El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 21 de noviembre de 2012

No tema la soledad


No tema la soledad.
El alma que no puede sostenerse sola,
nada tiene que dar.
Alice A. Bailey 

            Solamente hablamos de una muerte, sólo conocemos una muerte, solo tememos una muerte: La muerte del cuerpo. Sin embargo, la muerte es un proceso en tres etapas. Tres etapas en las que nos vamos desprendiendo, una tras otra de tres de nuestras vestimentas: el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental inferior.
            Este proceso, tiene una duración indeterminada, en función de la evolución de la persona. Si la persona tiene un estado de evolución medio, en la que se la supone familiarizada con los distintos cuerpos de que está formada, además del cuerpo físico, el proceso puede ser relativamente corto. Podrían ser horas después de dejar el cuerpo físico. El proceso, sin embargo, podría alargarse años, (en la medida del tiempo terrestre), si la persona no tiene ningún conocimiento de su cuerpo astral y de los factores que intervienen en la descomposición de ese cuerpo astral, como puede ser el elemental de vida.
            Pero se tarden horas o años, el final siempre es el mismo. Cuando el ser humano se ha desprendido de sus cuerpos físico, astral y mental, se recoge “en soledad” en el plano causal, para descansar de la vida recién abandonada, y prepararse para la siguiente encarnación.
            Ese tiempo de descanso en el plano causal, se realiza en solitario, recogido el ser en sí mismo.
            No es esta una reflexión sobre la muerte, sino sobre la soledad, pero no de la soledad del mundo de la materia, esa soledad que deriva del rechazo a los demás debido a la inmadurez del carácter, o la soledad del ser retraído.  No, la reflexión de esta soledad, es una especie de entrenamiento para la soledad que adviene con el abandono del mundo físico, es la soledad espiritual.
            No se trata de abandonar a la familia, ni a los amigos. No se trata de recluirse en una gruta, o en un monasterio, apartado del mundo. Se trata de abandonar la vida de concentración en el plano físico, se trata de empezar a identificarse con la propia esencia, se trata de comenzar a vivir desde el alma, se trata de vivir el mundo interior, se trata del desapego, se trata de cambiar los “valores” y las “responsabilidades”, se trata de vivir fuera del paraguas del condicionamiento social y masivo que nos cubre a todos.
Es posible vivir de esa manera, a pesar de las limitaciones físicas, del ruido y de los compromisos sociales. Sólo hay que dejar de pensar en uno mismo, y pensar y actuar para los demás, sólo hay que sentirse libre de deseos, sólo hay que sentir la conexión con todo lo creado, sólo hay que amar.
Una buena manera de actuar, hasta que esa soledad espiritual haya arraigado en nosotros en actuar “como si….”, es decir, hacer ese trabajo de manera consciente, hasta que sea un hábito integrado y surja de manera espontánea.

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