El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 3 de agosto de 2017

Que no se acabe tu amor por falta de uso

            ¿Realmente amas a tu familia, hijos, pareja, padres, hermanos?, ¿siempre?, ¿no dejas de amarles ni un ratito?

            Y ¿Qué crees que sucede cuando les gritas?, ¿les sigues amando entonces?, ¿crees que Dios te ama?, ¿te grita? En cada grito se pierde un gramo de amor.

            ¿Sigues amándoles cuando les criticas?, ¿sientes la crítica de Dios en algún momento? En cada crítica se pierde otro gramo de amor.

            ¿Sigues amándoles cuando les ocultas algo, porque te avergüenza que lo sepan? En cada engaño se pierde un kilo de amor.

            Seguro que a pesar de todo esto les amas. Aunque ten cuidado, no se te vaya a acabar el amor de no usarlo.

            Sabemos que no es el mismo Amor con el que Dios te Ama, pero para ser un aprendiz del Amor, ¡está bien!

            Pero lo que no está tan bien, es que este principio de amor, que para ti un día fue ¡él no va más!, lo dilapides por…, ¿tonterías?



            Porque, ¿no es una tontería discutir por lavar unos platos, por sacar una bolsa de basura a la calle, por no poder ver un partido de fútbol, por no contestar cuando te llaman, por no echar la ropa sucia en el lugar asignado, por…, por…, por…?

            Reflexiona por un instante………. Si no has discutido, juzgado, criticado, enojado, gritado, o molestado por alguna de estas cosas, o nimiedades parecidas, ¡felicidades!, eres un ser excepcional. Pero lo normal es que sí te haya ocurrido algo parecido.  

            Si te ha ocurrido, siéntate en silencio, cierra los ojos, ponte en contacto con tu respiración y recuerda…:

Recuerda que tus papás, para ti, eran Dios hasta que llegaste a la adolescencia.
Recuerda que tu pareja era tu alma gemela, que hacía que en lugar de alimentarte tú, tuvieras que alimentar las maripositas que vivían en tu estómago.
Recuerda como lloraste de amor el día que nació tu hijo o tu hija, (yo es que soy un llorón), o si no llegaste a llorar, recuerda tu sentimiento.

            Si Dios, que tiene muchas más razones para enojarse contigo, no lo hace, ¿por qué lo haces tú?, ¿seguro que amas a los tuyos?

            Antes de juzgarles, ponte en su lugar. Antes de criticarles, ponte en su lugar. Antes de engañarles, ponte en su lugar. Antes de lanzarles una palabra ofensiva, ponte en su lugar. Antes de negarles la palabra, ponte en su lugar.


            Si estás leyendo esto, tú puedes hacerlo, No dilapides tu amor, ¡úsalo!, que no se acabe por la falta de uso. 

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