El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 25 de diciembre de 2015

Derribando tabúes de la pareja


            Un alto porcentaje de infelicidad y sufrimiento tiene su origen en la relación de pareja, cuando curiosamente elegimos a nuestra pareja para, en teoría, pasar toda una vida de felicidad.
            Hay parejas, o mejor dicho los miembros que componen la pareja, que después de cierto tiempo sienten que les falta algo, que no disfrutan con la relación, que no son felices, que se sienten incompletos. Y, por supuesto, la relación comenzó con todos los requisitos necesarios: Maripositas en el estómago, un estado de devoción en el que casi tocaban a Dios, una necesidad permanente de verse, tocarse, escucharse, sentirse, con cara de iluminados por su sonrisa permanente y con un olvido total del resto del mundo.
            Después de esos comienzos, pueden haber establecido una relación legal o de hecho, no importa, los papeles están bien para las cuestiones legales, pero para la cuestión del “ser”, para las cuestiones energéticas, para los compromisos adquiridos o para su compromiso con Dios, (si, con Dios), no importa si la relación es legal o no.


            Y al cabo de cierto tiempo, no importa cuánto, ni como era el tipo de pareja formada, ¡Oh, el amor se acabó!, y ahora ¿Qué?, porque las estructuras sociales, religiosa, familiares y en muchas ocasiones económicas, les obligan, aunque mejor estaría decir se obligan ellos mismos, a seguir juntos, con todo lo que eso significa: silencios, gritos, rencores, chantajes, infidelidad, engaños, maltratos, etc., etc.
            A pesar de esas estructuras sociales, es posible que se separen unos veinticinco millones de parejas anualmente en el mundo, (son cálculos extrapolados), y en muchos casos, no en todos afortunadamente, también es posible que antes, durante y después de la separación, o uno o los dos miembros de la pareja, hagan la vida imposible al otro.
El origen del problema no es otro que el desconocimiento de lo que es una relación de pareja y de la razón por la que se forma, así como del ingrediente o ingredientes imprescindibles, tanto para mantenerla como para darla por concluida.
Toda nuestra vida gira en rededor de parámetros erróneos, siendo el más grave la creencia de que somos un cuerpo, sin ninguna misión, salvo la de ser “personas de provecho” y conseguir lo mejor: mejor empleo, mejor casa, mejor coche, mejor pareja, mejores hijos, mejor todo. Como consecuencia de eso, todas nuestras acciones van a ser erróneas después de una lucha despiadada y sin cuartel con la propia vida.
Los seres humanos llegamos a la vida con un Plan establecido. Recogido en ese Plan se encuentran nuestras relaciones. Por lo tanto primer error: Las relaciones no son fruto de la casualidad o del encuentro con nuestra media naranja o nuestra alma gemela; las relaciones se establecen para aprender algo, para enseñar, para recibir algo que se debe o para pagarlo y están establecidas de antemano, de la misma manera que está establecida su duración, no tanto en tiempo,  ya que el tiempo solo es algo inherente a la materia y el Plan viene establecido desde el otro lado de la vida, sino en cuanto a la conclusión del trabajo, o cuando se comprueba que el trabajo va a ser irrealizable, (como sucede en un alto porcentaje de parejas).
Por lo tanto sería bueno desterrar la romántica idea de que se establece una relación para toda la vida, porque no va a ser así, o no va a ser así en un ochenta por ciento de relaciones, aunque no todas llegan a romperse. Si prefieren sufrir y ser infelices, es su decisión.
El segundo problema o error es que en las relaciones está ausente el Amor, y está ausente porque eso es justamente lo que tratamos de aprender con nuestras encarnaciones en la materia vida tras vida. No sabemos Amar, y lo que llamamos amor, que es en lo que basamos la relación, no es más que una mezcolanza de apego y deseo. Si a esa mezcla le añadimos el pensamiento social, la presión familiar, el fariseísmo religioso, los hijos y la posible precaria situación económica, la ruptura de la pareja es como una bomba atómica explotando en el salón de la casa familiar.
La metralla de la bomba son un sinfín de desencuentros en los que se llegan a utilizar hasta los niños como arma arrojadiza. Hay una parte de la pareja, normalmente los padres, que puede llegar a perder completamente el contacto con sus hijos por las maniobras y malas artes de la otra parte. Es terrible.
Todo esto se podría evitar si todos fuéramos conscientes de nuestro papel en la vida. Pero ya que eso parece difícil de conseguir podemos asirnos al amor, aunque sea esa emoción que sentimos los humanos. Si se pusiera un poco de amor en la pareja es posible que se pudiera mantener en la ruptura y utilizarlo en la separación junto con el respeto y la generosidad, aplicando además la Regla de Oro: No quieras para el otro, lo que no quieres para ti. Así no se utilizarían a los hijos como arma arrojadiza, no existiría ningún tipo de chantaje, y los dos miembros de la pareja arreglarían la vida de separados conjuntamente, de la misma manera que organizaron de manera conjunta la unión.
Siempre en estos casos se comenta “Es que las cuestiones del corazón son difíciles”. El comentario es erróneo, la formación de la pareja y su separación solo es una cuestión de la mente, otra cosa sería si entrara en juego el corazón con el auténtico Amor. Las cosas del corazón son las más fáciles.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Y ¿Quién no es Dios?


             Y ¿Quién no es Dios? Dios no es ese Ser que premia a los buenos y castiga a los malos. Dios no discrimina al que no cumple los preceptos del que si los cumple. Dios Ama de igual manera al beato y al asesino, Dios se sienta en la mesa del pobre y en la mesa del rico, Dios habita en el corazón de todos, en el de la prostituta también, igual que en el corazón del cardenal. Dios Ama a todos, a todos por igual, porque todos somos Sus hijos, porque todos somos Su Creación, y su Amor es infinito, es incondicional, es eterno.  

