El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 7 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (1 de 2)


            Hemos leído tanto y tanto sobre la Ley de la Atracción que cualquiera de nosotros podría dictar un seminario sin temor a hacer el ridículo, y lo haría muy bien. Incluso podríamos dictar esas clases sin que hayamos conseguido ni una sola vez que se cumpla en nosotros de manera consciente la famosa ley, porque la teoría la conocemos a la perfección, y además, tenemos a nuestro favor que en los aspectos negativos estamos consiguiendo que de manera inconsciente se cumpla la ley de manera permanente.

            La Ley de la Atracción tiene dos vertientes, una positiva, atrayendo a nosotros aquello que anhelamos, y otra negativa atrayendo a nosotros justamente aquello que no deseamos.

            Aunque esto no es un tratado sobre la Ley de la Atracción, si que nos conviene recordar como atraemos tan fácilmente lo negativo y como parece que se resiste la consecución de nuestros deseos.


            La Ley de la Atracción se basa en que energías iguales se atraen, y teniendo en cuenta que cada pensamiento, que cada sentimiento, que cada emoción y que cada palabra son energía, solamente tenemos que ser conscientes de que tipo de energía mantenemos en nosotros, para saber que eso es justamente lo que estamos atrayendo.

            Ya sabemos que hay pensamientos negativos, positivos, necesarios, inútiles y elevados; y que los que habitualmente se están expresando son los pensamientos inútiles y los pensamientos negativos. Pues es esa negatividad la que estamos atrayendo de manera permanente. El sufrimiento, la tristeza, el miedo y la enfermedad llegan a nosotros como si fuéramos un imán atrayendo al otro polo, y eso solo es debido al cumplimiento de la Ley de la Atracción. Se cumple siempre, se conozca o no se conozca, como sucede con cualquier otra ley del Universo.

            ¿Por qué no se materializan nuestros deseos tan fácilmente como se materializan las cosas negativas? Por una sencilla razón, mientras los sentimientos y las emociones negativas permanecen en nosotros sin ningún tipo de esfuerzo, conseguir generar una emoción positiva de algo que no tenemos, a partir de un pensamiento, teniendo en cuenta además que la falta de “ese algo” es uno de esos pensamientos negativos que permanecen anclados en nosotros las veinticuatro horas del día, parece complicado, muy complicado. Y realmente lo es, porque hay que olvidar la carencia y sentir la emoción de que la carencia se ha transformado en abundancia.

            Sin embargo, nada es imposible, se puede conseguir y hay personas que realmente lo consiguen. Aquí es donde queremos introducir una nueva perspectiva.

            Para trabajar desde la nueva visión, hemos de tener claro que somos Hijos de Dios y que nuestro paso por la materia sólo tiene como objetivo la vuelta a Dios. Esto es fundamental ya que cualquier otra concepción de la vida y cualquier otro objetivo de vida nos mantendrían en el mismo punto en que se encuentra la humanidad en la actualidad: Conseguir aquello que se desea de cualquier forma y esta no es la visión que queremos ofrecer.

Volvamos a la Ley de la Atracción: Es claro que nos gustaría que se cumpliera la ley en nosotros para conseguir todo aquello que deseamos. Pero eso que deseamos ¿Es lo que necesitamos para cumplir nuestro Plan de Vida?, ¿Eso que deseamos con tanta vehemencia es lo que nos conviene?, ¿Para qué lo necesitamos?, ¿Llegaremos a Dios más fácilmente materializando nuestros deseos?


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