El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 28 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (III) ¿Por qué Perú?

           ¿Por qué Perú?

            Nunca he sido clarividente, ni clariaudiente. Sólo he sido y soy sensitivo, Me resulta fácil, o menos difícil, sentir las sensaciones, sentir las emociones, o sentir los problemas físicos de las personas, aunque mi pudor hace que esas sensaciones permanezcan en mí, y sólo las utilice en el trato con la persona, para tratar de aliviar su dolor sea del tipo que sea.
            Muchas personas, cuando inician el camino interior buscan, algunas casi con desesperación, una guía, una luz, una palabra, una imagen, que les indique que están en el buen camino e incluso que están aumentando su poder personal. También yo tenía ese deseo, incluso cuando me encontraba con alguna persona con esa peculiaridad, me preguntaba: ¿qué merito habría hecho para tener esa facilidad? Así fue hasta que comprendí que cada persona dispone de las herramientas necesarias para el trabajo que ha de realizar. ¿Para qué necesita un panadero una máquina de coser?, o un pintor ¿Para qué necesitaría un tractor? También entendí que cada vida sólo es una continuación de la anterior, y que poderes obtenidos en otras vidas, los traemos a la actual, caso de ser necesarios.
            No quiere eso decir que según vamos avanzando en nuestro camino interior y recordando conocimientos, no aparezca alguno de esos otros “poderes” no necesarios. Pero llegan cuando el carácter ha madurado lo suficiente, llegan cuando no se va a hacer ostentación de ellos.
            Tampoco soy adivino, ni brujo, ni maestro, ni gurú. Si tuviera que definirme, me catalogaría como un buscador, buscador de la Verdad, buscador de la felicidad. Como buscador de la Verdad, en un principio pensaba que nunca iba a encontrar esa Verdad encarnado en un cuerpo, y mi mayor deseo, era dejar el cuerpo, para ver que había al otro lado. Hoy ya sé que posiblemente no vaya a encontrar toda la Verdad, ya que entre otras cosas no creo que esté preparado para “toda la Verdad”, sería como tratar de enseñar algebra a un niño de dos años; pero si podré encontrar la parte de Verdad para la que estoy preparado. Por eso, ya no quiero irme, quiero seguir aquí por una temporada.
            Como buscador de la felicidad, he triunfado, ¡soy feliz de manera permanente!, y sabiendo lo que hay que hacer para conseguirlo, me he prometido a mi mismo tratar de enseñar el camino a tantos y tantos sufridores que comparten mi vida.
            Antes de seguir, tengo que decir que en mis meditaciones trato de buscar el vacío, y cualquier señal que me aparte de ese vacío es desechado por mí de inmediato: luces, colores, figuras, o cualquier otra cosa, creo que son proyecciones de mi mente, y por lo tanto desechadas.
            Ante esta perspectiva de ciego, sordo y descreído, si Algo o Alguien quiere contactar conmigo, tiene que hacerlo con total claridad y hacer que mi sensación sea muy potente. Eso pasó en una  meditación, allá por el mes de Marzo del pasado año: Me encontraba en lo más profundo de mi meditación cuando sobre mi cabeza vi la figura, o mejor media figura, de un indio, del que no sabría decir su procedencia, y escuche en mi mente: “Te estamos esperando maestro”. De inmediato volví a mi respiración desechando la imagen. La misma imagen y las mismas palabras volvieron a aparecer en dos ocasiones más, en el intervalo de una semana. Aquello parecía algo más que una proyección de mi mente.
             En esas fechas estaba leyendo un libro de Drunvalo Melchizedek: “La serpiente de luz”, en el que se relata el desplazamiento de la energía Kundalini de la Tierra, desde la India y el Tibet, donde había permanecido los últimos doce mil años, hasta los Andes, en una zona comprendida entre el norte de Chile y el sur de Perú y Bolivia. Leyendo el libro, recordé las palabras que un año antes me había dicho un canalizador: “Irás a Perú”. A las palabras del canalizador no le di ninguna importancia, entre otras cosas, porque le había dicho lo mismo al cincuenta por ciento de las personas que le habían consultado. Pero leyendo el libro, recordé esas palabras, y una especie de gusanillo empezó a circular por mi mente: ¿Y si me fuera al Perú?
            Durante una semana el gusanillo siguió campando a sus anchas por mi mente,  hasta que me dije: “Lo dejo todo, me voy al Perú”. El mismo día, en mi meditación, volvió a aparecer el indio, en la misma forma que las veces anteriores, pero sus palabras fueron: “Bienvenido a casa, maestro”. El indio, que no era tal, sino que era un inca, no volvió a aparecer nunca más, pero desde entonces, todo se desarrolló con una rapidez y una facilidad inusitada.
            Y acá estoy, ayer hizo un año, con toda la documentación en regla, con una Asociación legalizada, buscando financiación para poner en marcha una casa de acogida.
            Es un reto precioso, es un proyecto de vida increíble. Ahora ya sólo falta que el inca se aparezca a todos los meditadores que circunvalan su corazón, sin haber entrado en él, y les diga que en Cusco hay un proyecto en marcha para ayudar a vivir a personas que viven en la más absoluta miseria, y que dicho proyecto, necesita financiación.
            Quiero aprovechar para dar las gracias a todos los que si han entrado en su corazón y nos están ayudando, como socios, como colaboradores:  con una aportación puntual, difundiendo el proyecto, repartiendo publicidad, o dándonos su apoyo moral. Aunque es cierto que con el apoyo moral no podemos dar de comer a muchos niños, nos anima a seguir adelante. Gracias a todos. Pero por si te apetece acompañar tu apoyo moral con apoyo económico, debajo tienes el formulario para darte de alta como socio.
                                                            FORMULARIO ALTA SOCIOS 