  

Sin embargo, las distintas creencias religiosas, habiéndose apropiado de la patente de Dios, guiados por sus pensamientos erróneos quieren hacernos creer que ellos están en posesión de la auténtica verdad, y si seguimos sus leyes alcanzaremos la felicidad, alcanzaremos la salvación, llegaremos a Dios.

La Verdad ya vive en nuestra alma, la felicidad ya está en nuestro corazón, no necesitamos la salvación porque nunca ha peligrado nuestra existencia y llegaremos a Dios todos, porque para eso estamos aquí para llegar a Dios. Es posible que unos tarden más que otros, pero será por su propia decisión, no porque lo impida ningún alabardero de ninguna claque.


La Ley del Amor


Perlas para el alma



Sólo hay un mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Sólo, hay un camino: “El que dicta el corazón”. Sólo hay una ley: “El Amor”.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Amor sin condiciones


Perlas para el alma


            Cuando aprendes a dar amor a la persona herida que tienes dentro, comienzas a invertir la creencia de que la autoestima tiene que estar basada en la respuesta de los demás hacia ti.
            Lentamente re-aprendes a valorarte tal como eres, aquí y ahora, sin condiciones. Nadie más puede hacerlo por ti. Los demás pueden ayudarte y animarte, pero nadie puede enseñarte a amarte a ti mismo. Esta es una función de cada alma individual.
Del libro  “Amor sin condiciones”
De Paul Ferrini

            Creo que nunca he recomendado ningún libro, porque no soy ningún experto, y tampoco mi criterio tiene porque coincidir con el de los demás. De este libro quiero decir que me ha gustado muchísimo.


Puntos de conflicto escondidos


No creo exagerar ni un ápice afirmando que prácticamente todos los seres humanos tenemos algún punto de conflicto: de infelicidad, de miedo, de incomodidad, de insatisfacción, de frustración, de envidia, de rechazo, de prepotencia, de egoísmo, de orgullo, de inferioridad, de duda, de celos, de impaciencia, de ira, de pena, de impotencia, de tristeza, de rencor, de avaricia, de depresión.

 Y creo que tampoco exagero si digo que no somos totalmente conscientes de ese, nuestro punto de conflicto. Es claro que al no ser conscientes no podemos trabajar para eliminarlo, y que aunque desconocido, afecta muchísimo a nuestro campo energético, y por ende, a nuestro propio crecimiento.

Es posible que nuestro punto de conflicto se encuentre tan adentro y tan escondido en nosotros, que no solo nosotros no seamos conscientes, sino que ni tan siquiera los que nos rodean tengan constancia, al cien por cien, de nuestro fallo. Y eso que los que nos rodean son los más indicados para explicar cuáles son nuestros fallos, porque ellos los ven, mientras que nosotros, lo único que podemos alcanzar a ver es nuestra sombra.



Es decir, que nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, y seriamos capaces de matar defendiendo la idea de que no hay razón para tal extremo.

Es un caso difícil, porque con la meditación que es casi un “cura todo”, no es suficiente, y no lo es porque la meditación es un abono que lo mismo hace que crezcan las buenas que las malas hierbas. Para que la meditación surta efecto ha de pasar mucho tiempo para que la energía positiva que se genera pueda ir desplazando las energías negativas de ese “algo” que se encuentra escondido y posiblemente repartido en cada célula del cuerpo.

La “atención” y la “aceptación”, que son las mejores recetas para conseguir vivir una vida plena, en este caso adquieren doble valor. La atención porque con ella se puede descubrir la reacción emocional ante cualquier circunstancia, que en condiciones normales, en “piloto automático” pasaría desapercibida, y si se consigue descubrir esa reacción es mucho más fácil eliminarla aplicando la receta de usar la virtud contraria. Y la aceptación, porque aceptando no se da entrada ni cabida a cualquier negatividad escondida en el carácter, con lo cual a base de no usarlo acabaría agotándose.

Y mientras tanto seguir con nuestra meditación. Sería fantástica una meditación que active la energía del amor, porque es la energía más poderosa que existe, es un buen limpiador.


 

martes, 15 de diciembre de 2015

Si, ya sé que la vida es ilusión, pero.....


            Si, ya sé que la vida es ilusión, que es un sueño, que es una escuela para aprender o una especie de mercadillo para pagar deudas. Si, ya sé que la auténtica y verdadera vida es la que está al otro lado de la vida, donde todo es paz y amor, pero……




Cuando mi hijo se enferma yo sufro, a sabiendas de que el sufrimiento no le va a sanar, pero sufro. Y cuando el sueldo no me llega a final de mes y tengo que mendigar para dar de comer a mis hijos, además de sufrir me muero de vergüenza, a sabiendas de que esa vergüenza no va a convertirse en dinero, pero siento vergüenza que le voy a hacer. Y cuando cometen conmigo una injusticia, me indigno, sabedor de que la indignación no va a reparar la mentira, pero me indigno a pesar de todo. Y cuando cierran la empresa y me quedo sin trabajo me deprimo, a sabiendas de que la depresión no va a devolverme el trabajo, pero la depresión me puede. Y cuando veo como envejecen mis familiares queridos y no pueden valerse por sí mismos, me entra una pena infinita, y si, ya sé que es la ley de la vida, pero me da pena. Puedo contar mil historias más, pero ¿Para qué?, coloca aquí la tuya.

