El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 28 de diciembre de 2012

Contrastes (Sin palabras)

Extrema pobreza


Tesoros del Vaticano
                                                         

Chabolas



Palacio de la Zarzuela
                  







                                               

Campo de refugiados
Ciudad del primer mundo
                                                                                                                     
                                                      




Hambruna
Gran Buffet














Mas camas de hospital



 




Habitación en hospital de Madrid
                                                   


               

domingo, 23 de diciembre de 2012

La nueva religión (II)


Continuación de La nueva religión (I)
Está surgiendo una nueva sociedad, un nuevo estado del Ser, basado en el Amor y en los valores del corazón. Va a ser una transición de lo viejo a lo nuevo, y somos todos nosotros con nuestra energía los que vamos a realizar ese cambio.
Y para que se produzca ese cambio, para el resurgir de esta nueva sociedad ha de cambiar nuestra energía, y esa energía cambia cuando pasamos de vivir desde la mente a vivir desde el corazón, esa energía cambia cuando cambia la conciencia; es decir cuando cambiamos nosotros, porque la conciencia es lo que nosotros somos.
¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Nuestra conciencia está llena de miedo, miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo al qué dirán, miedo a no llegar o miedo a pasarnos, y necesita reafirmase a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior; y toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente, (siempre estamos en piloto automático), sobre ese miedo. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por ese miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, tenemos que defender nuestro espacio, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos, nos respetamos y nos queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Y nuestra conciencia cree que así está satisfaciendo el anhelo del alma por la unidad con lo Divino, por la paz y el amor, pero ese anhelo, que es la llamada de Dios, la llamada de nuestra propia naturaleza y nuestra propia esencia, no hay que buscarlo porque ya está en nosotros: Nosotros somos a imagen y semejanza de Dios nosotros somos Amor.
Lo que queremos es el Amor incondicional, es sentir esa energía que llamamos Dios. Pero nosotros ya somos esa energía, en nosotros ya está la Luz, ya está el Amor, ya está la Paz; y si vamos a nuestro interior a través del miedo, que es lo que conocemos, el miedo se disuelve igual que desaparece la oscuridad, en cuanto conectamos la luz. No hay que luchar contra la oscuridad, solo hay que dar al interruptor. No hay que luchar contra el miedo, solo hay que activar el amor.
Sólo hay que contactar con el Amor, y Amor significa aceptación de uno mismo tal cual es, Amor significa aceptación de los demás tal como son. Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio.
Cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, ¿Adónde voy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago realmente acá?
Aquí empieza el trabajo, es un trabajo de sanación que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo.
(Continuará)
Capítulo II, (Parte II) del libro Vivir desde el corazón es más fácil.