martes, 24 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (II)

            “Con Dios todo es posible”, es una especie de recopilación de vida, o el diario de un viaje a través de la materia.

Hay infinidad de maneras de aprender, y supongo que cada persona elige aquellas con las que se siente más cómoda. Elegí varios caminos: Yoga, meditación, construcción del carácter, lectura y cursos; y en cada uno de esos caminos el avance era y es, totalmente desigual. Es como si en una carrera, yo fuera el mismo corredor en todas las calles, y por supuesto, en cada calle avanzando a distinta velocidad. Incluso en algunos aspectos parece, a veces, que retrocedo, pero no es así, es el estancamiento el que da la sensación de retroceso, pero cuando se vuelve a entrar en la pista se recupera el último tramo recorrido casi de inmediato.
En algunas filosofías explican que si en la última vida la persona ha llevado una  vida poco acorde con los principios y cualidades del alma, en su próxima vida retrocede, pudiendo incluso encarnarse en algún animal, sobre todo si no ha sido compasivo con ellos y les ha quitado la vida sin necesidad. No creo que sea así, y hay otras filosofías y textos que avalan mi creencia. ¿Cuál es cierta?, no lo sé, pero me apetece mantener mi creencia.
Nuestro paso por el cuerpo es una escuela, primaria, muy primaria, en la que vamos eliminando defectos, trabajando virtudes, y adquiriendo o recordando conocimiento. Todo esas experiencias las necesita y las asimila el alma y es un bagaje permanente e imborrable, lo que implica que en la próxima vida, el alma encarne en un cuerpo y un lugar adecuado, y poder así seguir adelante con su proyecto de vida, su proyecto para conseguir la perfección del alma, y conseguir alcanzar el Amor, que es la única meta de nuestra vida en la Tierra. Parece lógico, por lo tanto, que quien haya ido trabajando en vidas anteriores, y avanzado en su carrera hacia el amor, encarne con todas las condiciones favorables para seguir realizando su trabajo.
En la planificación de la vida no se deja nada al azar, está programada cada meta, cada encuentro, cada interacción. Dicha programación es realizada por los Señores del Karma, que se la presentan al alma que va a encarnar, y esta, la acepta casi siempre. Depende después de la libertad de la persona y de su capacidad de elección, (libre albedrío), el que realice, con aprovechamiento o no, su plan de vida. Y aunque para desgracia nuestra, puede más el “ego” que el alma, siempre realizamos avances, aunque sean pequeños, que nos permiten acercarnos, aunque sea poco a poco, al esperado final de nuestra vida en la materia. Y avanzamos porque una acción de amor tiene diez veces más peso que cualquier acción incorrecta.
Además del primer curso de profesor de yoga, de yoga integral, iba realizando cualquier curso que tuviera relación con la energía y sobre todo con la muerte, mi gran pasión. Tan desconocida y temida por la inmensa mayoría de la gente, a mi me atraía y me atrae por encima de cualquier otra cosa, ¿Cómo será el traspaso al otro lado?, ¿Qué haremos allá?, ¿Cómo sentiremos a los que quedan en el cuerpo?, ¿Cómo nos comunicaremos con ellos?, ¿A qué dedicaremos el tiempo?, ¿Cómo se medirá el tiempo?, ¿Cómo será la vuelta a un nuevo cuerpo?, ¿Cómo será la relación con todos los que han sido nuestra familia en vidas anteriores?, realmente apasionante. No sabemos casi nada de la muerte, y sin embargo, es el único hecho que podemos predecir con absoluta seguridad.
            Más adelante seguiré con el tema de la muerte, quiero ahora seguir con el yoga. Nunca he sido un yogui, en cuanto a la flexibilidad de mi cuerpo, pero como practicante de yoga y estudiante para ser instructor, aprendí a respirar, a relajar el cuerpo y la mente, a entrar dentro de mí, a conocer un poco a las personas sólo por su manera de sentarse en las clases, a hacer un poco más de caso a la intuición, a trabajar con mis pensamientos, a sentir el silencio interior, y sobre todo empecé a oír hablar de la Kundalini.
