y trabajador. Así tendría alguien de la familia dirigiendo la empresa, -terció
el papá.
- Papá,
por favor, -rogó Indhira.
- Ya está
hija, disculpa. Pero tengo que reconocer que hemos hecho un gran fichaje. Firmó
el contrato el jueves y ya se quedó a trabajar. El viernes visitó una oficina y
estuvo en ella desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche y, ayer
sábado, a pesar de ser feriado estuvo todo el día en la oficina. Y esta mañana
me ha llamado Arana, el director de operaciones, y me ha comentado que le ha
enviado un correo con el cronograma de visitas de la próxima semana. Vamos, una
joya.
Al
final Indhira, ante la insistencia de la familia, tuvo que contar parte de su
corta historia con Antay, aunque pasando por alto la bochornosa despedida.
A media
tarde los hijos de Rafael y María comenzaron a despedirse. Naihara e Indhira se
fueron juntas y en la despedida Naihara le dijo a su hermana:
- Chiqui,
no esperes que te llame. Llámale tú con la disculpa de lo que nos ha contado
papá. Y le das la enhorabuena por el nuevo trabajo. No dejes que se escape, por
lo menos prueba a ver qué pasa.
- No sé
lo que haré. Ya te diré.
sábado, 29 de octubre de 2022
Cambiar el pensamiento
Capítulo XIII. Parte 4. Novela "ocurrió en Lima"
Como
todavía no tenía asistente pasé por el despacho de la señora Claudia para
informarla de mi visita a la oficina “Uno de San Isidro”, y me fui para casa.
Camino
de casa iba pensando en que, después del almuerzo, iba a llamar a todos mis ex
compañeros para ver si les interesaba el trabajo. No creía que todos hubieran
conseguido ocuparse.
Una vez
en casa, comiendo lo primero que encontré en la refrigeradora, fui consciente
de que el miedo que me había consumido, solo dos días atrás, se había
transmutado en ilusión y responsabilidad. Hasta ahora pensaba que ya había
vivido suficiente miedo en el tema de las relaciones, imaginando una posible
ruptura, pero no había sido nada comparado con el terror al que me fue llevando
el pensamiento ante la posibilidad de fracasar si aceptaba el trabajo.
Había
experimentado que es vivir en el infierno y, no había necesitado bajar a las
calderas de Pedro Botero, lo había vivido aquí, en la vida. No había necesitado
morirme.
Puedo
decir bien alto, por la experiencia vivida, que el verdadero infierno está en
la persona, está en la mente, pues es ella la que va llevando al ego por los
vericuetos del pensamiento, de la emoción y del sentimiento. Es la mente la
que, pensamiento a pensamiento, va desgranando ideas, creencias, desgracias,
males, sufrimientos y torturas, que hacen que la persona sufra un verdadero
infierno.
Son
esos pensamientos, creencias, males y desgracias las que vive realmente la
persona. Pero para mí eran reales. El dolor que yo he sufrido, el miedo, la
ansiedad o la angustia, solo han sido un producto de mi mente, porque nada está
ocurriendo, solo es mi apreciación. Ahora tengo claro que cuando consiga
mantener la mente en silencio habré alcanzado la dicha.
Si los
seres humanos consiguiéramos invertir la tendencia de nuestros pensamientos se
invertiría nuestra vida. Pasaríamos de ser infelices y de vivir atenazados por
el miedo, como me ha pasado a mí, a vivir, si no la felicidad, si un estado de
serenidad que debe de ser un estado muy próximo a la felicidad. Cambiaríamos la
tristeza por la alegría y la ansiedad por la paz interior.
Desde
luego, no es una tarea fácil que una persona pueda cambiar el pensamiento, pero
tampoco es imposible. Si yo lo he conseguido, al menos de momento, que soy el
paradigma del miedo, puede conseguirlo cualquiera. Mis herramientas han sido la
meditación, la atención, la oración y el canto de mantras. Espero conservarlas
para no volver a las andadas.