sábado, 22 de diciembre de 2012

La nueva religión


Capítulo II: La nueva religión
Cuando hago el bien, me siento bien;
cuando hago el mal, me siento mal, y esa es mi religión.
Abraham Lincoln
Vivir desde el corazón, es vivir el Amor, y el Amor es la base de la nueva religión en esta Era de Acuario, que recién comienza.
Pero antes de iniciarnos en la nueva religión, tenemos que hacer un repaso de las actuales. No sé si alguien sabe realmente cuantas religiones hay en la actualidad, ¿Cientos?, ¿Miles? En algún sitio he leído que existen tantas religiones como personas, y es posible que haya algo de razón en tal aseveración, porque muchas personas se confiesan seguidores de una u otra religión, pero también confiesan que no practican las reglas que su religión impone. Pero por si no fuera suficiente el reconocimiento de su falta de cumplimiento, si se observa el comportamiento de muchos seguidores de cualquier religión, tampoco parece muy coherente con los principios que su religión exige. Por lo tanto, si no realizan las prácticas y si su modelo de vida no es acorde a los preceptos de su religión, ¿Qué clase de seguidores son?
Creo que es imposible conocer los postulados de todas, pero leyendo y analizando las más importantes, se puede comprobar que predican grandes enseñanzas, y que existen bastantes semejanzas entre ellas, pero también tienen grandes lagunas, difícilmente aceptables. Una de las más importantes es la discriminación en casi todas las religiones más conocidas. Porque si predican que se ha de amar al prójimo, ¿Cómo pueden los mismos dirigentes discriminar al prójimo, por razón de sexo, por razón de raza o por pertenencia a otra religión, sólo por citar los más importantes? Otra podría ser su afán por atemorizar con castigos terroríficos, si no se cumplen las reglas, las normas, los principios, los preceptos, los mandamientos, o como deseen llamar a todas las exigencias que dictan a sus seguidores. El no cumplimiento de esas normas genera lo que se denomina pecado.   
Algunas de las definiciones de pecado son:
·         Transgresión voluntaria de un precepto tenido por bueno.
·         Trasgresión voluntaria de los mandamientos religiosos o divinos.
·         El pecado es una ofensa a Dios. Es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo.
·         Desviación moral del ser humano que lo lleva a una conducta ofensiva a los ojos de Dios. El pecado impide la relación con Dios.
·         Acción deliberada y engañosa, contraria a la voluntad de Dios expresada en la Ley. 
El Hinduismo, sin embargo, no percibe al pecado como un crimen contra Dios, sino como un acto contra el dharma, (orden moral), y contra el propio ser de uno. 
El concepto de pecado, no existe tampoco en las enseñanzas de Buddha. En sus enseñanzas existe el concepto de acción-reacción, (karma), es decir que nuestros actos traen consecuencias. Observar la motivación y la intención de nuestras acciones y mantenerlas apegadas al amor compasivo evita la acumulación de karma negativo.
Resumiendo, se ofende a Dios en religiones como la cristiana, judaica e islámica, por citar algunas de las más conocidas, pero no se le ofende en otras, como el hinduismo o el budismo, aunque el budismo no sea exactamente una religión.
¿Quiere esto decir, que si un hinduista realiza una acción que en la moralidad cristiana se cataloga como pecado, Dios no lo tiene en cuenta?, o ¿Sí lo tiene en cuenta sin que lo sepa el hinduista y, por lo tanto, le condena sin que él sepa que está pecando?, o ¿Lo tiene en cuenta para el cristiano, condenándole al fuego eterno, y no para el hinduista?
¿Cómo puede ser que siendo Dios Único, y siendo todos nosotros Sus hijos, se comporte de manera tan extravagante en función de la creencia de la persona?, ¿Cómo puede ser que publiciten el viaje para llegar a Él por caminos tan distintos?, ¿No será un intento de dominio y manipulación de unas personas sobre otras? ¿No será el pecado sólo un intento más de ese dominio y esa manipulación de las distintas religiones, a través del miedo?
La realidad es que no existe el pecado. Dios no se ofende por nada de lo que los humanos podamos hacer, decir o pensar, y no se ofende porque Dios es Amor, Dios nos ama sobre todas las cosas, y Él sabe, mejor que nadie, que lo que hagamos, digamos o pensemos los humanos, es cosa del ego, no del alma. Para Dios somos como un bebé para su mama, no hay nada que perdonar al bebé, porque nada de lo que haga ofende. Somos bebés de Dios, estamos creciendo, y de la misma manera que el bebé está aprendiendo a vivir en la vida física, nosotros estamos preparándonos para vivir la vida eterna. Y en ese aprendizaje, podemos cometer errores, que no pecados.
Esos errores son necesarios, no, más que necesarios son imprescindibles para que el alma asimile la experiencia. Difícilmente se aprende cuando todo está bien, se aprende de los errores. A veces, caemos en el error más de una vez, pero no importa, lo importante es rectificar ese error, es aprender, para que una vez aprendido, no vuelva a repetirse. Dios, ante nuestro error, en su Magnífica Bondad, sólo debe de esbozar una sonrisa, como diciendo: “Vaya, otra vez”; igual que cuando la mamá tiene que limpiar a su bebé una y otra vez. Pero es, precisamente de esos errores, de donde va a salir el afianzamiento de la experiencia para el alma. Experiencia que una vez asimilada va a hacer que nunca más se repita el error, ni en esta, ni en ninguna otra vida. Lo que se ha aprendido, se conserva para la eternidad.
Aunque no exista el pecado y no seamos condenados al fuego eterno que prometen las religiones, nuestras acciones, si que tienen consecuencias, tanto en nuestra vida física, como en nuestra vida fuera del cuerpo. A cada acción le corresponde una reacción, y esta teoría científica, sí que está recogida no sólo en las religiones que postulan por el pecado, (aunque no les interesa publicitarlo), sino también, por todas aquellas que no lo contemplan. Ni el más mínimo pensamiento queda fuera de esta ley, hemos de recordar que el pensamiento es energía.
Es esta cadena de acciones y reacciones, de caer en el error, levantarse, rectificarlo y aprender, la que nos ata a la rueda de nacer y morir, una y otra vez. ¿Hasta cuándo?, pues hasta que nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros pensamientos, sean sólo impulsados por el Amor, pero sin deseos, sin apegos, sin esperar nada a cambio, ni recompensas, ni felicitaciones.
Si Dios es Amor, y nos ama sobre todas las cosas, no puede más que desear para nosotros el bien, y si los que se califican como sus representantes no vibran en su misma sintonía, es posible que sean unos farsantes. Sus auténticos representantes deberían amar sobre todas las cosas y desear únicamente el bienestar físico, mental, emocional y espiritual, de todos, no sólo de los que siguen sus normas; y en vez de perder su tiempo atemorizando, a todo lo que se mueve, con horrores eternos si no hacen lo que ellos predican, podrían dedicar su vida a enseñar a amar y a servir a todos, que es la auténtica y verdadera enseñanza de los Grandes Seres de los que se proclaman sus representantes.
Las religiones actuales, han tenido, sin duda, un papel importante en el devenir de la humanidad mientras esta estaba dormida, pero una parte de esa humanidad, aunque aun no muy representativa todavía, está entreabriendo los ojos a una nueva realidad. Estamos en el inicio de una nueva era, de una nueva civilización, y las estructuras de poder conocidas, las religiones entre ellas, han quedado obsoletas, necesitamos nuevas estructuras y nueva religión. No nuevas religiones, necesitamos sólo una, porque solo hay un Dios, porque todos somos hermanos que caminamos en busca del Padre, necesitamos una religión que vibre en la sintonía de Dios, una religión que se base en el Amor.
¿Qué pasará con las actuales religiones? Pues………. Mucho me temo que, más tarde o más temprano, no les va a queda más remedio que desaparecer, ya que  cuando los seres humanos vayan despertando y sean conscientes del gran engaño que los hombres han montado alrededor de la vida de los Grandes Seres aprovechando su sueño, se separarán de las religiones, dejando a estas sin seguidores y sin razón para su existencia.
Esa nueva religión es la religión del Amor.
(Continuará)
Capítulo II parte 1 del libro Vivir desde el corazón es más fácil. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