Sé que la vida es ilusión, que es sueño, que es fantasía, pero vivir esa ilusión, vivir ese sueño, vivir esa fantasía me emociona y me hace llorar, y me alegra y me hace reír, y me apena, y siento tristeza, y siento decepción, y siento euforia, y me deprimo, y…….

Sigo las instrucciones de los maestros: oro, medito, acepto y lo dejo todo en manos de Dios. Él sabe mejor que yo como fue el contrato que firmé. Y sé que no sirve de nada, pero sigo sufriendo, sigo riendo y llorando.

Señor. ¡Hágase tu voluntad!



lunes, 14 de diciembre de 2015

Silencio


Perlas para el alma



            Mejor mantente en silencio porque todo lo que digas va a ser utilizado para juzgarte y criticarte. También te van a criticar por tu silencio, pero al menos no gastas energía, no generas karma y estás más cerca de tu interior, lo que equivale a decir que estas más cerca de Dios.

domingo, 13 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (y 2)


¿Qué es madurar y dejar de comportarse como bebés? Está claro que el mero hecho de vivir ya comporta un crecimiento y una evolución, pero no son más que la evolución y el crecimiento de vida. El hecho de envejecer no supone ningún plus en habilidades interiores.

¿Qué es, entonces, madurar, evolución o crecimiento interior?:

-          Madurar supone llegar a ser libres interiormente.
-    Es conseguir una transformación que nos va a dar la capacidad de elegir como nos queremos sentir.
-       Es una transformación en la que podemos ver y sentir, de un modo natural, una realidad que está más allá de lo que ha sido hasta ahora la propia experiencia, ya que permite ver el mundo con una amplitud y una profundidad desconocidas hasta ahora.
-     Es un trabajo para contemplar la Realidad, para contemplar la Verdad, para encontrarse con Dios.
-       Es ver con ojos nuevos, es descubrir, no solo intelectualmente, sino desde el corazón, que somos UNO con el Universo, es ver la conexión de todo lo creado.

También hablamos de conciencia. Pero ¿Qué es la conciencia? La conciencia es el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno. Por lo tanto desarrollar la conciencia es llevar ese conocimiento al límite extremo para conocer absolutamente todo de uno mismo, y todo es: Cuerpo, mente, energía, emociones, espiritualidad. La conciencia, que empieza con el conocimiento de uno mismo en lo físico, se expande hasta límites que no pueden ser percibidos por el cerebro humano.

Y por último hablamos de construcción de carácter: Esta va a ser la clave. Vamos a crecer y a evolucionar construyendo nuestro carácter.

El carácter de una persona lo constituyen las peculiaridades o cualidades que la distinguen de los demás.

Construimos nuestro carácter al repetir pensamientos, al repetir emociones y sentimientos, y por los hechos que resultan de ellos.

Repite un hecho muy a menudo, frecuentemente, y se convertirá en un hábito.



Un pensamiento puede desaparecer pronto, podemos olvidar cualquier hecho, pero ambos dejan una marca en el carácter, aunque sea ligero. Si no desaparecen pronto y se vuelven costumbre, graban profundamente. Todo es energía.

El carácter es la colección de hábitos y tendencias que hemos construido en todos nuestros cuerpos. Es la acumulación de hábitos del cuerpo, de las emociones y sentimientos, de los hábitos de la manera de pensar y de la moral, hábitos de obedecer a la voz de la conciencia, o de ceder a la tentación, como también, hábitos de entrenamiento en todos los campos del esfuerzo. Es lo que hemos construido en nosotros mismos.

El carácter es el ropaje interno e invisible que el Ego teje alrededor de sí mediante sus pensamientos y acciones, hebra por hebra, fibra por fibra. Durante la vida mejoramos este carácter, o lo degradamos y lo echamos a perder. Al final de la vida, el carácter todavía permanece como una acumulación de fuerzas y energías, y como tal, no puede ser aniquilado ni destruido. ¿Qué le sucede al carácter después de la muerte?

Pues que permanece inalterado y latente hasta que el alma decide encarnarse en un nuevo cuerpo, momento en el que en su bolsa de viaje aparece el carácter forjado vidas tras vida. Así el recién nacido es virtualmente una reproducción de la persona que ya existió en vidas anteriores.

El carácter de una persona está profundamente arraigado y no cambia de un día para otro, o de hora en hora, como lo hacen nuestra manera de pensar y nuestros sentimientos. No podemos cambiar nuestro carácter como lo hacemos con nuestra disposición de ánimo, en un instante, pero podemos cambiarlo y remodelarlo con el mismo método que utilizamos al construirlo. Si un edificio no es lo que debería de ser, y queremos remodelarlo o reconstruirlo, eso sólo puede lograrse al reemplazar partes defectuosas por unas nuevas y mejor diseñadas, y esto debe hacerse poco a poco.

No puede lograrse con un impulso sencillo, sino mediante un proceso lento y laborioso. No existen atajos para remodelar el carácter. Esa es la razón por la cual las resoluciones de Año Nuevo, ahora que lo tenemos a la vuelta de la esquina, aunque beneficiosas, son tan a menudo inefectivas. En nuestra euforia pasamos por alto la realidad de que lo que esperamos que cambie con un mínimo esfuerzo, fue construido por pensamientos y hechos, repetidos una y otra vez, durante largos periodos en el pasado. A fin de que funcione, el esfuerzo debe ser constantemente renovado y resueltamente continuado a lo largo del año, mes a mes, día a día.

La Sabiduría Oriental lo expresa así:

Si siembro un pensamiento, cosecharé una acción;
 si siembro una acción, cosecharé un hábito;
  si siembro un hábito, cosecharé un carácter;
   si siembro un carácter, cosecharé un destino.