            Kundalini…., según las primeras enseñanzas que recibí, es una energía que se encuentra dormida en nuestro interior. Nuestro trabajo y nuestro camino de evolución están ligados con la Kundalini, con su despertar y con su recorrido por el cuerpo. Aprendí, entonces, que cuando esta energía se despierta, la persona está en condiciones de terminar su viaje en el cuerpo, podríamos decir que ha llegado al final de su camino en la tierra, al final de su escuela primaria, pero para que esta energía despierte es imprescindible preparar el cuerpo y la mente.
            Poco más que eso fue lo que aprendí, tanto en mi curso de profesor de yoga integral, como más tarde en el curso de profesor de Kundalini Yoga. Y claro, teniendo en cuenta que soy “una mente con patas”, empezaron a surgir preguntas: Si despertar la Kundalini es alcanzar la Iluminación, ¿Cómo puede ser que tantos profesores de yoga o meditadores, por ejemplo, que se supone que trabajan específicamente para despertar la energía Kundalini no la tengan despierta?, ¿Cómo puede ser que además tengan problemas emocionales?, ¿Cómo puede ser que no dediquen su vida totalmente, o en parte, al servicio a los demás?, y muchas, muchísimas preguntas más. Algo debía de fallar, o la enseñanza era incompleta.
            La enseñanza era, efectivamente incompleta. Creo que la enseñanza sobre la Kundalini aun no la he completado, pero si aprendí mucho más sobre ella, y eso gracias a un gran maestro: Master Choa Kok Sui, y a otro maestro, discípulo de Master Choa: Maurizio Parmeggiani. Fue en todos los cursos realizados de Sanación Pránica.
Aprendí que la energía Kundalini es una energía que permanece dormida en la base de la columna, (entre la cuarta y quinta vértebras lumbares, a un pulgar por debajo del ombligo, en la espalda), y se representa como una serpiente enroscada tres veces y media con la cabeza hacia arriba.
Es posible, que algunas de las personas que leáis esto, no hayáis oído hablar nunca de la energía Kundalini y cuál es su función. Pues bien, se conozca o no, esta energía es nuestro más alto potencial, ya que no podemos alcanzar ninguna forma de conciencia más elevada si no trabajamos con la Kundalini.
Ya sabemos que no somos un accidente de la naturaleza, ni el producto de una noche de amor. Somos un alma que sólo tiene un objetivo, volver al seno de la Energía Divina, volver al seno del Padre, volver a nuestra auténtica morada. Pero para eso hemos de conseguir un equilibrio físico, psíquico y espiritual, hemos de conseguir un estado de conciencia mucho más elevado, hemos de conseguir ser amor, amor puro; hemos de conseguir la unión de nuestro cuerpo y nuestra alma, hemos de conseguir la unión de nuestra conciencia con la Conciencia Divina.
La consecución de todos esos objetivos va estrechamente unida con el “despertar de la energía Kundalini”. Ya hay una parte de esa energía circulando por nuestro cuerpo energético, dependiendo de nuestra evolución, de la madurez de nuestro carácter y de nuestro equilibrio emocional.
¿Cómo se puede despertar? Permitirme un símil: Todas las personas tienen los mismos músculos, pero si una persona los trabaja, esos músculos se van desarrollando. Estaban ahí, pero estaban dormidos, realizando el trabajo para el que estaban concebidos, sin más. Con la energía Kundalini, pasa lo mismo, hay una parte pequeña que se usa en determinadas funciones, pero para desarrollarla, hay que trabajarla, hay que despertarla. Para desarrollarla, no es necesario ir al gimnasio. El lugar para desarrollar la energía Kundalini es la vida. Y lo mismo que para desarrollar los músculos se hacen cientos de repeticiones, para despertar la energía Kundalini se han de realizar cientos de repeticiones de actos de compasión, de actos de misericordia, de actos de comprensión, cientos de repeticiones de actos de amor.