Feliz Navidad




Meditación: Comunicación celestial.

           
          Esta es una meditación de Kundalini-Yoga, enseñada por Yogui Bhajan.
 
          Cuando cantes este mantra identifícate y sintoniza con el significado de sus palabras y sus gestos.
 
            Al identificarte con estas cualidades te limpiarás de lo superfluo y conectarás directamente con la esencia de tu Ser.
 
 
 
      

  Postura:
· Siéntate en postura fácil con la espalda recta. 
  Mudra:
· Haz los movimientos de la figura, que también puedes ver en el vídeo, donde también tienes la música.
  Ojos:
· Cerrados. 
  Mantra:
· Guru Gayatri Mantra.
                                   - Gobinde (sustentador)
                                   - Mukande (liberador)
                                   - Udare (Iluminador)
                                   - Apare (infinito)
                                   - Hariang (destructor o transformador)
                                   - Kariang (creador)
                                   - Nirname (sin nombre)
                                   - Akame (sin deseos) 
  Realización:
· Canta el mantra acompasando con el movimiento de las manos. 
  Tiempo:
. 11 minutos.
 
 






          

martes, 18 de diciembre de 2012

La Era de Acuario (II)


            La constelación de Piscis, está representada por dos peces colocados en oposición, y los grandes acontecimientos de la Era de Piscis tienen relación con el agua. El pez es el símbolo religioso de los cristianos.
Cada una de las constelaciones zodiacales tiene una palabra clave a la que obedecen los pueblos cuando están bajo su regencia. La palabra de Piscis es "yo creo", por eso la civilización europea, obedeciendo a las vibraciones de su constelación, se estableció sobre bases religiosas, o sea, el poder papal y el dogma de la fe.
Cada era está representada también por un chakra. En el caso de Piscis, es el chakra solar. El chakra solar es el centro del poder, de las emociones, de la voluntad. Este centro puede acoger las fuerzas de la naturaleza inferior o la voluntad del alma superior. Cuando la voluntad inferior del ser humano, se ajusta con la voluntad del alma superior, es cuando la persona entra en el verdadero sendero espiritual.
Mantener fuera de control este chakra hace que las emociones se desboquen. Una de las principales características de este signo es su profunda emotividad y, también, la búsqueda de sabiduría. Por tal motivo, la humanidad perteneciente a la Era de Piscis buscó la manera de llegar al conocimiento través de la actividad espiritual formal (las grandes religiones monoteístas, el acentuado misticismo de la Edad Media) y la ciencia (el Renacimiento, el Siglo de Oro, la Revolución Industrial), pero ciertamente no logró manejar adecuadamente sus emociones y, por ello, muchas circunstancias escaparon a su discernimiento.
De esta manera, la Era de Piscis, que se inició con el amoroso apostolado de Cristo, desembocó en la intolerancia de la Inquisición, continuó con el severo deterioro del medio ambiente que causaron los excesos de nuestra tecnología y finalizó con sendas guerras mundiales.
El hombre de la Era de Piscis fue un individuo que intentó por todos los medios plasmar sus sentimientos, y si bien fue capaz de los actos más altruistas también causó graves desastres. Como sentimental, vivió en un mundo donde prevalecieron las desbordadas emociones del cuerpo sobre el equilibrio espiritual del alma. Adquirió enormes cantidades de conocimiento… ¡pero no supo manejarlas!
La civilización de Piscis ha presentado sus características definidas y distintas a las de las otras civilizaciones, y coincidirá el fin de esta civilización con un cambio total de las costumbres y las creencias.
Se termina el mundo de Piscis y comienza el mundo del Acuario, con una nueva estructura, una época de transición. Se derrumba una civilización y se levanta una Nueva Era y todo sufrirá una transformación, una evolución: la política, la ciencia, la religión, el arte, la filosofía, la moral, en fin, todo será transformado.
Desde el punto de vista filosófico; el mundo está entrando en una época de sapiencia y saliendo de una época de creencia, ya que la palabra clave de la constelación de Acuario es "yo sé". Sólo hay que observar que lo que está presenciando el hombre de hoy en materia de ciencia es algo asombroso, sin precedentes en la historia. Esto, a no dudarlo, está trayendo un despertar en la humanidad en todos los aspectos del pensamiento. La ciencia está comprobando hoy la verdad de postulados filosóficos antiguos que son base de los conocimientos actuales, por ejemplo: la ciencia está comprobando el principio hermético que dice "todo es vibración, nada está en reposo". Einstein, al presentar la teoría de la relatividad, no ha hecho sino afirmar el principio hermético que dice: "los planos se corresponden, todo es relativo"; "como es arriba, es abajo".
