El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 11 de enero de 2014

Fe, esperanza y caridad


Dedicaba la entrada anterior a una virtud: la humildad, y en esta entrada quiero dedicarla a otras virtudes, las teologales, que son: fe, esperanza y caridad; por ser tan o más necesarias para la realización de nuestro trabajo interior como lo es la humildad.
Pero, ¿Qué es una virtud? Una virtud es una cualidad moral que se considera buena, es un hábito espiritual, es un buen hábito. Se adquiere por la repetición de actos moralmente buenos y reiterados. Una virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien. Las virtudes se oponen a los vicios. Un vicio se adquiere, como la virtud, con la repetición de actos, pero que en este caso los podemos considerar moral y físicamente perniciosos.
Un virtuoso es aquel que sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las metas de los otros, un virtuoso es aquel que pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo diferente, un virtuoso es el que «sabe remar contra la corriente». ¿Te identificas?
Las virtudes pueden ser cardinales, que son el principio de las demás cualidades morales, y teologales, que son las virtudes que tienen como origen, motivo y objeto inmediato al mismo Dios.
Fe, es la virtud por la que creemos en algo que no vemos, y en lo más importante que podemos creer sin ver, es en Dios, ya que aunque todo a nuestro alrededor, incluso nosotros mismos, somos una prueba, yo diría que irrefutable, de que Dios existe, no se le ve, por lo tanto creer en Él es un acto de fe. Es un acto de fe creer en guías, ángeles, Maestros; es un acto de fe creer en el alma; es un acto de fe creer en la reencarnación, es un acto de fe creer que existe la iluminación y que podemos llegar a ella.
Por lo tanto, es imprescindible la fe para realizar cualquier tipo de actividad que nos acerque a Dios.
Esperanza es la siguiente virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
La vida, llena de problemas, llena de sufrimiento, llena de dificultades y de decepciones, hace que los seres humanos caigamos en el desaliento y pensemos que no hay nada que hacer, que todo es inútil. Es la esperanza la nos da el ánimo y la constancia en la lucha, asegurándonos el triunfo.
La fe y la esperanza no tienen ningún sentido si no desembocan en el amor y en la caridad. Por la fe tenemos el conocimiento de Dios, por la esperanza confiamos en el cumplimiento de las promesas de Cristo y por la caridad amamos y obramos de acuerdo a las leyes divinas, las leyes del amor.
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro hermano como a nosotros mismos. Jesús hace de ella un nuevo mandamiento: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros”.
Hay quien puede pensar que caridad es dar alguna de las monedas que nos sobran al mendigo que está sentado en una esquina. Es mucho más que eso, sentir auténtica caridad, es amar sinceramente, es servir, es perdonar, es ser paciente y no irritarse, es dulzura, es bondad, es tolerancia, es misericordia, es respeto, es entrega, es generosidad, es….
Por lo tanto, todos los que nos creemos trabajadores de la Luz, todos los que buscamos la Unión Divina, hemos de comenzar a vivirla en el cuerpo, hemos de creer en todo lo que no vemos, hemos de esperar que vamos a alcanzar eso que no vemos, y lo vamos a conseguir con una herramienta muy difícil de conseguir, la caridad, que no es más que amar a nuestros hermanos.

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