Los practicantes de yoga y muchos meditadores, sueñan con el despertar de la Kundalini. ¡Dejar de soñar!, ya la tenéis despierta. Lo que no sabéis es en qué grado. La Kundalini tiene grados de elevación o de despertar: Tiene siete niveles, y cada nivel siete subniveles. Es decir, si cada despertar fuera uniforme, tendría la persona que conseguir cuarenta y nueve subidas de Kundalini para alcanzar su grado máximo. Esto se consigue a lo largo de muchas vidas, y su conquista se ha de repetir en cada encarnación, puesto que los vehículos son nuevos en cada una; pero una vez se ha conseguido dominarlo, las repeticiones son cada vez más fáciles.
La energía Kundalini es una energía muy potente, por lo que además de prepararse psíquica y emocionalmente, es bueno también preparar el cuerpo. Es necesario un cuerpo sano para que la Kundalini, en su ascensión por la columna vertebral energética o canal central, no encuentre bloqueos energéticos debidos a un mal funcionamiento o un maltrato del cuerpo, drogas, tabaco, alcohol, comida insana, exceso de carne, etc. Todo el ser se purifica con la Kundalini, y para que esta energía circule sin peligro, se necesita un cuerpo y una mente fuertes, preparados para superar el cambio que experimenta la conciencia.
Cuando esta energía despierta, empieza a subir chakra a chakra, hasta alcanzar la coronilla. Al atravesar cada chakra produce el despertar de la región correspondiente y cuando la travesía ha concluido se dice que la persona ha alcanzado la iluminación completa.
La Kundalini es el poder latente del alma, no es una experiencia de revelación mística. Es un proceso gradual a través del cual la persona puede ir elevando y transformando su conciencia hasta alcanzar un grado de conciencia superior.
De la misma manera que cuando se empiezan a ejercitar los músculos aparecen agujetas, también pueden aparecer en el despertar de la Kundalini, que en este caso se denomina “síndrome Kundalini”.
¡Es increíble!, todo está ligado entre sí. Para ayudar a despertar la Kundalini es necesario trabajar varios aspectos: El cuerpo, que con la práctica del yoga, para mí, era suficiente, la meditación, una mente serena y tranquila que no juzgue ni critique, una vida correcta en la que el trato hacia los demás sea de igual a igual, una vida en la que los actos de ayuda, de compasión y misericordia no sean la excepción, en definitiva, una vida de amor.
El despertar de la Kundalini va estrechamente unido al crecimiento de la persona como ser espiritual, por lo tanto es imprescindible que la persona alcance un adecuado desarrollo moral, hasta que su voluntad sea bastante fuerte para regularla, y sus pensamientos bastante puros para hacer frente a su despertar sin riesgo. “Crecer” significa fortalecer la voluntad, dejar en la mente los pensamientos puros, tratar a los demás como iguales, desechar los deseos, vivir una vida de amor hacia todo y hacia todos, ser compasivo/a, ser honesto/a, ser generoso/a con los que más lo necesitan.
Es mejor que la Kundalini permanezca dormida, hasta que la persona esté preparada para su despertar. Aunque parezca una tontería hablar de voluntad, moralidad y pensamientos, y unirlos al movimiento de una energía del cuerpo, no lo es, es normal esa unión. El movimiento de la Kundalini es ascendente, desde la base de la columna, hasta alcanzar la coronilla. En su recorrido va limpiando, purificando y fortaleciendo cada uno de los centros energéticos, (chakras), por los que va pasando. Si en alguno de esos centros hay bloqueos, la energía se estanca, provocando distintas reacciones, dependiendo de los centros que se encuentran bloqueados.
Es posible que hayáis oído o leído que la Kundalini es peligrosa. No lo es, siempre y cuando se sigan ciertas normas, como son: Mantener un cuerpo físico puro y sano, y mantener una mente sana y un equilibrio emocional.
Cuidar el cuerpo, llevar una vida honesta, buscar la paz interior y tratar a todos como si fuera uno/a mismo/a. Es la mejor receta para que la energía Kundalini, se manifieste rápida y segura. (Continuará) 