              Pero puede hacerse. Solo hay que ponerse. ¡Querer es poder!

sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (1 de 2)


Pues no somos felices por nuestra mala memoria. Al olvidar los seres humanos quienes somos, nos hemos separado de Dios. Pero no sólo nos hemos separado de Dios, no hemos separado los unos de los otros. La separación genera conflicto, la separación genera sufrimiento, la separación es el germen de las guerras.

Nos hemos separado tanto y, llevamos tanto tiempo separados, que nos creemos seres independientes, casi con el objetivo de cuidar y defender lo que consideramos nuestro. Criticamos, juzgamos y atacamos más o menos solapadamente a todo lo que es diferente: Diferente creencia, diferente religión, diferente opción política, diferente nacionalidad, diferente tendencia sexual, diferente color de piel, diferente cultura, en fin, todo lo que sea diferente se encuentra en nuestro punto de mira.

¡Qué ironía!, y resulta que todos somos iguales, que todos somos lo mismo, y buscamos la diferencia en el ropaje que envuelve al alma, en el cuerpo, que es nuestra envoltura con fecha de caducidad.


Es muy posible, que un importante porcentaje de personas ya sepan, porque se lo han enseñado alguna de las múltiples religiones que abundan en la Tierra, que somos Hijos de Dios. Pero sirve de poco porque es un conocimiento meramente intelectual, para nada integrado en la persona, con lo cual su vida no se desarrolla bajo el paradigma del ser espiritual, sino en la densidad de la materia.

Cuando las religiones cuentan que somos Hijos de Dios, es muy posible que ni ellos mismos, los enseñantes, lleguen a entender la grandeza de lo que están diciendo y que para ellos sea como para sus feligreses una frase bonita que ahí queda, sin llegar a entender realmente su significado.

Si existieran los cromosomas espirituales, ser Hijos de Dios quiere decir que llevamos Su herencia genética.

Ya es momento de avanzar en pos de nuestra verdadera identidad, ya es momento de empezar a reconocer al hermano, ya es momento para dejar de sufrir,  ya es momento de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios.

             Hablar de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios es plantear una nueva manera de vivir, es llegar a vivir como lo que somos, como Hijos de Dios.

            Alguien podría pensar que estamos planteando una vida monacal o una vida de soledad, retiro y oración. Nada más lejos de la realidad, vivir como Hijos de Dios significa mantener la misma vida física pero muy diferente en cuanto a pensamientos y emociones.

            Vivir como Hijos de Dios implica una vida de Amor, no una vida de miedo; una vida de alegría, no una vida de tristeza; una vida de paz, no una vida de ansiedad; una vida de felicidad, no una vida de sufrimiento; una vida de servicio, no una vida de egoísmo. Vivir como Hijos de Dios no está reñido con el trabajo, ni con la familia, ni con el dinero, ni con las vacaciones, ni con los amigos, ni con las fiestas. Pero si está reñido con no cumplir los compromisos, con no cumplir la palabra, con la mentira, con la falta de respeto, con la pereza, con la corrupción, con la infidelidad, con la maldad, con la traición, con la crítica, con los falsos testimonios, con el abuso de poder, y otros  muchos males que son moneda de cambio en nuestra sociedad actual.

 Vivir como Hijos de Dios implica justamente lo contrario de las vidas anodinas que mantienen sobre la Tierra cientos de millones de personas.

Vivir como Hijos de Dios supone madurar y dejar de comportarse como bebés, supone una expansión de la conciencia y supone, también, construir el carácter.




viernes, 11 de diciembre de 2015

La vida es........ un circo


La vida interior es la auténtica y verdadera vida, es el sendero que nos va a llevar a la placidez y a la serenidad total, es el camino que nos acerca a Dios, alejándonos de las oscilaciones en la que nos mantenemos viviendo la vida del exterior, oscilaciones que nos llevan del dolor al placer, de la oscuridad a la luz, del amor al miedo.
No podemos permitir dejarnos arrastrar por la corriente de los pensamientos negativos, que nos quieren hacer experimentar como verdadero lo que sólo es ilusión, la ilusión de todas las cosas que percibimos por los sentidos y nos presenta la mente. Y es esta ilusión la que hace que nos hundamos en la más trágica de las desesperaciones o sintamos el más dulce de los placeres.
Pero tanto la desesperación como el placer tienen un carácter efímero, que en el peor, o mejor de los casos, puede durar lo que dura una vida. Y ¿Qué es una vida comparada con la eternidad?
La vida es la escuela para la eternidad. Cada vida, cada tiempo de encarnación, es un curso de aprendizaje para alcanzar la graduación del Espíritu, la graduación del Alma, y si nos dejamos arrastrar por las ilusiones que nos presentan los sentidos, acabaremos cada curso sin haber alcanzado el nivel imprescindible para pasar al próximo curso, repitiendo vidas que no sólo pueden resultar inútiles, sino que pueden ser un lastre por la acumulación de causas pendientes, que hemos de solucionar en vidas posteriores.
Todas las situaciones que se presentan, todas las personas que nos rodean, todas las circunstancias vividas, están ahí justo en el momento oportuno para aprovechar la mejor de las enseñanzas. Es nuestra opción vivir la enseñanza con la mente, desde los planteamientos del propio interés material, desde el resentimiento, desde la ira o desde los celos, o vivir desde el interior donde habita la misericordia, la compasión y el amor.