Por un lado se celebran los grandes avances científicos, tecnológicos, sanitarios, políticos y sociales, y por otro lado asistimos a un deterioro sin precedentes del medio ambiente, a un incremento y sofisticación del poder destructivo de la industria armamentística y a la profundización de las desigualdades en la distribución de la riqueza. Las antiguas convicciones morales y religiosas han entrado en crisis en grandes capas de la población que, desorientadas, buscan una alternativa. Se ha mezclado así el temor al desplome de la civilización tal como la hemos conocido hasta ahora con el deseo del advenimiento de un tiempo nuevo, una era de luz, de justicia, de colaboración, de concordia, de libertad, de belleza, de limpieza de sentimientos, de respeto por el medio ambiente, en suma, un nuevo paraíso terrenal.
En esta forma estamos viendo que la humanidad actual está despertando a un profundo conocimiento de la llamada Verdad.
La auténtica evolución humana consiste en el desarrollo de las facultades físicas, mentales y morales, de acuerdo a una moral universal.
Con este desarrollo que será alcanzado por la raza del futuro, el hombre nuevo estudiará todas las ciencias con miras elevadas y no especulativas; estudiará la verdadera expresión del arte; practicará el amor universal, tratará de ser sabio y útil; sano de cuerpo y de espíritu, en vez de aspirar a ser solamente poderoso; su conocimiento de Dios no tendrá fronteras; su sentido religioso se basará en ser uno con el Universo, y sabrá asistir en todo momento al sublime ceremonial que nos ofrece la madre naturaleza.
La Era de Acuario es un umbral para el ser humano que sirve a sus semejantes.
En los principios de Acuario, el pensamiento ha penetrado en el interior del individuo, instaurando en él la ley del corazón y atenuando la ley meramente sentimental que hasta ahora había regido sus actos. Al llegar a Acuario, estamos más cerca de la armonía psíquica y espiritual… ¡pero aún falta mucho trabajo!
En ninguna Era precedente, el conocimiento se ha democratizado tanto y en tan poco tiempo como en este principio de Acuario. El fenómeno de internet, la mundialización de las comunicaciones y los negocios, revelan un creciente e indetenible proceso de interconexión planetaria.
En los tiempos que corren, todas las culturas se mezclan; las disciplinas científicas y humanísticas se acercan; el saber mágico y el saber tecnológico se funden en armonioso mestizaje; y las religiones y credos espirituales empiezan a ver más sus similitudes que sus diferencias.
Podríamos describir la figura del Hombre de Acuario con estas palabras del maestro Jesús: "El que quiera ser grande entre ustedes, sea servidor de los demás; el que quiera ser el primero, hágase servidor de todos, igual que yo. No he venido a que me sirvan, sino para servir" (Mateo, 10:16). Son una especie de avanzadilla de la Era de Acuario, tantos filántropos, tantos voluntarios, gente que ayuda de manera totalmente desinteresada a sus semejantes.
De esta manera, los seres de Acuario, integradores y poseedores de conocimiento, son además, hombres y mujeres de servicio, capaces de asistir a sus semejantes y manejar inteligentemente sus emociones, como el agua que fluye y es capaz de adaptarse a cualquier espacio.
            El chakra que regirá la Era de Acuario es el chakra cordial, el chakra del corazón.
La expresión del centro cardíaco en el nivel emocional se traduce en comprensión, solidaridad y una búsqueda de armonía en la vida. Existe una menor preocupación por los asuntos personales para ocuparse con mayor interés por lo comunitario. Corresponden a este chakra las virtudes de la compasión, la misericordia, al amor, el dar y el compartir.
Hasta ahora hemos vivido en los tres primeros chakras. Los tres primeros chakras son animales, los tres últimos son divinos, y entre los dos grupos está el cuarto, Anahata: el chakra del corazón, la flor de loto del corazón, el chakra del amor. Este es el puente. El amor es el puente entre lo animal y lo divino.
Por debajo del corazón el ser humano es un animal; por encima del corazón se vuelve divino. El verdadero ser humano es el hombre que puede sentir, que puede amar, que puede rezar, llorar, reír, que puede compartir, que puede sentir compasión.
La Era de Acuario traerá consigo una edad de hermanamiento universal arraigada en la razón, donde será posible solucionar los problemas sociales de una forma justa y equitativa, y con mayores oportunidades para la mejora intelectual y espiritual, ya que Acuario es un signo científico e intelectual y el planeta que lo rige, Urano, está asociado con la intuición (el sentimiento de lo irracional por encima de la razón) y las percepciones directas del corazón.
La Era de Acuario marcará un cambio en la conciencia del ser humano, que ya estaría empezando a notarse y que llevaría asociado un tiempo de prosperidad, abundancia y paz.