viernes, 20 de enero de 2012

Apunte breve sobre la felicidad

                ¿Cómo puede ser que seamos tantos buscando la felicidad, y tan pocos buscando las preocupaciones y el sufrimiento, y sin embargo, haya muchísima más gente preocupada y sufriendo que gente feliz?, ¿No será que se busca en los lugares inadecuados?, ¿No será que las personas tienen un concepto erróneo de lo que es la felicidad?

             He buscado distintas definiciones de felicidad, y la definición que más se prodiga es la que vincula a la felicidad con la consecución de la meta deseada. Ese es el error, eso no es felicidad, eso sólo es una emoción que difiere en poco de, por ejemplo la depresión, o la ansiedad, o el estrés. En ese estado de falsa felicidad, en el que la persona consigue una meta deseada y perseguida durante tiempo, su estado de ánimo se encuentra en lo alto, en el pico de una onda, mientras que alguien con depresión, se encuentra en lo más bajo, en el valle de la onda. La diferencia estriba en que en la parte superior de la onda, la sensación es de euforia, mientras que en la parte baja se encuentra el dolor y la tristeza.  
            Pero una vez conseguida la meta, no tardará mucho la persona en plantearse una nueva meta, es decir, adiós a la felicidad conseguida, para conseguir una nueva. Eso no es felicidad. La felicidad, la auténtica, se mantiene en el tiempo a pesar de la consecución o no de las metas.
            Por lo tanto debe encontrarse en algún otro lugar, y asociarse a algo que no cambie. La búsqueda actual es similar a intentar comprar pan en una ferretería, eso no es posible, el pan está en la panadería. Si buscando la felicidad en el exterior no se encuentra, habrá que buscar en el interior, cambiemos el punto de mira y no la asociemos con nada.
            No es cierta la teoría de que la felicidad solo se consigue a “ratitos”, esa teoría es de alguien infeliz. La felicidad se mantiene permanentemente en el tiempo, suceda lo que suceda a nuestro alrededor.
Entra dentro de ti, centra la atención en tu silencio interior, que es el lugar origen de todo lo que eres, es el lugar en el que empieza el sueño de la vida, es un lugar de elección donde se materializan los pensamientos de la mente, es la puerta a tu felicidad.
Si no eres feliz, a lo peor es porque no quieres, o porque realmente no sabes lo que es la felicidad, o porque no sabes dónde encontrarla, o porque te gusta sufrir. ¡Es tu elección!

lunes, 16 de enero de 2012

Con Dios todo es posible (I)

            Una persona lee un libro y su vida puede cambiar para siempre. Los lectores asumen para sí las imagines, las palabras o los conceptos del libro, guardando en su memoria pasajes del libro que, a partir de ese momento, les ayudan a ver y a entender la vida de otra manera. Les ayudan a vivir. Les ayudan, por un lado, a evadir la realidad, y por otro lado, a profundizar o a vivir más plenamente la propia realidad.

