El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 5 de septiembre de 2013

Mensaje para la Tierra (1)


            Llega un momento en la vida de todos los mortales, o casi mejor, me atrevería a decir en la muerte, en el que se acaba su ciclo en la materia. Será la última muerte del cuerpo habitado por el alma inmortal. Alma que ya ha conocido muchas vidas y muchas muertes. Y será así, porque habrá terminado definitivamente de limpiar todo su Karma, no la deberán nada, ni nada deberá, no tendrá asignaturas pendientes porque estará en poder de todo el Conocimiento, Conocimiento por el que el Ser sabrá que no es un ente independiente, sino que es una parte de un Todo, y de que ese Todo es una parte de él, una parte imprescindible, ya que sin él, el Todo no sería tal, sería incompleto.  
            A partir de entonces, el alma inmortal proseguirá su camino, su trabajo, su crecimiento, su acercamiento a Dios. ¿De qué manera? No lo sabemos, o yo al menos, no lo sé y tampoco nadie me lo ha dicho, pero no creo que sea muy importante saberlo, bastante tenemos con intentar saber cuál es el trabajo a realizar en la Tierra, para llegar a ese estado.
            No es muy normal ni habitual, que las almas que han llegado a ese estado de conciencia en el que ya no necesitan volver a la vida física, decidan encarnar de nuevo. Pero si es cierto que alguna vuelve, en contadas ocasiones, como un servicio, posiblemente uno de los mayores que un alma pueda realizar para con sus hermanos, retrasar su propia evolución y su camino más allá de la materia para ayudar a otros en su crecimiento.
            Acabo de conocer a dos de esos seres, que no necesitando volver a la Tierra han decidido hacerlo, para según sus palabras: “De corazón, enseñar de nuevo como se hacen las cosas”. Son seres normales, con sus problemas, con sus emociones, con sus familias, con sus trabajos, con sus miedos, con sus preocupaciones, con sus dudas, sobre todo con sus dudas, llevando la carga de su humanidad y preguntándose quedamente, ¿Qué estamos haciendo aquí?, ¿Porqué no volvemos a casa?, aunque sin tener nada claro como es esa casa a la que tanto añoran. En el tiempo, (no mucho), que hace que les conozco,  ya les he oído decir en más de una ocasión, “Soy feliz, pero no me importaría morir ya”.
            Lo primero que se me ocurrió preguntarles es que como habiendo consumido totalmente su Karma, pueden tener alguno en esta vida, y como habiendo alcanzado la Iluminación, pueden tener miedos, vicios, dudas, etc., como cualquiera de los mortales. La respuesta fue que todo lo tienen prestado. Al planificar su vuelta a la Tierra necesitaban volver en las mismas condiciones de los hermanos a los que iban a ayudar, ya que si volvían en plan de santidad, (podían hacerlo), las personas a las que se acercaran para enseñar cómo se hacen las cosas, pensarían: “Así cualquiera, lo difícil es hacerlo desde nuestra posición de humanos con defectos y no de santos”. Ellos definieron ese préstamo como si alguien tuviera que asistir a un evento y no tuviera terno, (traje), y solicitara uno prestado, para devolverlo al final del evento.
            También se me ocurrió preguntar qué pasaba con el Karma que pudieran generar, ya que al vivir una vida total y absolutamente humana es muy posible que realizaran acciones, hablaran, o tuvieran pensamientos generadores de Karma. Para desgracia suya, lo tienen que pagar en esta vida, ya que cuando mueran han de marchar completamente limpios. Es una especie de Karma-Exprés. Los dos tienen problemas físicos, que se agudizan, en algunos casos con dolores extremos cuando han de limpiar algún Karma generado.
            Aunque supongo que no deben de generar mucho, porque una característica que les define, posiblemente la más importante, en los dos, es su bondad, es como si hubieran traído su santidad en  algún rincón de su corazón. Bondad nada entendida, ya que lo primero que dice la gente al tropezarse con esa bondad, es: “Este es bobo”.
            Los dos han nacido en familias humildes, de clase media baja, nada espirituales, y ni tan siquiera religiosas en exceso, son familias católicas que ni tan siquiera cumplen con el precepto de misa dominical. Van a la iglesia, como mucha gente, en bautizos, comuniones, bodas y entierros. Han sido familias solicitadas por ellos: “Que no sean nada espectacular, que sean del montón”.
            Uno de ellos se encuentra casi en la mitad de su vida, y el otro ya ha cubierto dos tercios de ella, y por supuesto dedican su vida a los demás. No me han permitido dar más detalles, ni de quienes son al otro lado de la vida, ni a que dedican su tiempo en esta, ya que si hablo de su trabajo podrían ubicarles y no tienen ninguna intención de que eso suceda, al menos por el momento.
            Cuando les he pedido que me digan cuales es su mensaje, o aquello que han venido a recordar, como ellos dicen, han sido realmente escuetos, han enumerado una serie de conceptos, archiconocidos, que iré plasmando en siguientes entradas.
            Continuará………..
 

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