sábado, 15 de diciembre de 2012

La Era de Acuario (I)


          La primera vez que escuché hablar, hace ya algunos años, sobre la Era de Acuario, no entendí nada. Aunque la falta de entendimiento, no era otra cosa que ignorancia. En mi ignorancia, llegué a creer que el eje de la Tierra se desplazaba, de tal manera, que lo que hoy es el Polo Norte, llegaría en su movimiento a colocarse en lo que es el ecuador, y siguiendo su recorrido se convertiría en el Polo Sur. Lógicamente pensaba que eso sería una hecatombe, que sería, sin lugar a dudas, la destrucción de la civilización actual. Y aun, cabalgando en mi ignorancia, trataba de encontrar una razón con un poco de lógica: ¿Sería producto del maltrato con el que la humanidad trata a la Tierra?, o ya, fuera de toda lógica, ¿Sería un castigo divino?
            ¡Que inocente es la ignorancia!, aunque por fin tuve un poco de lucidez, y decidí buscar información. En libros de astronomía, encontré toda la información que necesitaba y más. Resulta que la Tierra no tiene únicamente dos movimientos, sino que son tres: La conocida rotación sobre sí misma, de 24 horas de duración, que da lugar al día y a la noche. La órbita alrededor del Sol, con una duración de 365 días. Y un tercer movimiento que es el cambio de orientación del eje de la Tierra, algo parecido al giro de una peonza, con una duración de 27.000 años.
            Esto ya tenía lógica, pero a lo que no le encontraba lógica, y sigo sin encontrarla, es tratar de asegurar que el cambio de Era se producía en una fecha determinada. Científicos, místicos, intelectuales, eruditos, y el calendario maya, daban fechas dispares sobre el cambio de Era; fechas que van desde 1915 hasta 2340.
            Lo que sí es claro, es que si el paso de la noche al día no ocurre en un instante, sino que va clareando paulatinamente; y lo mismo ocurre en el cambio de estaciones, ¿Cómo un cambio de eje, en el que de una Era a otra han de transcurrir más de 2000 años, va a darse en un día determinado?, es imposible, la transición entre una Era y otra ha de ocurrir en años, muchos años; por lo que establecer una fecha concreta como el 21 de Diciembre del año 2012, más bien parece una majadería. Aunque se puede aceptar como fecha simbólica, de la misma manera que aceptamos el 24 de Diciembre de cada año como el día del nacimiento de Jesús.
            Está bien que se reúnan grupos para meditar y realizar ofrendas a la Tierra, la energía que se mueve en una meditación grupal, se incrementa de manera exponencial. Pero reunirse porque ese día cambia la Era, para evitar ¿desastres?, parece un poco de locos.
            He tratado de resumir a continuación la información que fui consiguiendo para tratar de disminuir un poco mi ignorancia.
En astronomía, existe un cambio lento y gradual de la orientación del eje de rotación de la Tierra. A este fenómeno se denomina precesión de los equinoccios. Este eje, conocido como Eje Polar o Eje del Mundo, se desplaza en el espacio, describiendo un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 26.000 años aproximadamente. Este periodo es conocido como año platónico o año sideral.
El movimiento de precesión ocurre por dos factores:
a) La figura de la Tierra: La forma de la Tierra no es totalmente esférica, sino más bien un esferoide de revolución, conocido con el nombre de geoide. De esta manera, las masas hacia el Ecuador del planeta son mayores que hacia los Polos.
b) Las fuerzas combinadas de atracción gravitatoria del Sol y la Luna, atentan contra la estabilidad del eje polar terrestre.
            Si no existiera el achatamiento y la Tierra fuese esférica, la atracción del Sol no produciría un momento de fuerza sobre la Tierra y no habría modificación en la dirección del eje terrestre.
            En su movimiento, el eje de la Tierra se va orientando hacia determinadas constelaciones, es decir, que va recorriendo el eje por lo que conocemos como los signos del Zodiaco. Considerando que son 26.000 años el tiempo que tarda el eje en recorrer una circunferencia completa, si lo dividimos por las 12 constelaciones zodiacales, tenemos que en cada constelación, el eje permanece aproximadamente 2.100 años. A ese tiempo se le denomina Era.
