El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 31 de agosto de 2014

Todo es según el color del cristal con que se mira


Y es que en el mundo traidor
nada es verdad ni es mentira;
todo es según el color
del cristal con que se mira.
Ramón de Campoamor
Si la Verdad solo es una y está en poder de la Divinidad, los miles o millones de verdades que nos venden es claro que no llegan a ser ni una minúscula parte de la verdad.
Y si esto pasa con la Verdad Absoluta, ¿Qué no pasará con las relativas verdades de los hombres? Cada ser humano está en posesión de “su verdad”, y para él esa verdad es única, es real, es auténtica, y podría llegar a matar para defenderla.
Ante esto, es obvio que no todos vemos la misma realidad, y si a esa realidad la recubrimos con las verdades personales, pasándola por el filtro de nuestros valores, nuestras creencias, nuestros intereses, nuestros recuerdos, etc., lo que nos queda es una visión bastante sesgada de la realidad de los otros. Quedarse anclado en la propia perspectiva contribuye a limitar, todavía más, “la verdad del otro”, ya que ni se ve, ni se entiende esa verdad, puesto que lo que se ve es la interpretación de la verdad.
Esto da lugar a malentendidos, discusiones, enfados, desencuentros, errores de interpretación, equivocaciones, disgustos, indignación, etc., etc.
Las cosas no siempre son lo que parecen. En la vida hay situaciones que simplemente suceden, sin que nosotros tengamos absolutamente ningún control sobre ellas, y la única opción que existe cuando esto ocurre es aceptarlas.
Muchas de las situaciones a las que nos enfrentamos, por lo general, no las podemos elegir, pero lo que si podemos escoger en todo momento es cómo respondemos ante ellas, y esta respuesta va a estar condicionada en gran medida por la perspectiva desde la que observamos las mismas. Ya que la situación no la podemos cambiar, lo que nos queda es modificar la perspectiva hacia la misma por otras que nos permitan enfrentarla de manera más efectiva y menos traumática.
 
Cuando ampliamos nuestras perspectivas, automáticamente ampliamos nuestra capacidad de acción, ya que esto nos hace poder elegir alternativas que antes, a pesar de estar disponibles, no éramos capaces de observar.
Para una misma situación pueden existir multitud de perspectivas, las cuales por si mismas no son correctas o incorrectas, de hecho, no es adecuado clasificarlas de este modo, la distinción verdaderamente importante que hay que realizar es si el punto de vista actual que tenemos sobre una situación trabaja a nuestro favor o en nuestra contra. Cualquier perspectiva que ayude a crecer, a desarrollarse, a superar retos y alcanzar metas será una buena perspectiva y cualquiera que incapacite o limite será una mala perspectiva que debe de ser cambiada.
Por lo tanto podemos cambiar el color del cristal, aunque si lo hacemos corremos el riesgo de escorarnos hacia otro lado. Mejor sería ponernos unas gafas multicolores, unas gafas con los suficientes colores que nos permitan:
-          Ponerse en el lado del otro.
-          No dar importancia a las cosas que carecen de ella.
-          Aceptar todas las situaciones.
-          Tolerar todo lo que se presente.
-          Sentir como propio el hacer ajeno.
-          No opinar, no juzgar, no criticar.
-          Aceptar razones que no conocemos.
-          Sentir que todo es relativo.
-          Mirar con los ojos del alma.
-       Escuchar antes de hablar.
-          Saber que todo está bien.
 
 

1 comentario:

  1. "La verdad es verdad solo cuando no dejamos que los demas opinen" (Oscar Flores)

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