La mente en como un circo, como un espectáculo de ilusiones, en el que van apareciendo un número de prestidigitación tras otro, con el único fin de preservar su poder, de mantener la atención, de defender su espacio, y todo desde una sólida base creada por ella misma: el aislamiento, la separación de todo. El ser humano no es un ente aislado, sin embargo, él se lo cree. Él no cree realmente que sea un Espíritu, no cree que sea un Alma, no cree que el cuerpo sea una simple, aunque muy importante, vestimenta, no cree que está interconectado con el resto de almas, no cree que sea parte de una misma Energía, no cree que haya sido creado a imagen y semejanza de Dios, y que el objetivo de cada tiempo de encarnación sea el aprendizaje para la unión con su Alma, la unión con la Energía, la unión con Dios.
El ser humano no es un ente aislado. El ser humano no está sólo. Este es el primer aprendizaje, el siguiente es vivir desde el interior. Desde el interior se puede observar el espectáculo que presenta la mente de manera imparcial, sin implicarse en los números de ilusión que van apareciendo en el escenario de nuestra mente y que sólo buscan, la hipotética satisfacción de ella misma, satisfacción que nunca va a conseguir, ya que la mente es ávida de sus deseos e implacable de sus obsesiones, y nunca tiene suficiente, siempre quiere más.
Vivir desde el interior, manteniendo en reposo a la mente, nos hace recordar el camino para el retorno a casa, el retorno a nuestra verdadera casa, la casa del Alma, la casa de Dios.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Nacionalismos?, ¿Religiones?, ¿Creencias? No gracias. Yo Soy un Hijo de Dios


                Religiones, nacionalismos, creencias, opciones políticas, tendencias, sexualidad, y todo aquello que separa a los seres humanos es fuente de conflicto, es germen de guerras.

            Se puede comenzar una guerra por un trocito de tierra o de mar, porque un avión pasa por un cielo que se considera propio, en el nombre de Dios, (lo hicieron unos en las cruzadas y lo hacen otros ahora), por un pedazo de trapo que denominan bandera, por un pozo de petróleo o una mina de diamantes, como prevención de no sabemos qué, por una lengua, para tapar problemas internos, etc., etc. Aunque sin llegar a la guerra también se generan conflictos por casi todo. ¿Hasta cuándo?  

Todo es producto de la separación entre los seres humanos, y cualquiera que sea la causa de la separación solo es producto de la ignorancia en la que viven, agravada esa ignorancia por el egoísmo y por las ansias de poder.

            Esa ignorancia no es que sean analfabetos, no, son buenos maestros, abogados, ingenieros o médicos. No es un conocimiento intelectual el que les falta, ese conocimiento, aunque no sirve de mucho, lo tienen. Lo que les falta es saber quiénes son realmente.

Somos Energía Divina, somos una Gota Divina, somos una Chispa Divina, somos Hijos de Dios, somos una Parte de Dios. Y nuestro tiempo no es el corto espacio de vida de una vida terrenal, es la eternidad. Y hoy podemos ser de Luxemburgo, pero en la vida anterior fuimos de Senegal, en la anterior de EE.UU., en la anterior de Israel, y en la próxima podemos ser de Palestina

Había un tiempo, antes del tiempo, anterior a la vida, anterior a cualquier Ser manifestado, en el que todo era Dios, solo Dios. Todo era un Principio Omnipotente, Eterno, Sin Límites, Inmutable, todo lo que existía era la Energía Divina.

           
           No existía el tiempo, ya que este es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de conciencia en nuestro viaje a través de la materia, y no existe donde no existe conciencia porque no puede producirse la ilusión. No había Almas, no había conciencia, no había tiempo.

No había en ese tiempo más Alma que el Alma Suprema. No había almas individuales, no había existencias independientes.          Y así fue hasta que las Chispas Divinas, por decisión de Dios, brotaron del Alma Superior.

Como en nuestro mundo todo ha de tener un porqué, he tratado de encontrar el porqué del desgaje de las Chispas Divinas de la Energía de Dios, y siempre he encontrado las mismas respuestas: No estamos preparados en la vida de la materia para entender tal situación. Nuestra mente racional no podría entender la explicación. Es como si se tratara de explicar a un primate como funciona un motor de explosión, aunque se realizara una exposición con todo lujo de detalles, no entendería nada, para empezar no entendería ni las palabras. Y de hecho, que más nos da la razón por la que estamos aquí. Estamos y punto, hagamos lo que hemos venido a hacer. Y lo que hemos venido a hacer no es pelear entre nosotros, es ayudarnos, es respetarnos, es amarnos.

La Chispa Divina, que se denomina Mónada tiene un recorrido y una meta ya determinada. La meta es el retorno al Seno del Padre, y su recorrido es aprender, es sentir y es vivir el Amor, Amor, que es la esencia de la que Ella misma está compuesta. Pero no el tipo de amor con el que los hombres calificamos el sentimiento hacia nuestros padres, hacia nuestros hijos o hacia nuestros amigos. Este amor nada tiene que ver con el Amor que compone la Energía Divina, nada tiene que ver con el Amor de Dios.

La aspiración de la Mónada desde el primer instante de su independencia es volver a Dios, desde ese primer instante siente el anhelo de vuelta, pero sabe que para volver ha de integrar en Ella el Amor, hasta volverse Amor. Y la manera más rápida de conseguirlo es encarnarse, es venir a la vida, porque es en ella donde se dan las mejores condiciones para realizar el aprendizaje. El alma viene a la materia por propia decisión, el ser humano nace porque ha decidido nacer.

Para que la Mónada pueda volver a ser Una con la Energía Divina, es imprescindible que sea de la misma cualidad que la totalidad de la Energía: La Energía Divina es Dios, por lo tanto cada Mónada ha de ser una copia exacta de Dios, por eso cada Mónada ha de ser Amor.  