            Con anterioridad a nuestra famosa Era de Acuario podemos mencionar:
-          Era de Libra, entre los años 14.000 y 12.000 antes de Cristo.
-          Era de Virgo, entre los años 12.000 y 10.000 antes de Cristo.
-          Era de Leo, entre los años 10.000 y 8.000 antes de Cristo.
-          Era de Cáncer, entre los años 8.000 y 6.000 antes de Cristo.
-          Era de Géminis, entre los años 6.000 y 4.000 antes de Cristo.
-          Era de Tauro, entre los años 4.000 y 2.000 antes de Cristo.
-          Era de Aries, entre los años 2.000 y el nacimiento de Cristo.
-          Era de Piscis, entre el nacimiento de Cristo y los años 2.000.
-          Era de Acuario, entre los años 2.000 y 4.000 después de Cristo.
Cada era se ha desarrollado con las características típicas de cada signo.
Si bien no existe registro histórico, es de suponer que en la Era de Libra puede haber existido una humanidad con conciencia de la belleza, justicia, armonía y ecuanimidad. Un total refinamiento. Aunque la historia no lo recuerda, esto si ha quedado registrado a nivel etérico en los denominados Registros Akhásicos y en el cuerpo de la humanidad como la memoria de la Raza. Libra es el Signo del Centro, refleja la justicia, la verdad y el amor.
En la Era de Virgo, existieron la Atlántida y Lemuria. Fue un período de perfeccionamiento tecnológico. Virgo es un signo de tierra, pragmático, eficiente, perfeccionista. Pero la polarización en esta cualidad implicó la separación del aspecto  espiritual. Desde un punto de vista energético, Virgo está preso dentro de las formas. Para salir de allí debe transformarse en otra cosa. Y de hecho para convertirse en otra cosa, esa forma debe morir. Esta fue la experiencia de la humanidad que en este período llegó a la autodestrucción, por lo que parece que se tuvo que comenzar nuevamente desde el principio, desde una nueva prehistoria.
La Era de Leo, fue la época del hombre primitivo. Leo es el estadio energético del niño que con dos o tres años se está descubriendo. Está explorando sus posibilidades, su identidad. Conociendo el nuevo mundo más allá de su madre y lo inmediato. Comienza a desarrollar su fuerza y su voluntad. La humanidad de esta época fue egocéntrica e infantil. Período nómada en el que sobrevivir era el único objetivo. Desconectado del sentido de Humanidad, propio de su polaridad acuariana, lentamente fue despertando hacia Cáncer.
En la Era de Cáncer, se dieron los primeros asentamientos sedentarios. Cáncer proporcionó el sentido de familia, clan, protección. Aparecen los primeros pueblos y núcleos con identificación grupal. Faltó en cambio la conciencia social y sentido de propósito ulterior, ambición y responsabilidad humanitaria, propio de capricornio, su polaridad.
En la Era de Géminis, se dio el máximo desarrollo de grandes conocimientos arquitectónicos, astrológicos y culturales en general que surgen en Mesopotamia, Egipto y Oriente. Géminis es la comunicación y también el conocimiento de “la otra parte”, de las sombras.
La Era de Tauro, o el Amor por la madre Tierra. Tauro conoce las formas dentro de la materia. Su lugar es la Tierra, la ama, la disfruta, la posee. Conoce sus misterios y sus recursos y le rinde honor. Pero falta la profundidad, compromiso, pasión y búsqueda de la verdad.
Aries, es un signo regido por el fuego. Esta casa zodiacal abre la puerta de la comunicación de las fuerzas cósmicas que, una vez liberadas, fluyen con todo su poder vivificante hacia el hombre. Es a través de Aries que el mandato divino entra en el hombre. Sin embargo, el ser humano que prosperó en aquella época aún no estaba consciente de esta gran potencialidad. Por ello, los hijos e hijas de la Era de Aries fueron grandes hombres y mujeres de acción, más dotados para la lanza y la hazaña que para la meditación y la plegaria.
La energía simbolizada en Aries resulta esencial en toda empresa que se inicia, porque aporta a ella su inquebrantable entusiasmo, su confianza en el resultado final, su formidable voluntad de triunfo. Aries fue la Era de la Acción Heroica, donde se construyeron algunos de los más grandes imperios guerreros de la historia, como los de Alejandro Magno, de Rómulo y Remo y de Darío en Persia.
Capitulo 1 (1ª parte) del libro "Vivir desde el corazón es más facil".