            Personalmente, tengo una memoria muy selectiva. Los momentos que no tienen ningún significado importante, no se archivan en mi memoria, sólo pasan durante un instante, como una ráfaga de viento, sin quedar archivados en ningún cajón de la memoria. Sin embargo, recuerdo perfectamente los momentos que han marcado de manera positiva mi vida, ya que los momentos negativos, también los olvido de inmediato. Uno de los momentos importantes, ha sido, precisamente, la lectura de un libro. El libro tiene por título “La energía eres tú”, escrito por Erhard F. Freitag.
            Puedo decir, sin ambages, que ese libro cambió mi vida. Es un libro de 350 páginas, que leí, la primera vez de un tirón. Las siguientes lecturas, ya fueron más sosegadas, tomando mi tiempo, no en cada capítulo, sino casi en cada párrafo.
            Hasta el momento de leer ese libro, mi idea de vida, era como la de casi todos los mortales: Buscaba la felicidad, pero esperaba encontrarla en un ascenso en el trabajo, en ganar más dinero, en cambiar el coche, en ir de vacaciones cuanto más lejos mejor, etc., etc., etc. No había oído hablar de energía, salvo en las clases de física, y cuando, alguna vez, muy pocas por cierto, alguien decía que conocía a un “curandero” que curaba con las manos, me reía tanto, que se podía desencajar mi mandíbula, ¿Cómo alguien iba a hacer algo, que personalmente consideraba un “milagro”, porque además, era el método utilizado por Jesús?, ¡Qué tontería!
            Leía el libro, ávidamente, con los ojos como platos, sin acordarme de comer, cenar o dormir, diciéndome a mí mismo, que si lo que estaba leyendo era cierto, el sufrimiento humano podía ser erradicado para siempre. Necesitaba experimentar las enseñanzas de ese libro, que ahora me atrevo a resumir en una frase, una frase archiconocida, ya que es la base de las enseñanzas del Buda: “Somos exactamente lo que pensamos”. Por aquel entonces del Buda también sabía poco.
¿Cómo y dónde podía conseguir más información?, ¿Cómo poner en práctica esas enseñanzas?, ¿Cómo aprender a manejar esa energía?, o ¿Como curar con esa energía que dos días antes sólo causaba en mí hilaridad? Como en el libro se hablaba de meditación en, al menos quince ocasiones, (algo que tampoco sabía lo que era, yo pensaba que era darle vueltas a un problema para encontrar la solución), decidí apuntarme a clases de yoga al día siguiente de finalizado el libro. ¡Tenía que aprender más!, ¡Tenía que experimentar!
            A partir de ese día, descubrí el yoga, descubrí la meditación, descubrí el poder del pensamiento, descubrí la debilidad del corazón adormecido por los deseos, descubrí que no somos cuerpo, descubrí que somos alma, descubrí que Dios Es Todo, que Es Amor, nada que ver con el Dios castigador que proclaman las religiones, descubrí que todos somos hermanos, incluidos abortistas, homosexuales, divorciados, y de izquierdas; descubrí muchas más cosas, y aún hoy sigo descubriendo. Y los cambios fueron llegando a mi vida. Nada radicales, sino paulatinamente. Es hoy, algunos años después, que los cambios se siguen produciendo, y aun espero muchísimos más, ¡estoy tan lejos de algún punto que ni tan siquiera sé cual es!
            El que los cambios llegaran paulatinamente, y no a la velocidad de crucero que a mí me gustaría, sólo era debido a mi capacidad personal para ir transmutando mi energía. Daba entonces, y sigo dando gracias a Dios por la voluntad, porque entre las cosas que descubrí, es que la voluntad es una cualidad imprescindible para todo el trabajo que tenía por delante. La energía, como decía el libro, era lo que yo era, por lo tanto los cambios tenían que pasar forzosamente, por cambiar la energía. Cambiarla, pero ¿de qué a qué?
            Entonces no lo sabía, hoy sí. Hay que cambiar toda la energía en Amor. El orgullo en Amor, el miedo en Amor, la tristeza en Amor, la envidia en Amor, la ira en Amor, todo en Amor. Es un trabajo arduo, pero se puede conseguir, eso sí, paulatinamente, y con voluntad.