Discutir por un trapo, por un trozo de tierra o por cualquier causa que creamos, justa en nuestro corto conocimiento solo nos separa de nuestra meta. En lugar de discutir, en lugar de pelear, en lugar de separar, hemos de aunar, porque la vida que hay en uno es la vida que hay en todos, porque hoy podemos pelear por quitar una bandera en un lugar y en la próxima vida podemos pelear por volver a colocarla de donde la quitamos nosotros mismos.

Todos somos Unos, todos sufrimos lo mismo, todos sentimos lo mismo, todos vamos al mismo puerto, todos estamos embarcados en el mismo barco, se llama Tierra, ¡Qué bien nos iría si todos remáramos en la misma dirección!


¡Aleluya! Creo haberme ahorrado alguna encarnación


Perlas para el alma


                    He perdonado con toda mi alma y mi corazón a todas aquellas almas, que por supuesto no conozco conscientemente en esta vida física, y que tienen alguna deuda conmigo desde la primera vida hasta el día de hoy. Después las he bendecido, y estoy convencido por la energía recibida que me he ahorrado alguna encarnación.

                    Por si acaso podía ahorrarme alguna encarnación más he pedido perdón por todas mis deudas con otras almas, tanto en esta vida, como en las vidas anteriores desde mi primera vida.

            Aunque no me hubiera ahorrado ninguna encarnación, merece la pena, solo por la sensación de paz tan increíble que he sentido, y que sigo sintiendo.

                   Lo recomiendo. Bendiciones para todos.  



martes, 8 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (y 2)


La llegada a la vida se realiza con un Plan determinado, perfectamente organizado, con un objetivo definido, con unas tareas establecidas, con unas personas asignadas y unos acontecimientos pactados. Pero al llegar a la vida no recordamos nada. Amnesia total.

Sin embargo, a pesar de que no recordamos absolutamente nada de nuestra Plan de Vida, y tampoco sabemos a ciencia cierta cuál es la razón de nuestra estancia en la vida, el alma, que si tiene conocimiento de nuestro Plan va enviando imputs, que son eso que denominamos corazonadas, para indicar, de la única manera que puede, cual es el camino a seguir y cuales los pasos a dar.

Pero para nuestra desdicha las corazonadas las filtramos por el arel de la mente y no pasa ni una migaja. Y el espacio que debía de ocupar la corazonada queda vacio, y en ese vacío van tomando forma los deseos del ego, maquillados de mil maneras maravillosas: El dinero necesario para que estudien los niños, las vacaciones necesarias a la orilla del mar para mejorar la circulación, la nueva casa con más espacio para todos, etc., etc., etc.

Y las Leyes del Universo que no utilizamos para nuestro propio crecimiento, para acercarnos a Dios, para dejar de sufrir o para aprender a amar, intentamos utilizarlas para satisfacer nuestros anhelos.



La Ley de la Atracción funciona sin tener que trabajar absolutamente nada para cualquier aspecto negativo. Es normal, lo negativo permanece de manera permanente en la mente y en las emociones, con lo cual es fácil atraer lo negativo. Lo positivo, aquello que deseamos ya nos cuesta un poco más de trabajo.

No voy a decir que hemos de hacer para que sea más fácil, lo importante es que no atraigamos nada. Dediquémonos al Plan de Vida y dejemos de lado los caprichos.

La Ley de la Atracción y el Plan de Vida van paralelos, como si de una carrera se tratara. En realidad es como si se tratara de una carrera con tres caballos. Uno negro que corresponde a la atracción de energías negativas, uno blanco que corresponde a la atracción de energías positivas, y otro bayo que corresponde al Plan de Vida.

Depende de la intensidad de cada uno  para que sea ese el que se haga real en nuestras vidas. De momento gana por varios cuerpos de ventaja el caballo de las emociones negativas, le sigue de lejos el caballo de las emociones positivas, y más lejos aún se encuentra el caballo bayo.

Al caballo negro le espolean las emociones negativas que conviven con la persona, no descansa nunca. El dolor, el sufrimiento, la sensación de carencia, los celos, el miedo y tantas y tantas emociones negativas están perennes en la persona.

Al caballo blanco le mueven las emociones positivas. Es normal que vaya lento, las pocas emociones positivas que tiene la persona son las que intenta trabajar para atraer eso que desea, y somos tan perezosos y faltos de voluntad que se nos olvida a los cinco minutos de iniciado el trabajo.

Al caballo bayo le mueven las corazonadas, lo que es lo mismo que decir que no se mueve.

¿Qué sería bueno hacer? Frenar al caballo negro, y dejar que al caballo blanco y al caballo bayo los montara el mismo jinete, y sería fantástico si consiguiéramos que el jinete fuera Dios.

Si dejamos nuestros planes y nuestros deseos en manos de Dios, entonces primará el Plan de Vida sobre los deseos, a no ser que los deseos formen parte del Plan de Vida.

Luchar por nuestros deseos desestimando el Plan de Vida va a generar más Karma y no se va a eliminar el que teníamos previsto en nuestro Plan. La vida no es divertirnos para tratar de olvidad la infelicidad, la vida es abolir la infelicidad amando.

Podemos olvidarnos de la Ley de la Atracción para conseguir cosas, y debemos tenerla en cuenta para no atraer nada negativo.