domingo, 9 de diciembre de 2012

Vivir desde el corazón es más facil (Prólogo)


Este es el prólogo de un nuevo libro, (Vivir desde el corazón es más fácil), que editará la Fundación Elial, pero que comienza su andadura en el blog.
            Según estén preparados los capítulos, o partes de estos, iremos colgándolos.
            En una de las páginas laterales, (Libro: Vivir desde el corazón es más fácil), se irá añadiendo cada capítulo, con lo que el libro aparecerá en su totalidad.
          Trabajar en un centro de sanación, donde todas las terapias se realizan de manera gratuita, hace que acudan al centro un gran número de personas, lo cual abre un abanico de posibilidades increíble, para conocer realmente el estado emocional de las personas, para conocer como condiciona la sociedad en la salud de sus miembros, y sobre todo, para conocer la escasa voluntad de los seres humanos para trabajar en su propia recuperación.
            Estamos acostumbrados a intentar curarlo todo con pastillas, pero aun no se han inventado las píldoras que sanen el miedo, o la rabia, o la falta de amor, que son los verdaderos orígenes de muchas de las enfermedades que se intentan sanar con pastillas. Pero la auténtica causa del problema, no se va a sanar con ningún método que no suponga la introspección en nuestro propio interior, para encontrar, de manera honesta, la verdadera razón del mal que nos aqueja, y trabajar después, con voluntad, en nuestra propia sanación.