            Esto sigue, hay más, mucho más, pero lo colgaré por entregas para no aburriros.

      

martes, 10 de enero de 2012

Plan de vida

            ¿Cuál es tu plan de vida?, ¿Cuáles tus planes, tus deseos, tus anhelos, tus expectativas?, ¿Has pensado en ello?, ¿Puede ser que tu plan de vida sea mantener el trabajo, o conseguir uno porque estás en el paro; aumentar tu cuenta corriente, o sencillamente llegar a fin de mes; o conseguir una pareja, o que tus hijos estudien para que puedan encontrar un trabajo el día de mañana, o ver crecer sanos a tus nietos, o ver como avanzan las obras de tu ciudad, o…..?, ¿Es algo parecido a eso, o hay algo más?

            Piensa en tu plan de vida por un momento, te dejo con una música suave para que lo pienses.

            ¿Ya lo tienes claro?, ¿Es algo de lo que te presentaba anteriormente, o tienes, además de todo lo anterior, algún otro plan?
            Todos los planes anteriores, son muy loables, y algunos muy necesarios, mejor dicho, imprescindibles, para el mantenimiento del cuerpo y para satisfacer los deseos que va presentando la mente. Pero es muy posible que sea necesario “algo más”.
            Es necesario “algo más” porque los planes para el mantenimiento del cuerpo y la satisfacción de la mente, tienen fecha de caducidad, y son válidos mientras dure el cuerpo, pero, y ¿luego?
            Supongo que crees que eres más que un cuerpo, pero si no lo creyeras, imagínate por un momento que es así, que eres un alma confinada en un cuerpo durante un tiempo determinado, el tiempo de caducidad del cuerpo.
            Sigue imaginando que cuando dejas el cuerpo vas a pasar una revisión de tu vida en la materia, para comprobar cuales han sido los logros que has incorporado a lo que realmente eres, el alma. ¿Cuáles serian las respuestas?, ¿Cuáles serian los méritos?: Haber dejado atrás un trabajo, una cuenta corriente, un buen trabajo para tus hijos. Eso que ha valido en el cuerpo, y que puede haber satisfecho a tu mente, tiene poco valor para el alma. A todo ese trabajo le falta “algo”, y para conseguir ese “algo”, no es necesario sentarse horas y horas a meditar como un Buda, (aunque ayuda mucho), ni renunciar a todos los caprichos del cuerpo. Hay que seguir haciendo “casi” lo mismo, pero con la atención puesta en el corazón, para hacer todo aquello que el corazón vaya dictando, y los dictados del corazón son amor.
            No vale querer a los nietos y criticar al vecino, no vale manifestarse por la igualdad y permitir que alguien paso hambre a tu lado, no vale querer ser un “maestro” y maltratar emocionalmente a los que te rodean, no vale mantener el empleo pisando a los compañeros de mesa, no vale querer que los niños sean ingenieros y gritarles por sus notas, no vale ayudar a los que te agradan e ignorar al resto, porque tú opinas que no se lo merecen.
            Si crees que después del tiempo en el cuerpo hay otro tiempo, aunque ahora no sepamos nada de cómo funciona ese otro tiempo, tu plan de vida ha de ser incrementado con “algo más”, ha de estar bañado en amor. Además, si crees que con la muerte del cuerpo se acaba todo, ¿para que luchar por la consecución de tus deseos?, podrías morir mañana.
            Yo antes decía: “A mí me gusta creer que hay otra vida, la vida verdadera, después de la ilusión de la vida en el cuerpo”. Y ahora digo: “Creo que hay otra vida, la vida verdadera, después de la ilusión de la vida en el cuerpo”.
            Por eso a mis planes, he añadido, hace ya algún tiempo, un plan de vida; que no es suplementario de los que parecen normales, sino que es el verdadero plan, el importante, el auténtico, al que le cuelgan como si fueran orlas, el empleo, el dinero, la vida en el cuerpo.
            Se que no estoy equivocado, pero aunque lo estuviera, está mereciendo la pena trabajar por un Plan de Vida que sigue los dictados del corazón, un Plan de Vida en el que trato de vivir el amor un segundo tras otro, no siempre lo consigo, pero el intento es bueno, porque con el puedo decir a voz en grito: “Soy feliz”

