El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 29 de julio de 2012

Si no hay ofensa, no es necesario el perdón


               
Hay una cita de la Madre Teresa de Calcuta que dice: El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.

¿Por qué tenemos que perdonar? La respuesta es bien sencilla: Porque nos hemos sentido ofendidos, porque nos han despreciado o humillado, bien sea con palabras, bien sea con acciones, o sencillamente porque no se han cumplido nuestras expectativas.     

            Parece claro, también, que la ofensa consigue que nuestra paz interior, si es que alguna vez hemos gozado de ella, se esfume como el humo, envuelta en el rencor generado por la ofensa. Y mientras el ofendido rememora una y otra vez la ofensa, alimentando su rencor, destrozando su cuerpo energético con el veneno generado por  sus pensamientos, el ofensor parece seguir disfrutando de su paz interior, sin sufrir el más mínimo desajuste emocional.
            Antes de seguir leyendo, medita un poco sobre esto: El que ofende se queda tan feliz, y el ofendido sufre estresado las consecuencias de la ofensa, que, curiosamente, la ha causado otro.
            Sigue pensando y contéstate a estas preguntas: ¿No te parece demencial, que sufra el que no ha hecho nada?, ¿No te parece ridículo darle vueltas y más vueltas a la ofensa, como si te la estuvieran causando de manera permanente?, ¿Qué pasaría si una vez recibida la ofensa no volvieras a pensar en ella?, y aun mejor, ¿Qué pasaría si lo que ahora consideras como ofensa, ni tan siquiera lo consideraras?
            La ofensa sólo es debida a que se revive una y otra vez, cuando sólo fue realizada en un momento determinado. ¿Por qué rememorar el hecho permanentemente?, ¿Por qué permitir que se desestabilicen las emociones los días o los meses posteriores?
            Sólo se ofenden aquellos que no saben vivir la vida, porque sus vivencias son sus propios pensamientos. Sólo se ofenden los que no saben vivir el presente, porque viven de manera inconsciente. Sólo se ofenden los que viven lejos del amor, su esencia, porque el ruido de su mente les impide sentir el corazón.
            Vive conscientemente, y no será necesario el perdón. Porque vivir conscientemente supone no acumular ofensas, y quien no se ofende no necesita perdonar. Lo que podemos considerar una ofensa, se produce en un momento preciso, pero al no revivir ese momento nunca más, no se mantiene en la mente ningún rencor. Sólo ha sido un episodio más de la vida, posiblemente muy desafortunado para el hipotético ofensor, pero intrascendente para quien lo recibió.

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