            Cada persona que acude por la consulta viene con los  mismos síntomas que traía consigo la persona de la visita anterior, y son los mismos que traerá la siguiente persona: Infelicidad, ansiedad, miedo, estrés, tristeza, sensación de soledad.  En casos más extremos, todas esas emociones desbocadas ya han hecho mella en el cuerpo físico, siempre atacando en las partes más débiles de este.
            Cuando el mal ya se ha apoderado del cuerpo, cuando existe un dolor o una molestia física, la persona es más consciente y más constante, y es capaz de seguir con más interés las indicaciones del terapeuta, siempre, tanto más, cuanto mayor es el mal en el cuerpo. Pero, si de momento, el problema solamente es emocional, tienen más tendencia a no seguir con la terapia, y mucho menos a seguir las indicaciones para que el problema remita.
            No les parece importante la infelicidad o la ansiedad, y con un poco de suerte, a lo mejor, pasa algo a mitad de semana, que hace que el ánimo se eleve un poquito, y ya está bien, para que perder el tiempo en meditar, en observarse o en ser honesto con uno mismo, para ver qué es lo que realmente existe en el interior. Pueden estar  meses y hasta años, lamentándose del sufrimiento, arrojando sobre los demás su dolor, siendo incapaces de bucear, un cuarto de hora cada día en su interior, para descubrir la causa de su verdadero sufrimiento y poder así ponerle remedio.
            Siempre he pensado, que sería fabuloso si se pudiera abrir el cerebro de las personas, y se pudiera introducir en su interior una especie de memoria que indicara a la persona que pensamientos son los que la hacen sufrir y ser infeliz, y cuales la pueden ayudar a alcanzar eso que busca desesperadamente, la felicidad. Pero, de momento, eso no es posible.
            Se que leer no sirve de mucho, porque son muchas las personas que leen con avidez un libro tras otro, sin que jamás pongan en práctica nada de lo leído, pero siento la necesidad de intentarlo. Por un libro más, tampoco pasa nada.
            En las redes sociales corren pensamientos deliciosos, y leía uno que decía: “Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, es fácil. Lo difícil es criar al hijo, regar el árbol y que alguien lea el libro”. En el caso del libro, no es tan fácil escribirlo, aunque si se consigue, una vez editado, si una sola persona puede sacar algún provecho, en mi caso, me doy por satisfecho. Y si nadie obtuviera de él ni un solo beneficio, bueno, también está bien, ya que en el proceso de escribirlo, entro en contacto con la parte más íntima que hay en mí, y yo, al menos, si estoy sacando un beneficio. El beneficio de recordar que no soy el cuerpo que está delante de la computadora, que soy algo mucho más grande y con mucho más poder de lo que el conjunto de la sociedad está haciéndome creer desde que tengo uso de razón.
            Ya he pasado por las fases, en las que he tenido que escuchar que soy raro, que soy un loco o que me han sorbido el seso. Ya hace bastante tiempo que no me importa, en absoluto, lo que los demás puedan pensar de mí. Hace mucho tiempo también, que no existen para mí los compromisos sociales. Hace mucho tiempo, que mi único trabajo es la búsqueda de la felicidad, de mi felicidad.
No hace mucho escribía en el blog, donde irán apareciendo los capítulos de este libro: “Soy feliz en mi trabajo, pero no por mi trabajo. Soy feliz con mi esposa, pero no por mi esposa. Soy feliz con mi vida, pero no por mi vida”. Sencillamente soy feliz. Felicidad que ya he encontrado dentro de mí, no sé en qué medida, porque supongo que en la felicidad como casi todo en la vida, debe de haber grados. Supongo que una vez conseguida la felicidad plena, ya no será necesario seguir dentro de un cuerpo, porque la felicidad plena supone vivir el Amor, supone sentir la conexión con todo lo creado, supone haber integrado en el cuerpo físico la grandeza de nuestra divinidad.
Voy a dejar dentro de este libro los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos y las reflexiones que van llegando a mí en cada meditación, y las enseñanzas que en cada circunstancia de la vida voy asumiendo. En suma, mi desaprendizaje de aquello que me enseñó la sociedad y el aprendizaje asumido durante la vida. Todo aderezado con algún ejercicio y meditaciones, que pueden servir para el desanclaje de la sociedad y la unión con la propia alma.