domingo, 1 de enero de 2012

Enero

            Enero tendría que ser declarado el mes de las promesas personales incumplidas, de la falta de voluntad o de la falta de respeto y de amor por uno mismo. Al final de cada año nos prometemos a nosotros mismos un sinfín de cosas, pero todas ellas se van diluyendo como el humo al paso de los días y todos los buenos deseos se convierten en papel mojado.

            Recuerdo de mi estancia en Tikum, (Centro de Yoga), que Enero era el mes de mayor número de altas de alumnos, todas ellas producto de promesas y buenos deseos de final de año, y Febrero, el mes de mayor índice de bajas, el cien por cien de ellas, de las altas de Enero.
            La mayoría de los seres humanos tiene muy poca voluntad, pero esa escasa voluntad se convierte en nula cuando llega el momento de cumplir las propias promesas o los propios compromisos. La mente, tan poderosa ella, se encarga de desbaratar todo aquello, que en un arrebato de algo desconocido, posiblemente una  ligera aproximación al alma, lleva a las personas a programar para el año nuevo algo que consideran bueno para ellas.
            Pero no solamente dejan de cumplirse los deseos propios, los buenos deseos de paz y de amor que se desean a los demás, y que embargan a todos en las fiestas navideñas, manifestados con frases hechas que se envían por SMS, por correo postal y que inundan las redes sociales, también desaparecen el dos de Enero, volviendo a aparecer las envidias y las críticas. ¿Serían realmente deseos sinceros de paz, amor y felicidad, o sólo eran la falsa ilusión que embargan a todos en estas fechas? Para que se cumplan los deseos de paz, amor y felicidad, hay que trabajar, ya que no llegan por si solos al resto de la humanidad. Ha de ser cada persona la que tiene que entregar a los demás esa paz, ese amor y esa felicidad, que además, está deseando a todos. Cada persona ha de cambiar y entregar aquello  que desea para los demás. Cada persona que cambie está ayudando a cambiar al mundo. Esa es la única manera de que los buenos deseos de Navidad se cumplan para el resto de los mortales.
Pero este año, todavía estás a tiempo de cumplir tus propios compromisos, hoy es primero de Enero. Siéntate un momento a meditar sobre tus deseos: Primero todos los que has deseado a los demás, y empieza a entregar eso que has deseado, paz, amor, felicidad; primero a los que tienes más cercanos, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos; y después al resto del mundo. Replantéate también tus deseos propios y pon todos los medios a tu alcance para llevarlos a la práctica, a una práctica continuada en el tiempo. Si ves que va a ser imposible cumplirlos, date permiso para rebajarlos, y cúmplelos, contigo y con el resto de la humanidad. Así irás fortaleciendo poco a poco tu voluntad y además habrás cumplido las promesas.
Si no lo haces, ¿Qué se puede esperar de ti? Los fariseos, que Jesús denominaba sepulcros blanqueados, hacían eso, decían una cosa y hacían otra. Eso es una falta de respeto, primero a uno mismo y después a los demás. La falta de respeto a uno mismo, es una prueba irrefutable de falta de amor hacia sí mismo. Y si una persona no es capaz de amarse a sí misma, ¿Cómo va a amar a los demás?
Aun estás a tiempo. Este año si. Este año vas a cumplir tus compromisos y vas a llenar de paz, amor y felicidad a todos los que se lo has deseado. Este año es un buen año para acelerar tu crecimiento, es un buen año para vislumbrar lo que es el amor universal.
¡Feliz año!