Y para atraer el Plan de Vida hagamos como dijo e hizo la Virgen Maria: “Hágase en mi Tu Voluntad”.

lunes, 7 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (1 de 2)


            Hemos leído tanto y tanto sobre la Ley de la Atracción que cualquiera de nosotros podría dictar un seminario sin temor a hacer el ridículo, y lo haría muy bien. Incluso podríamos dictar esas clases sin que hayamos conseguido ni una sola vez que se cumpla en nosotros de manera consciente la famosa ley, porque la teoría la conocemos a la perfección, y además, tenemos a nuestro favor que en los aspectos negativos estamos consiguiendo que de manera inconsciente se cumpla la ley de manera permanente.

            La Ley de la Atracción tiene dos vertientes, una positiva, atrayendo a nosotros aquello que anhelamos, y otra negativa atrayendo a nosotros justamente aquello que no deseamos.

            Aunque esto no es un tratado sobre la Ley de la Atracción, si que nos conviene recordar como atraemos tan fácilmente lo negativo y como parece que se resiste la consecución de nuestros deseos.


            La Ley de la Atracción se basa en que energías iguales se atraen, y teniendo en cuenta que cada pensamiento, que cada sentimiento, que cada emoción y que cada palabra son energía, solamente tenemos que ser conscientes de que tipo de energía mantenemos en nosotros, para saber que eso es justamente lo que estamos atrayendo.

            Ya sabemos que hay pensamientos negativos, positivos, necesarios, inútiles y elevados; y que los que habitualmente se están expresando son los pensamientos inútiles y los pensamientos negativos. Pues es esa negatividad la que estamos atrayendo de manera permanente. El sufrimiento, la tristeza, el miedo y la enfermedad llegan a nosotros como si fuéramos un imán atrayendo al otro polo, y eso solo es debido al cumplimiento de la Ley de la Atracción. Se cumple siempre, se conozca o no se conozca, como sucede con cualquier otra ley del Universo.

            ¿Por qué no se materializan nuestros deseos tan fácilmente como se materializan las cosas negativas? Por una sencilla razón, mientras los sentimientos y las emociones negativas permanecen en nosotros sin ningún tipo de esfuerzo, conseguir generar una emoción positiva de algo que no tenemos, a partir de un pensamiento, teniendo en cuenta además que la falta de “ese algo” es uno de esos pensamientos negativos que permanecen anclados en nosotros las veinticuatro horas del día, parece complicado, muy complicado. Y realmente lo es, porque hay que olvidar la carencia y sentir la emoción de que la carencia se ha transformado en abundancia.

            Sin embargo, nada es imposible, se puede conseguir y hay personas que realmente lo consiguen. Aquí es donde queremos introducir una nueva perspectiva.

            Para trabajar desde la nueva visión, hemos de tener claro que somos Hijos de Dios y que nuestro paso por la materia sólo tiene como objetivo la vuelta a Dios. Esto es fundamental ya que cualquier otra concepción de la vida y cualquier otro objetivo de vida nos mantendrían en el mismo punto en que se encuentra la humanidad en la actualidad: Conseguir aquello que se desea de cualquier forma y esta no es la visión que queremos ofrecer.

Volvamos a la Ley de la Atracción: Es claro que nos gustaría que se cumpliera la ley en nosotros para conseguir todo aquello que deseamos. Pero eso que deseamos ¿Es lo que necesitamos para cumplir nuestro Plan de Vida?, ¿Eso que deseamos con tanta vehemencia es lo que nos conviene?, ¿Para qué lo necesitamos?, ¿Llegaremos a Dios más fácilmente materializando nuestros deseos?


sábado, 5 de diciembre de 2015

Miseria emocional


La ocupación favorita de los seres humanos es vivir la infelicidad, es alimentar el sufrimiento, es programar su enfermedad, es esforzarse para ser cada día peor que el anterior, es criticar sin misericordia y juzgar sin compasión.

Sabemos que nadie quiere mantenerse ocupado en estos menesteres, pero es lo que todo el mundo hace, pensemos que de manera inconscientemente.

Y lo hacemos muy bien. Somos auténticos profesionales. Nos han enseñado de maravilla. Felicidades a los padres, felicidades a los maestros, felicidades a los líderes de opinión, a los líderes políticos, a los líderes religiosos, felicidades a todos aquellos que se esfuerzan porque el mundo sea cada vez peor. Lo están consiguiendo.

            No soy agorero, pero el mundo como tal, no da la impresión de que mejore mucho. Si parece que hay un poco más, no mucha, de ayuda humanitaria ante las catástrofes, ante el hambre permitido por los gobiernos de turno en decenas de países, ante las desgracias ocasionadas por las múltiples guerras que asolan el planeta, pero son totalmente insuficiente para cubrir las necesidades básicas de todos los que la necesitan.

            Y si somos incapaces de cubrir las necesidades básicas físicas y materiales de todos los que pueblan el planeta, como vamos a conseguir, ni tan siquiera a intentar paliar las necesidades emocionales.


            Posiblemente no interesa que las personas se encuentren emocionalmente estables, porque entonces dejarían de pensar y de hablar de sus desgracias y se correría el peligro de que pensaran en lo que realmente están haciendo sus dirigentes políticos, sociales y religiosos, y eso no les interesa. Tampoco interesa que la gente incremente su nivel cultural, por eso nos dan, juegos y circo como instauraron los romanos hace dos mil años. Nuestros juegos y nuestro circo son la basura de la tele, el fútbol y el sexo. Todos saben quiénes son los mejores jugadores de fútbol del mundo, o las mejores “top model” del momento, pero nadie es capaz de nombrar a tres premios Novel.

            La incultura, la falta de respeto, la hipocresía, la ignorancia, la avaricia y el miedo, son las monedas de cambio de un mundo, el actual, que actúan como verdadero caldo de cultivo del sufrimiento, de la enfermedad y del dolor.

            Todos los que tienen un poco de responsabilidad con grupos, ya sean grandes o pequeños, ya sean comunidades religiosas o municipios, ya sean medios de comunicación, escuelas o universidades, son responsables del atontamiento general de masas que existe en la actualidad en el planeta.

Mientras un maestro pasa hambre, un pobre niño sin cultura, gana miles de millones solo por darle patadas a una pelota. Y eso no es lo malo, lo peor es que el mismo maestro se gasta su dinero para ver como ese niño patea la pelota.

Algunos cuando llegan a la edad adulta comienzan a buscar respuestas a las preguntas del por qué de la existencia de tanta incongruencia sobre la Tierra, de por qué tanto despropósito, de por qué tanta ignorancia. Y pasan el resto de su vida para tratar de vivir la vida de otra manera, para lo cual han de vencer la intolerancia y la incredulidad de los que les rodean.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Yo no soy el cuerpo


Perlas para el alma

                          Somos un alma con un vestido al que denominamos cuerpo, y es justamente ese vestido el que sufre la violencia de la vida en la materia. Es bueno recordar que la auténtica vida es la vida del alma, y que la vida en el cuerpo no es más que una especie de sueño, una especie de ilusión.


jueves, 3 de diciembre de 2015

Guías para la vida física (y 2)


Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que somos hijos de Dios, que venimos de Él y a Él hemos de retornar. Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que todos somos hermanos. Que diferente sería la vida si nos enseñaran a amar, a compartir, a aceptar y a respetar. Es muy posible que no hubiera guerras, que no hubiera hambre, que no hubiera discriminación, y todos nos ahorraríamos un buen número de encarnaciones que en la actualidad resultan inútiles o con un ínfimo crecimiento.

Pero no es así, y el camino, ya de por sí difícil de recorrer, se nos hace también difícil de encontrar. ¡Qué difícil nos lo hemos puesto! Los seres humanos tenemos un punto de masoquismo importante, nos gusta sufrir, ya que a pesar de que digamos que no, los hechos demuestran lo contrario: Nuestra felicidad es el sufrimiento, ya que permanecemos anclados en él un día tras otro, sin hacer absolutamente nada; nuestra felicidad es contar a diestro y siniestro lo mal que nos encontramos, en lugar de trabajar para salir de ese dolor; nuestra felicidad es encontrar los fallos de los demás en lugar de trabajar para eliminar los nuestros. Somos realmente un espécimen raro.

El caso es que después de muchas vidas de sufrimiento, algo dentro de nosotros nos dice que “a lo mejor hay otra forma de vivir”, porque nos lo cuentan otros o porque leemos algo que llama nuestra atención, y a partir de ahí comienza a desempolvarse el recuerdo.

Ese trabajo de recordar quienes somos, lo podemos hacer solos o en compañía. Con independencia de que el camino lo hemos de recorrer en soledad, podemos tener algún instructor que nos indique cuales son los pasos a seguir.




De la misma manera que un guía turístico tiene que conocer el camino, las peculiaridades, los monumentos, los lugares donde poder hacer las necesidades físicas, las tiendas para comprar recuerdos y los museos de aquello que va a mostrar a sus acompañantes, de la misma manera que el maestro de escuela o el profesor de universidad tienen que haber demostrado sus conocimientos para ejercer sus profesiones y conseguir una plaza, los guías espirituales también tienen que haber recorrido el mismo camino que van a enseñar a los que se van a iniciar en el camino de vuelta a Dios.

Pero como en ese camino de retorno a la casa del Padre hay múltiples estaciones, es normal que los guías estén especializados en cada una de las distintas etapas del recorrido.

Hemos de tener presente que todos los que estamos en la vida estamos recorriendo el mismo camino, los guías también. Ninguno de ellos ha realizado el camino en su totalidad, pero si es necesario que para enseñar un tramo lo haya recorrido, si por ejemplo, el camino tuviera veinte tramos, el guía que nos enseñe el tramo número quince, lo normal es que él ya haya pasado por ese tramo, para conocer cuáles son los puntos en los que se van a encontrar las mayores dificultades, para conocer las bondades de ese tramo, para conocer como enlazar con el tramo siguiente.

Ya tenemos claro que el camino no se recorre en una sola vida, y que necesitamos cientos de vidas para encontrarlo y unas cuantas más para transitarlo. Por eso, en cada vida nos vamos a encontrar con uno o varios maestros, que puede que nos parezcan definitivos, pero que por supuesto no lo son; puede incluso que ellos mismos crean que son auténticos maestros. Desconfiad de los que se presentan como tal.

Se conoce a un auténtico maestro, a un maestro definitivo porque su cualidad es el Amor. El Amor en todas las facetas de su vida tanto en su vida pública como en su vida privada. Existen, pero se pueden contar con los dedos de una mano y no es habitual encontrárselos en mitad de la calle. De cualquier forma, no todos estamos preparados para tener un maestro así. Si que podemos escuchar sus palabras, recibir sus conocimientos, leer sus libros o sentir su energía, asistiendo a algún encuentro con ellos, pero no será definitivo para nosotros porque nuestro trabajo es muy posible que se esté desarrollando en otro tramo del camino, lejos de la última etapa.

Mientras tanto sigamos trabajando y siguiendo las instrucciones de los guías de “mitad del camino”, en las clases de yoga, asistiendo a encuentros de oración o meditación, realizando cursos y talleres, leyendo. Pero sin descuidar ni un solo día nuestra práctica personal. Nuestra práctica es la auténtica maestra porque es ella la que nos va a llevar en volandas a la finalización del camino en la vida física.